ELECCION DEL TEMA- 2
A veces no tenemos muy claro por qué nos inclinamos a coleccionar algo determinado, pues, evidentemente, hay cosas que despiertan nuestra curiosidad e interés y otras no. Parece lógico recomendar al futuro coleccionista que, antes de empezar, estudie un poco las posibilidades que va a tener si se pone a coleccionar algo especial, por ejemplo, si le va a resultar fácil encontrar nuevas piezas; si su adquisición resultará onerosa para sus posibilidades económicas; con qué espacio cuenta para darle cabida, etc. Si después de hacer ese examen decide seguir con lo que había pensado, resulte o no recomendado, esa es la señal de que ha elegido bien, de que esa es la colección que tiene que hacer, pues no le importan los inconvenientes.
Yo no me paré a sopesar nada, así es que no soy un buen ejemplo. Digamos que llegué a las hueveras por casualidad.
En uno de los viajes que hice para visitar a mis padres, después de casada, le dije a mi madre que me iba a llevar una de las cuatro hueveras iguales que tenía en una vitrina.
- ¿Es que no hay hueveras en Barcelona? ¿no te puedes comprar una allí? - me dijo ella, más bien fastidiada.
- Es que me gustan estas - y entonces recibí una inspiración, una justificación para ablandar a mi madre. - Voy a empezar una colección - le solté.
La verdad es que nunca hasta ese momento había prestado la menor atención a ninguna huevera. Pero desde que me percaté de su existencia, justo aquél día, fue un flechazo y supe que, a partir de ese momento, ya no las podría ignorar.
Así fue como empecé la colección, con la de la vitrina de mis padres, que fue la número 1. Y cuando se lo dije a mi suegra, que me hacía más caso del que me merecía, me regaló la número 2, que compró de recuerdo en una visita al Monasterio de Montserrat. Y la número 3 fue otra que le volví a saquear a mi madre, y era de Arcopal, hecha en Francia y comprada en Andorra. Y así sucesivamente, ¡la colección estaba en marcha!
La imaginación de la gente no tiene límites, y repasando algunas de las colecciones que he tenido oportunidad de presentar en este blog PROCOLECCIONISMO, encontramos cosas tan dispares como:
- colección de fotografías encontradas en la basura
- de anillas de paloma mensajera
- cuchillas de afeitar
- etiquetas de queso fundido
- billetes de Banco de África Occidental
- cactus y crasas
- letras de tango
- Exlibris
- cofias de enfermera
Sólo por citar algunas. Y de todas ellas se puede aprender y disfrutar, porque por pequeño e insignificante que sea el objeto elegido para nuestra colección, cada uno lleva una historia detrás, nos habla de una sociedad, de una época, de una técnica, etc.
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