Foto n° 219: Leutershausen (Alemania). M. J. Fuster
Foto n° 220: Rothenburg (Alemania). M. J. Fuster
Foto n° 221: La Habana (Cuba). Amanda Suiti
Foto n° 223: Calais (Francia). M. J. Fuster
mjfuster20@gmail.com
¡Gracias!
Foto n° 219: Leutershausen (Alemania). M. J. Fuster
Foto n° 220: Rothenburg (Alemania). M. J. Fuster
Foto n° 221: La Habana (Cuba). Amanda Suiti
la delicadeza
En Europa se pueden encontrar buenas piezas en algunos anticuarios, aunque, desde luego, más caras que en Oriente, pero si te pones a calcular lo que te ahorras del viaje seguro que la compra resultará más barata... Nosotros, sin tener que hacer números para averiguar ningún precio y gracias a la deferencia de nuestro amigo Luis, hemos tenido el privilegio de poder contemplar desde nuestra propia casa unos preciosos ejemplares de netsuke, que derrochan belleza, humor y ternura.
También se hicieron series humorísticas y otras más formales, en las que el mensaje que se procuraba transmitir era la elegancia y prestigio de los artículos anunciados.
Por lo que respecta a la manera en que Luis guarda las piezas de su colección, nos cuenta que las pone dentro de fundas de plástico y las fundas en un álbum, como se hace con las fotografías. Actualmente tiene más de quinientos ejemplares.
Nosotros esperamos haber absorbido bien todo lo que nos ha explicado Luis Latorre y nos gustaría que su interesante colección dejara huella entre todos los amigos que visitan este blog.
Foto n° 212: Bamberg (Alemania). M. J. Fuster
Foto n° 213: Sevilla. Manuel Angel Lara
Foto n° 214: Zaragoza. Mar Dagnino
Foto n° 215: Ciudad Real. Agustín Jiménez
Foto n° 216: Verdú (Lérida). M. C. Carrera
Foto n° 217: Hirschorn (Alemania). M. J. Fuster
Erase una vez un director de cine, Carl Denham que buscaba una actriz para la película que quería rodar en una isla misteriosa. Casualmente encontró a una joven que acababa de robar una manzana para comer (la crisis no es algo exclusivo de esta época) y que era una actriz de teatro en paro. A cambio de no denunciarla le pidió que le acompañara en un viaje por mar y que ella sería la protagonista de su film.
Para que este relato no dure tanto como una sesión de cine, abreviaremos todo lo posible. Digamos que el jefe de la tribu vió a Ann y pensó inmediatamente en que la chica sería un buen regalo para el verdadero dueño de la isla. Propuso cambiar a la rubia por unas cuantas nativas, pero los compañeros de Ann se negaron y, viendo el panorama, se retiraron discretamente al barco. Por la noche fueron los indígenas y raptaron a la chica (que se los puso muy fácil...).
A la mañana siguiente vuelven los del barco a la isla para rescatarla y la encuentran justamente a punto de ser entregada como ofrenda al monstruo de la isla, Kong, que es un gigantesco gorila.
El guión lo escribió Ruth Rose y James Ashmore Creelman sobre argumento de Edgar Wallace y Merian C. Cooper. Los efectos especiales estuvieron a cargo de Willis O'Brien que, además de algunos documentales, había hecho ya en 1925 el largometraje "El Mundo Perdido", basado en una novela de Sir Arthur Conan Doyle.
Estos efectos especiales fueron parte fundamental del éxito de la película. O'Brien, a falta de los recursos técnicos como los que actualmente se utilizan, desplegó imaginación para hacer creible la historia que se narraba.
Utilizó la técnica del stop-motion o paso a paso, utilizada para aparentar movimiento con objetos estáticos y que consiste en trabajar con unos muñecos articulados hechos en material flexible a los que se les hace una serie de fotos (24 por segundo) con la cámara de cine, mientras se les va cambiando ligeramente su posición, con lo que al pasar las imágenes rápidamente se obtiene la impresión de movimiento.
Se estrenó el 2 de marzo de 1933 en el Radio City Music Hall de Nueva York y se convirtió en un éxito de taquilla en todo el mundo.
La crítica desde el primer momento la valoró positivamente y, pese a algunos fallos de orden técnico, reconoció en King Kong aquellas cualidades que hacen grande una película.
The end