Cofias
y
enfermeras
Angel Martín Artime confiesa que lo suyo era estudiar enfermería, pero por cosas de la vida no pudo hacerlo en su momento. Más tarde ya no se animó a sacarse el título por mucho que le gustaran las materias a estudiar, así es que se quedó, siendo lo que él dice con humor, un ATS amateur.
Pero estamos seguros que no puede sentirse frustrado con una colección tan original como la que tiene, pues colecciona ¿quién puede dudarlo? material de enfermería. En realidad empezó con la colección de cofias de enfermera y, aunque luego fue ampliando el tema, hoy nos ocuparemos sólamente de ellas.
Cuando le hemos preguntado cómo decidió hacer esta colección, Angel nos ha explicado que todo empezó a finales de los años 70. Le llamó mucho la atención la uniformización en la vestimenta de las enfermeras y el control casi militar al que estaban sometidas. La Enfermera Jefe hacía unas inspecciones tan duras, para controlar la labor y hasta el aspecto de las enfermeras, que parecía una disciplina más propia de un ejército que de una institución sanitaria.
Una señora, que era familiar de Angel, le habló del trabajo de las enfermeras que ella conocía bien y le contó anécdotas relacionadas con su mundo laboral, le enseñó el nombre de distintos objetos y sus utilidades y las normas de actuación que antaño se exigían a las enfermeras. Todo esto despertó aún más el interés de Angel y decidió dedicarse a investigar sobre Historia de la Enfermería y Arqueolgía Industrial Sanitaria. Y entre otras cosas, se puso a estudiar el funcionamiento interno de los hospitales, especialmente los antiguos.
Un día su informadora le regaló una cofia muy bonita y almidonada y a partir de entonces esa pieza del uniforme de la enfermera fue su tema estrella. De hecho, a pesar del paso de los años, de las diferentes modas que se han seguido en la indumentaria femenina, de la diferencia de gustos y costumbres de unos países a otros y el hecho de que ya han caído en desuso, hay dos prendas que identifican siempre la iconografía de las enfermeras: las cofias y las capas que llevan sobre sus hombros. No obstante, quizás ésto ya se está perdiendo poco a poco porque, según ha observado Angel, antes, cuando se quería copiar el traje de las enfermeras para vestir muñecas o hacer disfraces, las tres piezas distintivas eran el delantal, la cofia y la capa, pero ahora les cuelgan un fonendo del cuello y ya consideran que están representando a una enfermera.
Volviendo a la primera cofia que tuvo Angel, nos explica que pertenecía a la Seguridad Social de finales de los años 70. Al cabo de unos meses consiguió la segunda cofia, que era una de auxiliar de clínica. Posteriormente tuvo otras también de la Seguridad Social, una de ellas de alumna y "picos de quirófano" y después consiguió una del Hospital General de Asturias, del que dice Angel que nunca ha visto tanta variedad de uniformes como la que allí ha habido, pues ha llegado a contar seis uniformes distintos para casi el mismo trabajo... sin contar limpiadoras de zonas estériles, cocinas, etc.
Respecto a las cofias nos cuenta Angel que la Seguridad Social siempre se ha decantado por modelos muy similares a nivel nacional y de muy simple manejo, pero las clínicas privadas y las antiguas instituciones sanitarias solían hacer llevar sobre sus cabezas a todas sus trabajadoras verdaderas esculturas de tela y almidón. Cada puesto de trabajo femenino tenía su correspondiente modelo de cofia totalmente distinta a la de otro puesto de trabajo, eran un indicativo del rango profesional.
Los orígenes de esta prenda son muy antiguos. Angel nos ha explicado que en el año 580 el Obispo Masona fundó en Mérida (Badajoz) un xenodoquio, primer hospital español del que actualmente se tiene noticias. En él ya se encuentran datos y referencias de la labor de enfermería. En aquellos años las "enfermeras" que tenían que asistir a los enfermos de noche, debían desplazarse por las calles de la ciudad casi sin luz y con mucho peligro, así es que decidieron usar una cofia (así se llamaba entonces a los tocados femeninos) en forma de cono de color blanco y también llevaban una lámpara de aceite en la mano. De ahí que uno de los distintivos de las enfermeras sea la lamparilla de aceite o la vela en un portavelas. Esta referencia nos hace pensar en Florence Nightingale, precursora de la enfermería moderna, a la que se conocía como "Señora de la lámpara", precisamente porque se iluminaba con una de ellas mientras visitaba y cuidaba de los enfermos durante la noche.
Las cofias evocan, de forma simplificada, las tocas que llevaban algunas de las congregaciones religiosas, dedicadas durante siglos al cuidado de los enfermos. Por cierto, hay que señalar que hay muchos escritos dedicados a la labor de religiosos y religiosas en los hospitales de la Edad Media, junto con personal seglar.
Actualmente las cofias han desaparecido por completo y una de las causas de ello es a causa de las infecciones nosocomiales, es decir, las infecciones oportunistas que "viajan" en prendas que no se limpian a diario, como es el caso de las cofias. Las capas también han caído en desuso, pues antes se utilizaban mucho cuando las enfermeras tenían el turno de noche, ya que se las ponían para no pasar frío, ya que eran de fieltro y abrigaban bastante, pero ahora, afortunadamente, ya hay calefacción en todos los hospitales.
La colección la guarda en su casa, en una habitación que usa de despacho. Allí, dentro de un gran armario empotrado puede disponer de casi todo el material. Otros objetos más grandes los tiene expuestos como decoración o bien los utiliza para sus trabajos.
Angel colecciona todo lo relacionado con la enfermería, por lo que dispone desde fotografías antiguas a insignias de hospitales, Cruz Roja o Escuelas A.T.S., material médico y quirúrgico, bibliografía tanto académica como de asuntos que hace 50 años eran de interés, ropas de quirófano, uniformes, en fin, todo lo relacionado con el tema.
Una colección interesante, bonita, original...