color miel
El coleccionista que hoy os presentamos se llama Fernando, es de Burgos y colecciona botellas de cerveza. Nos cuenta que la cerveza le ha gustado siempre, sobre todo en verano porque es muy refrescante. Al principio guardaba las botellas de las cervezas por su aspecto estético, simplemente porque le gustaban y le daba pena tirarlas, pero, casi sin darse cuenta, se encontró que ya estaba coleccionándolas. De eso hace ya unos seis años. A partir de entonces se interesó por marcas extranjeras y se tomó en serio lo de experimentar nuevos sabores y buscar marcas distintas.
El hecho de que Fernando coleccione botellas de cerveza no es algo que debamos interpretar literalmente, pues no está interesado solamente en el recipiente, sino también en el contenido.
Y es que es evidente que para conocer mejor el mundo de la cerveza y las características de cada marca, hay que probar la cerveza. Excepcionalmente, si encuentra alguna botella de cerveza antigua todavía llena, la guarda con su contenido original, pero, como nos ha comentado, lo normal es que tenga las botellas de su colección vacías.
La historia de la cerveza se remonta lejos en el tiempo y su rastro aparece en documentos públicos y privados de todas las culturas. Se empieza la cronología de su existencia con las civilaciones sumeria, allá por el 3.000 a.C. (en este tema de las fechas hay muchas variaciones y se manejan los años, mil arriba mil abajo, con mucha alegría...). De ellos pasó a los babilonios y asirios. Todos la fabricaban a partir de la fermentación de cereales, pero no de cebada, pues no la conocían todavía.
En Egipto, que la hacían a partir del trigo, también fue muy importante su consumo. Pero finalmente fueron los romanos quienes introdujeron la cebada en su fabricación y llevaron esa técnica por el Norte de Europa. Recordemos que la cerveza se elabora, como hemos mencionado, con el trigo y la cebada, pero también con mezclas de otros cereales, como centeno, avena, maíz y arroz.
En Egipto, que la hacían a partir del trigo, también fue muy importante su consumo. Pero finalmente fueron los romanos quienes introdujeron la cebada en su fabricación y llevaron esa técnica por el Norte de Europa. Recordemos que la cerveza se elabora, como hemos mencionado, con el trigo y la cebada, pero también con mezclas de otros cereales, como centeno, avena, maíz y arroz.
A principios de la Edad Media se empezó a utilizar el lúpulo para la fabricación de cerveza. El lúpulo es una planta trepadora que ya se conocía desde muy antiguo y que se había venido usando con otros fines, entre otros, como conservante y medicamento.
Con este nuevo ingrediente, que además de darle el característico sabor amargo tenía poder antiséptico, se comenzó a elaborar la cerveza en el siglo XIV en los monasterios del Norte de Europa. Hasta entonces, se había hecho sólo con agua, cebada malteada y la levadura. Los monjes de los monasterios vendían los excedentes de cerveza que producían para su consumo y se beneficiaban de las exenciones fiscales que disfrutaban, obteniendo con ello muy buenos ingresos. Lo que, por otra parte, significaba una clara y desleal competencia hacia los elaboradores laicos, que no podían competir con ellos.
Con este nuevo ingrediente, que además de darle el característico sabor amargo tenía poder antiséptico, se comenzó a elaborar la cerveza en el siglo XIV en los monasterios del Norte de Europa. Hasta entonces, se había hecho sólo con agua, cebada malteada y la levadura. Los monjes de los monasterios vendían los excedentes de cerveza que producían para su consumo y se beneficiaban de las exenciones fiscales que disfrutaban, obteniendo con ello muy buenos ingresos. Lo que, por otra parte, significaba una clara y desleal competencia hacia los elaboradores laicos, que no podían competir con ellos.
Hay algunas marcas actuales, concretamente en Bélgica, que todavía se producen en aquellos monasterios y están protegidas con la denominación de trapistas (de la órden del Císter).
Para ello tienen que cumplir unos requisitos determinados, como ser elaboradas en un monasterio trapista, que esté supervisada la producción por un monje de esa orden, etc. Encontramos, entre estas marcas, la de Chimay, Nuestra Señora de St. Benoît, Nuestra Señora de Koningshoeven, etc. La denominación abadía se atribuye a elaboraciones artesanales de parecidas características a las trapenses, pero que no reunen todo lo que se exige para obtener esa denominación.
Para ello tienen que cumplir unos requisitos determinados, como ser elaboradas en un monasterio trapista, que esté supervisada la producción por un monje de esa orden, etc. Encontramos, entre estas marcas, la de Chimay, Nuestra Señora de St. Benoît, Nuestra Señora de Koningshoeven, etc. La denominación abadía se atribuye a elaboraciones artesanales de parecidas características a las trapenses, pero que no reunen todo lo que se exige para obtener esa denominación.
En este rápido flash sobre la historia de la cerveza no podemos dejar de mencionar la aportación decisiva que hizo Louis Pasteur, a finales del siglo XIX, al descubrir los microorganismos que originan los distintos tipos de fermentación. Gracias al proceso térmico al que se somete a la cerveza, que recibe el nombre de pasteurización en honor de su descubridor, se eliminan los microorganismos que pueden ser dañinos para las personas.
Se dice que el embotellado de la cerveza en vidrio se inició en Inglaterra, concretamente en Hertfordshire, por un párroco llamado Alexander Newell, hace unos 440 años, aunque se comenzó a envasar la cerveza en recipientes de vidrio transparente para su comercialización a principios del siglo XIX. A partir del momento en que pasó presentarse en botellas, se puso más atención en darle un color y una presencia atractivos.
Habitualmente los envases de cerveza se han venido fabricando en color marrón o verde obscuro, con el fin de preservar el líquido de la acción de la luz. También se ha utilizado el vidrio transparente con determinadas cervezas, cuando se ha querido destacar el color especial de la bebida. En la actualidad, además de los envases clásicos se presentan algunos recubiertos de película plástica y otros siguen utilizando recipientes de cerámica.
Por lo que se refiere al tamaño de las botellas, las medidas más convencionales son las de 300 ml., 330 ó 375 ml, dependiendo de las marcas y países.
Cuando le preguntamos a Fernando cuáles son sus piezas preferidas él distingue entre las que ya tiene y las que son sus principales "objetivos", porque todavía no están en su colección. Entre las predilectas que ya tiene, figuran indiscutiblemente algunas de aquellas con las que empezó a introducirse en este mundo de la cerveza, como una Samuel Smith Imperial Stout, 0 la Duchesse de Bourgogne, entre otras. También valora especialmente algunas que le han regalado amigos y familiares, como la Shake's Beer o la Beninoise, que le trajeron desde Benin.
Entre las que tiene como próximos objetivos (aparte de todas aquellas que no tiene) sería una cerveza cubana que se llama Hatwey, alguna cerveza de Israel y la única cerveza que se hace en Palestina, y todas las cervezas que pueda conseguir de Estados Unidos, donde piensa que se está haciendo un trabajo espectacular en este campo.
Los países que están mejor representados en su colección son: España, Bélgica, Alemania, Inglaterra y USA. Fernando consigue nuevas piezas sobre todo en tiendas online especializadas en cervezas. También en viajes, ya sea propios o ajenos (amigos y familia); intercambiando con otros coleccionistas y bloggers; en grandes superficies y locutorios y ¡donde se puede!
Los países que están mejor representados en su colección son: España, Bélgica, Alemania, Inglaterra y USA. Fernando consigue nuevas piezas sobre todo en tiendas online especializadas en cervezas. También en viajes, ya sea propios o ajenos (amigos y familia); intercambiando con otros coleccionistas y bloggers; en grandes superficies y locutorios y ¡donde se puede!
Lo cierto es que hay más coleccionistas de latas de cerveza que de botellas. Y, parece ser, que la última tendencia es coleccionar botellas monobloque, es decir, aquellas botellas que en vez de ser de cristal son de aluminio. Yo no sé si debe haber coleccionistas, simplemente, de nombres de cerveza, pero sería divertido y curioso, porque abundan los nombres chocantes y un poco extravagantes, desde un "Te Deum" o "Eau bénite" hasta el de "La Mort Subite", "Delirium Tremens", "Delirium Nocturnum", "La fin du Monde", "Bière des sorcieres de Beselare", "Bière des naufrageurs", "Bière du corsaire", etc.
El almacenaje de las piezas de esta colección es un poco complicado, porque ocupan mucho espacio, aunque lo más engorroso es la limpieza, pues de vez en cuando hay que quitarles el polvo a todas las botellas, una a una. Fernando tiene un blog "Coleccionando cerveza" en el que muestra su colección. Allí da muchos datos sobre diversos aspectos relacionados con la cerveza y ofrece su espacio a otros coleccionistas, para que también ellos informen sobre este tema y hablen de sus colecciones. Y es que una cervecita siempre sabe mejor cuando se toma en compañía.
El almacenaje de las piezas de esta colección es un poco complicado, porque ocupan mucho espacio, aunque lo más engorroso es la limpieza, pues de vez en cuando hay que quitarles el polvo a todas las botellas, una a una. Fernando tiene un blog "Coleccionando cerveza" en el que muestra su colección. Allí da muchos datos sobre diversos aspectos relacionados con la cerveza y ofrece su espacio a otros coleccionistas, para que también ellos informen sobre este tema y hablen de sus colecciones. Y es que una cervecita siempre sabe mejor cuando se toma en compañía.