Un PEINE
que no cuesta nada
La frase "ya te enterarás de lo que vale un peine" no va con José Ramón Muñoz, porque no es fácil que él se vaya a enterar de lo que cuesta un peine, ya que se va guardando todos los que ofrecen en los hoteles. Y esos peines de obsequio, concretamente los que ofrecen en establecimientos hoteleros y que casi siempre son publicitarios, son el tema de su colección.
que no cuesta nada
La frase "ya te enterarás de lo que vale un peine" no va con José Ramón Muñoz, porque no es fácil que él se vaya a enterar de lo que cuesta un peine, ya que se va guardando todos los que ofrecen en los hoteles. Y esos peines de obsequio, concretamente los que ofrecen en establecimientos hoteleros y que casi siempre son publicitarios, son el tema de su colección.
El peine es uno de los utensilios más antiguos en la historia de la civilización humana. Como el hombre primitivo se servía de las manos para apartarse el cabello de la cara, no tardó mucho en idear un utensilio que le simplificara la faena, y para ello se sirvió de los materiales que tenía alrededor suyo, ya fuera madera, hueso, asta o espina de pescado. Por lo que respecta a la forma, le dio la de la mano abierta, que es lo que venía haciendo servir y, para reemplazar los dedos inventó las púas. Este utensilio era de gran ayuda para sacarse los parásitos que se instalaban en sus pobladas cabelleras. Y con ese mismo sentido utilitario, y como no se habían inventado los bolsos de mano, las mujeres optaron por llevar los peines colgados al cuello como un amuleto y fue adquiriendo un carácter religioso.Y a partir de allí, ¡la imaginación al poder! a lo largo de la Historia se han utilizando materiales más o menos ricos, modelos más o menos refinados, formas caprichosas o muy simples, pero lo cierto es que, básicamente, siempre se ha mantenido el mismo modelo, similar al que inventaron nuestros ancestros.
Los peines más antiguos que han llegado hasta nosotros, han sido encontrados en tumbas egípcias. Tanto allí como en algunas sepulturas romanas, se han encontrado peines con una doble función: desenredar y peinar los cabellos por un lado (además de limpiar y desparasitar) y, también, servir de adorno en los tocados, donde cumplían la función de sujetar el pelo y de convertirse en un importante elemento ornamental, como las peinetas pequeñas que todavía se usan en la actualidad. En México los aztecas también usaban los peines para componer sus tocados y recurrían a las piedras preciosas, como el jade, para adornarlos.
Además de fabricarse en madera, hueso o asta, también se utilizó la concha de carey, el marfil o incluso el cobre, la plata y el oro. Los chinos y japoneses recurrieron a la madera de boj, con la que se fabricaron piezas muy decoradas, con ornamentación tallada. En 1862 Alexander Parker ganó una medalla de bronce en la Exposición Internacional de Londres por sus peines fabricados con plástico. Desde entonces, el plástico se ha convertido en el principal material en el que están hechos. Los que tiene José Ramón lo son en su mayoría.
Aunque una de las características de los kits que se ofrecen en los hoteles es el de ser productos pensados para ser desechables, no por eso dejan de encontrarse algunos peines curiosos, más atractivos que el simple ejemplar blanco y pequeño con el nombre del hotel, que son la mayoría. Por cierto, que aunque casi todos los peines obsequio llevan el nombre del hotel o el logo del establecimiento, también se encuentra alguno sin nada escrito, y esto ocurre muchas veces porque, al no personalizar los productos, se consigue abaratar los precios de los mismos. Y es que, nos cuenta José Ramón, debido a la crisis los establecimientos hoteleros cada vez van ofreciendo menos cosas o de menor calidad, lo que es una pena, porque cuando el viajero entra en el aseo de un hotel, resulta agradable encontrar desplegado ante sus ojos un neceser con todos esos productos tentadores: gel de baño, cepillo de dientes, dentrífico, crema hidratante, gorro de ducha, algodoncitos para desmaquillarse, maquinilla para afeitarse, etc. También hay que decir, que los hoteles de categoría intentan resaltar su excelencia precisamente con detalles así, y ofrecen productos de marcas prestigiosas, bien presentados y con un diseño o calidad remarcable, como se puede apreciar en muchos peines de esta original colección.
José Ramón Muñoz es también coleccionista de envoltorios de mondadientes y papeles de envolver caramelos, temas siempre muy originales.