miércoles, 21 de marzo de 2018

¿Para qué sirve un museo?



Para descubrir 

La historia de los museos no es muy antigua. Digamos, para ser breves, que se remontan solo al siglo XVIII; se inician con colecciones particulares y tienen sus antecedentes más directos en los gabinetes de curiosidades a los que eran tan aficionados aristócratas y monarcas. 
En la actualidad, muchos museos procuran dejar su papel pasivo de almacén de objetos más o menos interesantes, y ofrecen al público visitas didácticas, cursillos de especialización, acceso a la documentación, etc. de manera que el público deje de ser un simple espectador para adentrarse en el conocimiento de lo expuesto. Pero también existen muchos otros museos, que siguen abriendo sus puertas para que un escaso público se pasee indiferente por sus salas, sin saber muy bien que están viendo.
Los coleccionistas tenemos algo que ofrecer a nuestros paisanos. Hemos reunido, preservado y estudiado material que probablemente hubiera desaparecido. Nos gusta mostrar a los demás nuestros "tesoros" (no estamos valorando el valor monetario, a veces insignificante)  para que todos puedan descubrir la historia que hay detrás. Pienso, sinceramente, que hay muchas salas de museos e instituciones, congeladas en el tiempo, que se visitan una vez y ya no apetece volver a verlas. Creo que se podrían abrir las puertas a gente común y colecciones extraordinarias que tienen mucho que mostrar, y así se introduciría un poco de aire fresco a tanto inmovilismo. Y al cabo de unos meses, pues a cambiar de coleccionista, renovar el decorado y descubrir mundos nuevos. La sociedad es dinámica y cambiante, las propuestas culturales tienen que adaptarse.
Mientras llegan esos tiempos, voy a intentar abrir en mi pueblo una sala para la colección de hueveras, una pequeña muestra, evidentemente. La sala me la prestan y el "personal responsable" esta formado por colaboradoras desinteresadas, pero casi casi podría asegurar, que al que la visite le va a encantar.