¿Qué hay
para comer?
Ramón Trelles colecciona tarjetas de menús. Puede parecer algo banal, pero lo cierto es que pocas veces hemos podido disfrutar de una colección tan rica como la que él nos presenta (y no nos referimos a su valor intrínseco, que lo tiene, sino al "documental", pues posee algunas piezas que son auténticos tesoros).
No hay muchas cosas que se preparen tan minuciosamente como un banquete, donde tienen que conjugarse elementos tan diversos como un presupuesto, el mensaje que quiere hacer pasar el anfitrión, la categoría de comensales a los que se les ofrece, la categoría de cocineros que lo elaboran, unos productos que se quieren resaltar, la moda gastronómica que se sigue, la influencia política que se adivina, etc. Todo eso se plasma y visualiza en un espacio reducido, la tarjeta del menú.
Ramón comenzó con esta colección hace más de 25 años. Recuerda que cuando empezó a coleccionarlos eran bastante baratos, pues por 100 pesetas se podían conseguir ejemplares con escudos en gofrado, pintados a mano o con ilustraciones muy bonitas. Ahora no se encuentran por menos de 50 euros....
En las ventas de eBay alcanzan unos precios desorbitados, como ocurrió con el único menú que se salvó de la cena que se estaba dando cuando se hundió el Titanic, que se subastó por cerca de 75.000 euros.
Hace unos años él creía que era el único coleccionista de este tipo de tarjetas y por eso, cuando decía que tenía la mejor colección de menús del mundo no era por presumir, sino porque pensaba sinceramente que no había otro "loco" al que le hubiera dado por coleccionar lo mismo. Sin embargo, ahora ya sabe que hay bastantes personas interesadas por los menús y que existe un mercado consolidado en torno a ellos.
A él la idea de coleccionar los menús le vino de casualidad, pues, recuerda, que pasó un día por la calle Libertad de Madrid y entró en una tienda en la que vendía postales antiguas. Allí, vió unos menús muy sobrios pero bonitos, con el anagrama A. V. en dorado y a relieve. Ramón no se resistió y los compró. Cuando llegó a su casa los miró con atención y empezó a investigar. Así fue como descubrió que A. V. era el anagrama de Alfonso XII y de Victoria Eugenia, y las fechas que allí aparecían correspondían perfectamente a su época. Supo entonces que eran nada más y nada menos que los menús que se utilizaban a diario en el Palacio de Oriente.
Entre los ejemplares que posee nuestro coleccionista, se encuentran algunos del siglo XIX, testigos más que elocuentes de homenajes a personalidades destacadas, inauguraciones importantes, comidas de la Casa Real, comidas con jefes de Estado extranjeros, banquetes de bodas y hasta comidas campestres.
Ramón lleva una ficha técnica de cada minuta, con la foto correspondiente en la que detalla datos sobre su tamaño, forma, escudos, gofrados, grecas, grabados, dibujos, firmas, entidad donde se realiza, fecha tipo de servicio y todo lo que puede interesar. Esto lo complementa con la información aparecida en los periódicos del día sobre el referido acontecimiento, lo que permite conocer y valorar la celebración en su contexto social e histórico.
Como nos explica, estas tarjetas de los menús, muchas veces están pintadas a mano, otras impresas; pueden estar escritas con multicopista o plumilla; en forma de cuadernillo o pasquín, pero todas ofrecen un gran interés, tanto por sus aspectos estéticos como por la información que dan.
También está interesado, no obstante, por las tarjetas de menú en blanco, muchas veces ofrecidas para hacer publicidad de algún producto alimenticio, de vinos, bebidas varias, hoteles, etc
Además de permitirnos recordar la ocasión para la que han sido confeccionados, los menús mencionan los platos que se han servido en el banquete, lo que nos permite conocer los gustos gastronómicos de la época, las influencias culturales, los productos de la tierra que más se valoraban, las bebidas más apreciadas...
Además de permitirnos recordar la ocasión para la que han sido confeccionados, los menús mencionan los platos que se han servido en el banquete, lo que nos permite conocer los gustos gastronómicos de la época, las influencias culturales, los productos de la tierra que más se valoraban, las bebidas más apreciadas...
Como información adicional se puede encontrar, también, la dedicatoria del homenajeado en el festín o de algún compañero de mesa célébre, pues en muchas ocasiones se aprovecha la superficie de la tarjeta del menú para conseguir una firma como recuerdo.
Ramón tiene una web en la que podemos conocer la clasificación de sus menús, desde aquellos que tienen valor histórico, a otros más modernos, pero igualmente interesantes. Así, podemos hacernos una idea de lo que es su colección, con una amplia representación de los menús ordenados por temas, p. e.: Transportes (aviones, barcos y trenes), Publicidad (vinos, cervezas, licores, aguas minerales, etc.), Personajes públicos (homenajes, inauguraciones), Personales (bautizos, comuniones, bodas, etc.) y varios otros.
Ramón tiene una web en la que podemos conocer la clasificación de sus menús, desde aquellos que tienen valor histórico, a otros más modernos, pero igualmente interesantes. Así, podemos hacernos una idea de lo que es su colección, con una amplia representación de los menús ordenados por temas, p. e.: Transportes (aviones, barcos y trenes), Publicidad (vinos, cervezas, licores, aguas minerales, etc.), Personajes públicos (homenajes, inauguraciones), Personales (bautizos, comuniones, bodas, etc.) y varios otros.
A pesar de su voluntad de colgar en la red toda la colección, y de que ya tiene escaneadas todas las piezas, Ramón ha renunciado por ahora a ofrecer todo el material disponible por internet, pues se plantean algunos problemas de orden técnico.
Por eso, ha optado por mostrar solamente las portadas de algunos menús con el fin de que se puedan contemplar las ilustraciones. La decisión parece razonable, pero tiene el inconveniente de que, como la curiosidad se aviva mientras no se satisface, nos quedamos intrigados por saber, por ejemplo, qué les ofrecieron a los reyes de España en el pic-nic que les organizaron en Santander, etc.
Actualmente su colección consta de más de 17.500 tarjetas de menú y abarca el periodo comprendido desde 1850 hasta nuestros días. Tiene ejemplares de países como Holanda, Francia, Portugal, Alemania, Dinamarca, Italia, Grecia, Suiza, Austria, EE.UU. Sudáfrica, Brasil y Japón.
Actualmente su colección consta de más de 17.500 tarjetas de menú y abarca el periodo comprendido desde 1850 hasta nuestros días. Tiene ejemplares de países como Holanda, Francia, Portugal, Alemania, Dinamarca, Italia, Grecia, Suiza, Austria, EE.UU. Sudáfrica, Brasil y Japón.
Por lo que se refiere al futuro de su colección, Ramón la ha cedido en su totalidad a la Biblioteca Nacional de España, a la que hace donación con el fin de que, como él nos cuenta, el resultado de todo su esfuerzo pase a la posteridad y los investigadores puedan conocer qué es lo que preparaban los cocineros en sus fogones y quienes eran los verdaderos cocineros....... de la Historia.
Entre tanta información, nos han llamado la atención muchas cosas, pero citaremos sólo lo siguiente:
En una web francesa dedicada a una colección de menús, "Menustory-Histoire des menus" en la que se muestran todos los menús de las recepciones oficiales desde L. N. Bonaparte a Sarkozy, puede verse la minuta del banquete que ofreció Alfonso XIII en París, el 19 de marzo de 1902, en donde no figura ningún plato español. Exactamente había "Consommé Julienne, Oeufs au plat, Pilaf de mouton au riz, Escaloppes de veau à l'Anglaise, Pommes de terre maître d'hôtel, Poulet rôti, Gâteau Marignon", con las bebidas francesas, evidentemente...
Lo que supone un gran contraste con la comida que le sirvieron a Alfonso XIII en otro de sus viajes a París, el 8 de mayo de 1913 y que hemos conocido gracias a un menú de Ramón. La preparó un restaurante español de la capital y consistió en: "Cocido a la española, Pollo a la Vizcaina, Filete de Buey Madrileña, Ensalada del tiempo, Helado de vainilla y fresas, Frutas variadas, café, Anis del Mono, Vino de Rioja" ¡más castizo que eso!
Para guardar los menús Ramón utiliza álbunes de fotos. Cuando el banquete aparece en los periódicos del día, como hemos comentado anteriormente, adjunta fotocopias de los diarios con la noticia. En algunas ocasiones puede acompañarlos también de los discursos que se hicieron en aquella ocasión, incluso con fotos o dibujos de los asistentes o de la recepción.
Las tarjetas de menús además de ser obligadas en las recepciones oficiales, son un detalle para realzar el servicio de mesa de una reunión familiar o de amigos. Son el recuerdo perenne de algo fugaz: una comida, por lo que pueden ser la excusa ideal para convertir un día intrascendente en una fecha para recordar. Hoy mismo a la hora de cenar voy a poner unos tarjetones blancos delante del plato de la familia, con el texto: "Menú: judías verdes con patatas blancas, bacalao fresco acompañado de hojitas de lechuga perfumadas al vinagre, mandarina". Ramón ¿es necesario que siempre conste el motivo de la celebración? si es que sí, añadiremos "con ocasión de la aparición en "Procoleccionismo" de la colección de tarjetas de menús".