Cuando empezamos con Procoleccionismo, de eso hace ya más de nueve años, no teníamos ningún proyecto determinado, no habíamos pensado ni que forma ni que contenido queríamos dar al blog. Lo único que teníamos claro es que queríamos hablar de coleccionismo, pero poco más.
Casi sin darnos cuenta, la "criatura" ha ido creciendo y se ha ido
ajustando a nuestras posibilidades, intereses, limitaciones, etc. hasta adquirir su propia personalidad. Actualmente, los textos se han alargado y hay más fotografías, por lo que comparando las primeras colaboraciones con las últimas, vemos que las más antiguas salen mal paradas, en el sentido de que incluían menor información sobre las colecciones. Procuraremos ir remediándolo.
Con la intención de reparar injusticias, queremos ocuparnos ahora de Anna Piña, coleccionista de dedales.
Y como no es nuestra intención repetir ningún tema, no volveremos a ocuparnos otra vez de su magnífica colección de dedales, sino solo de los llamados souvenir o de recuerdo, dedicados a países y lugares de todo el mundo. Ella considera que para los coleccionistas este no es un tema muy valorado, más bien es como el pariente pobre del coleccionismo de dedales, sin embargo, es una modalidad que presenta una gran variedad y permite conocer mejor pueblos y culturas diferentes.
Hace nos años, cuando la entrevistamos ya tenía una gran colección, que no ha parado de crecer desde entonces. De los dedales en general, poco más podemos añadir que no dijéramos en el anterior comentario, aunque quizás conviene añadir alguna información.
Los dedales, por si hay algún despistadillo/a que no lo sepa, son esos objetos que se ponen en la punta del dedo para empujar la aguja cuando hay que hacer las puntadas para coser, evitando que se te clave en el dedo. Es una pieza muy antigua, que según algunas fuentes se remonta a las primeras civilizaciones. Entonces, más que ahora, ya que no cosían precisamente tejidos finos y delicados sino con pieles, cáñamos, etc. necesitaban ayudarse de una superficie dura para empujar sus rudimentarias agujas.
Los primeros dedales fueron de piedra, hueso, incluso marfil. En el siglo III a. C. se hicieron ya en bronce. Algunas fuentes atribuyen la divulgación del uso del dedal en Europa a los romanos.
También es curioso saber que hubo un tiempo en el que se consideraba un detalle delicado regalar este pequeño utensilio, y para esas ocasiones había algunos elaborados en plata e incluso oro. En China se usaban dedales cincelados adornados con perlas y oro, que se guardaban en primorosos estuches de nácar. En Europa este refinamiento se conoció durante el Renacimiento.
Con el paso de los años, aunque habitualmente se ha buscado siempre la funcionalidad, también se siguen creando piezas especiales, de artesanía, materiales preciosos, diseños especiales, muchos de ellos objeto de deseo de los coleccionistas.
Entre las personas que más los utilizan figuran, obviamente, los sastres, que llevan unos modelos ligeramente diferentes de los que usan las modistas profesionales.
Entre las personas que más los utilizan figuran, obviamente, los sastres, que llevan unos modelos ligeramente diferentes de los que usan las modistas profesionales.
Nuremberg fue un importante centro de produccción de dedales y sus artesanos instituyeron un gremio del oficio en el siglo XVI, que más adelante dio lugar a una importante industria dedicada a la elaboración de dedales, que exportaban a todo el mundo. El uso de un molde que permtía su fabricación en serie, data del siglo XVII. Por cierto, que es en Alemania, en la ciudad de Creglingen donde existe desde 1982 un museo dedicado a estos utensilios.
En España parece ser que introdujeron su uso los árabes y para su producción recurrieron a las minas de cobre del sur peninsular.
Concentrándonos en el tema de los dedales de "recuerdos", podemos señalar que muchos de ellos se fabrican en metal, resina o cerámica, pero los hay también en cristal, papel maché, goma, nácar, Tanto los de resina como los de cerámica permiten una mayor decoración pictórica, lo que permite mostrar más ampliamente aspectos que se quieren resaltar de los diferentes lugares.
Los motivos más recurrentes, para hacer los dedales y cualquier otro artículo de souvenir, suelen ser las banderas, los escudos de las ciudades, mapas, monumentos famosos, personajes con el que está vinculado el país o la localidad (de la monarquía, Historía, política, Cultura, deportes), hechos bélicos importantes, santos y vírgenes veneradas, Flora y Fauna de la región, trajes típicos, comidas y productos de la región, etc.
Por cierto, que creo que Anna ha incluido en sus dedales de recuerdos aquellos que muestran a miembros de algunas monarquías, lo que es normal pues se identifican rápidamente con el país. En algunas ocasiones, como los que salen con motivo de un acontecimiento especial, también podrían incluirse en la categoría de conmemorativos.
Una cosa que no nos ha dicho Anna, pero que nos parece importante, es que este tema es ideal para pedirles un pequeño recuerdo a los amigos y familia que salen de vacaciones. Con una frase precisa "Si te acuerdas ya me traerás un dedal..." pones al "personal" que tiene la suerte de marcharse de viaje, entre la espada y la pared. ¿Qué excusa se puede encontrar para no hacerlo? no van a decir que no tenían sitio en la maleta, o que pesan mucho, que estaban por las nubes de caros o que no encontraron por ninguna parte... Lo único que les queda por decir es que no se acordaron, pero ¿no es eso muy poco elegante?
Además de la colección, Anna tiene una web estupenda, "Los dedales de Ana", que tiene mucho éxito. Allí presenta todas las piezas de su colección de una forma clara y atractiva y da direcciones de otros coleccionistas, fabricantes, etc. Leyendo la información que ofrece nos hemos enterado que a los coleccionistas de dedales se les llama Digitabulistas.
Por cierto, que hacemos mal en hablar de "su" colección, pues tendríamos que decir "sus", ya que además de dedales colecciona también lápices de colores, que ya hemos tenido ocasión de presentaros en Procoleccionismo hace un tiempo.