Días,
semanas
y meses
Juan Antonio Vila es un profesor de Historia gaditano, que colecciona calendarios de bolsillo. La colección la tiene desde hace ya treinta años y la inició casi, podríamos decir, por casualidad. El motivo por el que se interesó en este tema es que, cuando tenía 12 años, una amiga de una tía suya le regaló unos 200 calendarios, poco más o menos, que ella había reunido desde los años 60. Ese fue el aliciente principal para animarse a hacer la colección. Ahora tiene unos 30.000.
Muchos de sus calendarios están clasificados y los guarda colocándolos en hojas transparentes de nueve huecos si son verticales, o de ocho huecos si son horizontales. De todas formas los calendarios llamados de serie, es decir, los que suelen dar en comercios y bares (equipos de fútbol, niños, santos y vírgenes, paisajes, chistes, animales), los guarda en cajas, porque Juan Antonio no tiene ni suficiente tiempo ni suficientes hojas para guardarlos de otra manera.
Aunque colecciona calendarios de todo tipo y temática ha centrado la colección en dos vertientes. La primera es la que denomina comerciales españoles, es decir, los que hacen publicidad de Bancos, Cajas de Ahorro, Seguros, Alimentación, Bebidas, Material de Papelería, Farmacia, etc.
Aunque colecciona calendarios de todo tipo y temática ha centrado la colección en dos vertientes. La primera es la que denomina comerciales españoles, es decir, los que hacen publicidad de Bancos, Cajas de Ahorro, Seguros, Alimentación, Bebidas, Material de Papelería, Farmacia, etc.
La otra línea o vertiente a la que últimamente dedica atención es a la de series de años correlativos, es decir, intenta tener al menos un ejemplar de cada año, no importa ni el motivo ni el país. Y con este objetivo ha conseguido ya reunir ciento treinta años diferentes. El más antiguo es el del año 1874. Tiene una serie que se remonta a 1901, con al menos uno de cada año, aunque le faltan los años 1902 y 1903, también algunos de la década de los 20 del siglo XX, y después ya vuelve a tener una serie completa desde 1929 hasta 2011.
Aunque colecciona preferentemente calendarios españoles, tiene representación de 25 países diferentes. La mayoría de los que tiene del siglo XIX son preciosas litografías de los Estados Unidos, que servían para felicitar las Navidades además de hacer publicidad de los productos que se vendían en aquella época: hilos de coser, jarabes, perfumes o pastas dentífricas, por ejemplo.
Juan Antonio no se ha dedicado a la colección él solo, pues sus familiares y amigos siempre han colaborado. En especial fue su padre, quien le ayudó mucho a ampliarla. Se lo tomó tan en serio que los domingos acudía a los rastrillos de Cádiz para rebuscar entre los montones de papeles, y así consiguió formar lo que hoy día constituye una parte muy querida por nuestro coleccionista.
Para Juan Antonio es dificil establecer un criterio de preferencia entre las piezas que posee, pero por estética prefiere los calendarios de finales del siglo XIX. Concretamente, tiene una debilidad por uno estadounidense de 1895 (unos niños jugando en la playa con unos barcos, que se puede ver al final del comentario) y por otro ejemplar francés de 1897, en donde dos bobinas de hilo de coser se han convertido en mosqueteros que se baten a duelo (imagen que también mostramos).
Entre los calendarios preferidos también se cuentan los comerciales españoles. Hay un tema que le resulta muy cercano físicamente a Juan Antonio, se trata de la colección de la CAJA DE AHORROS de CÁDIZ completa, de la que dispone de más de 80 ejemplares. También tiene una cierta pasión por la colección de QUESOS EL CASERÍO, que comienza en el año 1968 y termina en 1980 (precisamente le falta éste último).
Entre los calendarios preferidos también se cuentan los comerciales españoles. Hay un tema que le resulta muy cercano físicamente a Juan Antonio, se trata de la colección de la CAJA DE AHORROS de CÁDIZ completa, de la que dispone de más de 80 ejemplares. También tiene una cierta pasión por la colección de QUESOS EL CASERÍO, que comienza en el año 1968 y termina en 1980 (precisamente le falta éste último).
Le interesan los calendarios no sólo por el calendario en sí, sino por los reversos, pues en ellos se puede disfrutar de bonitas e interesantes imágenes pero, además, son útiles para constatar los cambios económicos y socioculturales experimentados en un país. Allí se muestra, entre otras cosas, la evolución del diseño publicitario y de las técnicas de impresión: en los reversos aparece, por ejemplo, la publicidad de tiendas ya desaparecidas; aquellas a las que acudíamos a comprar material escolar cuando éramos niños; la librería en las que nos iniciamos en el gusto a la lectura o la de aquél amable frutero de nuestro barrio. Además ¿por que no? le gustan a Juan Antonio esos calendarios "personalizados", en los que se han señalado con boli los días que faltaban para terminar el cole o la mili, los cumpleaños de los seres queridos y otras muchas cosas más cargadas de significado en la vida de las personas.
Los calendarios con los que Juan Antonio se encontró cuando la recibió de regalo, estaban dedicados a la publicidad de Bancos, a temas religiosos y, también, algunos ellos a la Coca-Cola. Cuando de verdad ha crecido la colección ha sido a partir del 2003 cuando coincidió la Asociación de Coleccionistas de Calendarios de Bolsillo (ACCB) y también gracias a internet que ha permitido hacer muchos intercambios.
Hablando de internet, Juan Antonio tiene un estupendo blog "Colección de calendarios" que le lleva su hijo Javier, de once años, al que queremos felicitar por lo bien que lo ha hecho. Allí se presentan diferentes secciones y también se muestran los ejemplares repetidos que se pueden cambiar.
Y no podemos dedicarle un comentario a los calendarios sin dar algún dato sobre ellos. Recordemos que los calendarios son un sistema de medición del tiempo. Los primeros calendarios de los que se tiene noticia se basaban en los ciclos lunares. Posteriormente se tomó como referencia el sol, siendo los egipcios los primeros que adoptaron este sistema. También hay otros calendarios llamados lunisolares, como el chino o el hindú, que se basan en la posición del sol y la luna.
Actualmente el calendario más utilizado en el mundo es el llamado Gregoriano, por el que nosotros nos regimos. Se le conoce con ese nombre en honor del Papa Gregorio XVIII, que fue quien sustituyó en el año 1582 el antiguo calendario Juliano, impuesto por Julio César en el año 46 a. C.
Los romanos habían comenzado a contar los años desde la fundación de Roma "ab urbe condita" (a.u.c.) pero la Iglesia encargó a Dionisio el Exiguo, abad astrónomo, que hiciera los cálculos pertinentes para establecer el origen del cómputo de años a partir del nacimiento de Cristo. Después de mucho cavilar y consultar datos, se determinó que Jesús nació el 25 de diciembre del año 753 después de la fundación de Roma. Entonces se decretó que el año 754 pasara a ser el año 1 A. D. (Anno Domini, año del Señor). El año siguiente fue calificado como d. C.
Este año se nos está acabando y vamos a estrenar calendario. A priori, sólo vemos en él una sucesión de números y días de la semana (3, 4, 27, lunes, jueves....), sin ningún significado especial para nosotros. Cuando termine el año, algunos de estos días puede ser que se hayan convertido en fechas muy importantes en nuestras vidas. Ojalá las recordemos siempre por motivos muy muy buenos.