miércoles, 29 de diciembre de 2010

Una colección de calendarios de bolsillo


Días,

semanas

y meses



Juan Antonio Vila es un profesor de Historia gaditano, que colecciona calendarios de bolsillo. La colección la tiene desde hace ya treinta años y la inició casi, podríamos decir, por casualidad. El motivo por el que se interesó en este tema es que, cuando tenía 12 años, una amiga de una tía suya le regaló unos 200 calendarios, poco más o menos, que ella había reunido desde los años 60. Ese fue el aliciente principal para animarse a hacer la colección. Ahora tiene unos 30.000.
Muchos de sus calendarios están clasificados y los guarda colocándolos en hojas transparentes de nueve huecos si son verticales, o de ocho huecos si son horizontales. De todas formas los calendarios llamados de serie, es decir, los que suelen dar en comercios y bares (equipos de fútbol, niños, santos y vírgenes, paisajes, chistes, animales), los guarda en cajas, porque Juan Antonio no tiene ni suficiente tiempo ni suficientes hojas para guardarlos de otra manera.

Aunque colecciona calendarios de todo tipo y temática ha centrado la colección en dos vertientes. La primera es la que denomina comerciales españoles, es decir, los que hacen publicidad de Bancos, Cajas de Ahorro, Seguros, Alimentación, Bebidas, Material de Papelería, Farmacia, etc.

La otra línea o vertiente a la que últimamente dedica atención es a la de series de años correlativos, es decir, intenta tener al menos un ejemplar de cada año, no importa ni el motivo ni el país. Y con este objetivo ha conseguido ya reunir ciento treinta años diferentes. El más antiguo es el del año 1874. Tiene una serie que se remonta a 1901, con al menos uno de cada año, aunque le faltan los años 1902 y 1903, también algunos de la década de los 20 del siglo XX, y después ya vuelve a tener una serie completa desde 1929 hasta 2011.

Aunque colecciona preferentemente calendarios españoles, tiene representación de 25 países diferentes. La mayoría de los que tiene del siglo XIX son preciosas litografías de los Estados Unidos, que servían para felicitar las Navidades además de hacer publicidad de los productos que se vendían en aquella época: hilos de coser, jarabes, perfumes o pastas dentífricas, por ejemplo.
Juan Antonio no se ha dedicado a la colección él solo, pues sus familiares y amigos siempre han colaborado. En especial fue su padre, quien le ayudó mucho a ampliarla. Se lo tomó tan en serio que los domingos acudía a los rastrillos de Cádiz para rebuscar entre los montones de papeles, y así consiguió formar lo que hoy día constituye una parte muy querida por nuestro coleccionista.

Para Juan Antonio es dificil establecer un criterio de preferencia entre las piezas que posee, pero por estética prefiere los calendarios de finales del siglo XIX. Concretamente, tiene una debilidad por uno estadounidense de 1895 (unos niños jugando en la playa con unos barcos, que se puede ver al final del comentario) y por otro ejemplar francés de 1897, en donde dos bobinas de hilo de coser se han convertido en mosqueteros que se baten a duelo (imagen que también mostramos).

Entre los calendarios preferidos también se cuentan los comerciales españoles. Hay un tema que le resulta muy cercano físicamente a Juan Antonio, se trata de la colección de la CAJA DE AHORROS de CÁDIZ completa, de la que dispone de más de 80 ejemplares. También tiene una cierta pasión por la colección de QUESOS EL CASERÍO, que comienza en el año 1968 y termina en 1980 (precisamente le falta éste último).

Le interesan los calendarios no sólo por el calendario en sí, sino por los reversos, pues en ellos se puede disfrutar de bonitas e interesantes imágenes pero, además, son útiles para constatar los cambios económicos y socioculturales experimentados en un país. Allí se muestra, entre otras cosas, la evolución del diseño publicitario y de las técnicas de impresión: en los reversos aparece, por ejemplo, la publicidad de tiendas ya desaparecidas; aquellas a las que acudíamos a comprar material escolar cuando éramos niños; la librería en las que nos iniciamos en el gusto a la lectura o la de aquél amable frutero de nuestro barrio. Además ¿por que no? le gustan a Juan Antonio esos calendarios "personalizados", en los que se han señalado con boli los días que faltaban para terminar el cole o la mili, los cumpleaños de los seres queridos y otras muchas cosas más cargadas de significado en la vida de las personas.

Los calendarios con los que Juan Antonio se encontró cuando la recibió de regalo, estaban dedicados a la publicidad de Bancos, a temas religiosos y, también, algunos ellos a la Coca-Cola. Cuando de verdad ha crecido la colección ha sido a partir del 2003 cuando coincidió la Asociación de Coleccionistas de Calendarios de Bolsillo (ACCB) y también gracias a internet que ha permitido hacer muchos intercambios.

Hablando de internet, Juan Antonio tiene un estupendo blog "Colección de calendarios" que le lleva su hijo Javier, de once años, al que queremos felicitar por lo bien que lo ha hecho. Allí se presentan diferentes secciones y también se muestran los ejemplares repetidos que se pueden cambiar.

Y no podemos dedicarle un comentario a los calendarios sin dar algún dato sobre ellos. Recordemos que los calendarios son un sistema de medición del tiempo. Los primeros calendarios de los que se tiene noticia se basaban en los ciclos lunares. Posteriormente se tomó como referencia el sol, siendo los egipcios los primeros que adoptaron este sistema. También hay otros calendarios llamados lunisolares, como el chino o el hindú, que se basan en la posición del sol y la luna.

Actualmente el calendario más utilizado en el mundo es el llamado Gregoriano, por el que nosotros nos regimos. Se le conoce con ese nombre en honor del Papa Gregorio XVIII, que fue quien sustituyó en el año 1582 el antiguo calendario Juliano, impuesto por Julio César en el año 46 a. C.

Los romanos habían comenzado a contar los años desde la fundación de Roma "ab urbe condita" (a.u.c.) pero la Iglesia encargó a Dionisio el Exiguo, abad astrónomo, que hiciera los cálculos pertinentes para establecer el origen del cómputo de años a partir del nacimiento de Cristo. Después de mucho cavilar y consultar datos, se determinó que Jesús nació el 25 de diciembre del año 753 después de la fundación de Roma. Entonces se decretó que el año 754 pasara a ser el año 1 A. D. (Anno Domini, año del Señor). El año siguiente fue calificado como d. C.

Este año se nos está acabando y vamos a estrenar calendario. A priori, sólo vemos en él una sucesión de números y días de la semana (3, 4, 27, lunes, jueves....), sin ningún significado especial para nosotros. Cuando termine el año, algunos de estos días puede ser que se hayan convertido en fechas muy importantes en nuestras vidas. Ojalá las recordemos siempre por motivos muy muy buenos.



miércoles, 22 de diciembre de 2010

Os deseamos a todos...







¡FELIZ NAVIDAD!









Para los coleccionistas que nos ha permitido conocer sus "tesoros"; para las personas que visitan nuestro blog; para los que nos dejan en los Comentarios unas palabras de ánimo o una crítica constructiva; para los que no quieren perder el tiempo con nosotros, pero aman el coleccionismo; para aquellos a los que no les importan nada las colecciones ni los coleccionistas, para todos, os deseamos:

FELIZ AÑO NUEVO




jueves, 16 de diciembre de 2010

Libros, carteles y catálogos de juguetes


Juguetes


para


soñar

...
Cuando comenzamos con este blog, la verdad es que no sabíamos muy bien lo que queríamos hacer. Sólo teníamos clara una cosa: queríamos mostrar las variadas y estupendas colecciones que muchas personas hacen y dar a conocer quienes son esos coleccionistas entregados, capaces de dar mucha parte de su tiempo y hasta su dinero por artículos variopintos por los que el resto de los mortales, en muchos casos, no daría nada.

Colección tras colección Procoleccionismo ha ido tomando forma y los comentarios dedicados a cada coleccionista han ido ganando espacio. Además, también hemos ido añadiendo mayor cantidad de imágenes, total, que ahora nos hemos dado cuenta de que no hemos tratado de la misma manera las primeras colecciones que presentamos y las que hemos visto últimamente... Y, como queremos remediar tamaña injusticia respecto a nuestros colaboradores más veteranos, volveremos a ocuparnos de algunos de los coleccionistas del primer periodo del blog, con el fin de que figuren en igualdad de condiciones con los demás. Para compaginar este propósito, junto a nuestra decisión de que no queremos comentar dos veces una misma colección, volveremos a presentar a los mismos coleccionistas, pero con otras colecciones.
.
Este es el caso de Juan Requena y su magnífica colección de juguetes antiguos, de la que apenas pusimos fotos en nuestro blog. Afortunadamente, en su web "Juguetes antiguos" podemos contemplar casi en su totalidad su colección y disfrutar de ella. La presenta en diferentes apartados: "Juguetes antiguos Payá", "Juguetes antiguos Rico", "Juguetes antiguos de otras marcas españolas", "Juguetes antiguos en Europa", "Juguetes antiguos americanos", "Reproducciones Payá", "Otras reproducciones", "Recortables y teatrillos", "Documentos" y una sección de la que ahora nos ocuparemos: "Libros, carteles y catálogos".
Este apartado de "Libros, carteles y catálogos" ha adquirido tal importancia para Juan, que ya se ha convertido en otra colección independiente, que es de la que vamos a ocuparnos aquí.

Muchas veces hemos comentado que coleccionar no es acumular, sino descubrir y disfrutar de artículos y objetos que nos proporcionan una satisfacción especial. Y, el primer impulso del coleccionista es querer conocer aquello que atesora, saber su historia, seguir su evolución, y ¿por que no? hasta saber cuál es su precio. Un medio para aprender muchas cosas sobre el objeto que coleccionamos es consultar los libros que se han escrito sobre ese tema.

Los libros de juguetes suelen dedicarse, habitualmente, a:

- mostrar los fondos de museos de juguetes
- dar a conocer algunas colecciones privadas
- tratar de la historia de los juguetes en general o de alguno de ellos en particular.

La mayoría de los libros que tiene Juan son ediciones españolas, aunque también cuenta con una buena representación de publicaciones en inglés, tanto del Reino Unido como de Estados Unidos. En total debe tener unos cién ejemplares.

Entre los preferidos de Juan podemos citar: "Great Book of Tin Toys" (Golden Age Editions-Gran Bretaña) de David Pressland y "El Juguete en España" (Ed. Espasa-Calpe, España) de José Corredor-Matheos.

Los carteles con el tema de juguetes suelen estar publicados con motivo de una exposición concreta, y se encargan de su publicación tanto los museos como las entidades privadas donde sse exhiben. También hay algunos carteles cuyo fin es dar a conocer museos de juguetes. La superficie del cartel se presta para mostrar en ella todo tipo de juguetes, tanto de los denominados de niñas (muñecas, cocinas, casitas, etc.) como de niños (coches, motos, soldaditos, etc.), con lo que se trata de resaltar la varidad temática que se ofrece. Aunque, nunca se puede generalizar, no faltan ocasiones en que se muestra una sóla pieza, que suele ser muy emblemática y representativa de la institución que se promociona.

Los catálogos de juguetes son una gran ayuda para el coleccionista, pues permiten conocer la ficha técnica de los juguetes, con datos sobre el fabricante, las características del modelo, su datación, incluso el precio. En realidad cabe distinguir entre:

- los catálogos de marca, dirigidos a mayoristas y comercio- y los catálogos generalistas, editados fundamentalmente por las grandes jugueterías, o por los grandes almacenes y cuya publicación suele coincidir con las fechas navideñas.
En la actualidad estos catálogos son objeto de coleccionismo, adquiriendo un gran valor los más antiguos y también los de fabricantes ya extinguidos. Además de ser una de las fuentes principales para saberlo todo sobre un juguete, son un instrumento muy cómodo para poder elegir, desde casa, lo que les vamos a pedirles a los Reyes Magos...
Seguir la historia de los juguetes es conocer la evolución de la humanidad, pues, en ese mundo miniatura, la información no nos la da sólamente la semejanza de cada pieza con el objeto de la vida real, sino que también el material en que están hechas o la tecnología utilizada en su fabricación es una fuente de datos.

Por cierto ¿hemos explicado qué es un juguete? pues no, pero no hace ninguna falta porque todo el mundo sabe que un juguete es un objeto que un niño utiliza para distraerse. Digamos que, desde la noche de los tiempos los niños han tenido ganas de imitar lo que hacían los mayores y para eso han reproducido, con lo que encontraban alrededor suyo y mucha imaginación, las cosas y los seres de la vida cotidiana. Otras veces, eran las personas mayores los encargados de fabricarles algún objeto para entretenerlos. Los primeros juguetes estuvieron hechos en tierra cocida y después se elaboraron en madera, ya fuera muñecas, elefantes, caballos, cabras... También se inventaron pruebas de destreza (como el yo-yo, la cometa, etc.).

En la Edad Media, mientras muchos niños tenían que seguir arreglándoselas con los juguetes que se apañaban ellos mismos (cualquier cosa sirve para hacer un caballo-bastón o una muñeca de trapo), otros niños tenían acceso a piezas más sofistificadas, como reproducciones de soldados o caballeros disputando un torneo, preciosas muñecas con sus accesorios, etc.

Poco a poco se fueron creando nuevos juguetes, sobre todo con fines pedagógicos, como los juegos de construcción, hasta llegar al siglo XIX, cuando aparecieron los trenes eléctricos, muñecas que decían mamá y andaban y tantos otros artículos que se habían incorporado a la vida cotidiana. En aquellas fechas se fabricaron muchos juguetes con latón.Actualmente, las nuevas tecnologías han introducido grandes cambios en este campo y los juguetes electrónicos gozan de gran popularidad entre el público infantil.

Porque, las colecciones de juguetes no son los niños quienes suelen hacerlas, sino los adultos, que más que para jugar disfrutan de estos objetos por el encanto que tienen y porque saben valorar el buenhacer y la ingeniosidad de las piezas. Incluso hay quien acumula juguetes con el fin de hacer una INversión, pero eso es una PERversión, porque ya hemos dicho que los juguetes son objetos de DIversión... (y en este caso, nuestro juguete ha sido la palabra).


jueves, 9 de diciembre de 2010

Lote nº 60 de imágenes de casas construídas sobre la vía pública o pasajes

Foto nº 355: Roda de Isábena (Huesca). Nati Castro

Foto nº 356: Falset (Tarragona). M. J. Fuster

Foto nº 357: Chinchón (Madrid). Angel Pérez Avellaneda

Foto nº 358: Valencia. Benito López Villatoro


Foto nº 359: Villeneuve sur Lot (Francia). Peter Niessen

Foto nº 360: Ainsa (Huesca). M. J. Fuster



Si queréis enviar alguna foto podéis hacerlo a:

jueves, 2 de diciembre de 2010

Una colección de fotos encontradas en la basura





Rescatadas


del olvido














Pablo Cruz Aguirre es argentino. En los años 80 se fue a vivir a Buenos Aires y allí un día encontró unas fotos en la basura de la calle. Le llamaron la atención aquellas imágenes y las guardó. A partir de entonces, otras muchas veces se sorprendió a sí mismo buscando fotografías entre las inmundicias, y las fotografías acudían a la cita, pues siempre encontraba alguna.

Al final esa búsqueda se convirtió en costumbre, y los domingos Pablo miraba dentro de las bolsas de residuos que se dejaban en las calles de Buenos Aires. Como vivió un tiempo en un lugar donde había varios galpones (donde llevan a vender su recolección los "cartoneros", gente que juntan cartón y papel en sus carritos), la colección aumentaba rápidamente. En realidad, donde más "investigó" Pablo fue por los barrios Once y Paternal.

Lo que le llamaba la atención de aquellas imágenes a nuestro coleccionista eran los rostros, las miradas, los vestidos, la atmósfera que las rodeaba. Se preguntaba por qué habían terminado allí, cuál era el motivo de que se hubieran querido deshacer de ellas. Quizás la causa era que las personas que aparecían juntas en la foto se habían peleado, o que las personas que aparecían en aquellas imágenes ya nadie sabía identificarlas, pues eran seres desconocidos para todos... O, quién sabe, a lo mejor el motivo de ese abandono era más bien frívolo, una tontería, como que a alguien no le gustaba el gesto con el que le habían sorprendido en la instantánea o el vestido que llevaba.



Las fotos que encontró las ha escaneado y las ha colgado por internet en su página personal "Fotos Encontradas". Las ha clasificado por temas: Retratos, Parejas, Vacaciones, Vida social y familiar, Rotas, Etcétera y Colecciones. Dentro del título "Etcétera" se encuentran objetos diversos que estaban con las fotos y que también han interesado a nuestro coleccionista. Con la denominación "Colecciones" se agrupan fotos que estaban juntas cuando se encontraron o aquellas en las que puede establecerse una relación.

La mayoría de las fotos recuperadas son de personas y lugares desconocidos para nuestro coleccionista, pero no han faltado sorpresas, pues también ha encontrado gente muy conocida, como una foto de Evita y Perón y algunas del pintor Benito Quinquela Martín.

Lo más impactante ha sido, quizás, toda una serie de fotografías del que fuera popular artista Samuel Salomón Gromatzky, alias Gromo. De este bailarín, nacido en Buenos Aires en 1895 hay más de 800 fotos que lo muestran a lo largo de su vida, desde la edad de 3 años hasta que tenía 80. Formó pareja artística con Desolina Merlino, conocida como Derby, una italiana un poco mayor que él, nacida concretamente en 1891. Juntos triunfaron por toda Europa y por Latinoamérica en la década de los 30 y hay muchísimas fotos de los dos, así como de otros colegas suyos del mundo del espectáculo.

Cuando la gente conoce la colección de Pablo, hay algunas personas que le preguntan si pueden ver las fotos para tratar de encontrar entre las imágenes algo o alguien que están buscando. Otras quieren contribuir a ampliar la colección y le ofrecen las fotos antiguas que tienen. Sobre este punto Pablo puntualiza: la colección es de fotos encontradas en la basura por él, cualquier otra aportación cambiaría la naturaleza de la misma, así es que no puede aceptar.

Pablo no trata de restaurar las fotos encontradas, las deja tal y como han llegado a él. Es curioso observar que, para algunas de esas fotos su destino no sólo era acabar en la basura, sino que además, sufrieron en su piel que las hicieran pedazos, las partieran por la mitad, tacharan personas con bolígrafo, eliminaran a alguien con tipex, etc. Todo eso "detalles" son muy significativos en la historia de cada foto.

Ahora Pablo vive en un precioso lugar en las sierras de Córdoba, en su país. Allí no hay basuras ni fotos abandonadas. Pero, por raro que parezca, a veces añora las basuras urbanas... Probablemente, por allí perdidas en la inmundicia, aún debe haber una sonrisa de un niño, una chica en la playa, un grupo de personas haciendo el gamberro o ¡tantas cosas!