El nombre
de
la fruta
Varios coleccionistas nos han confesado que el motivo de que ellos hagan una colección obedece, principalmente, a que quieren continuar una que su padre había empezado. Lo que no habíamos encontrado hasta ahora es un caso como éste que os presentamos. Uno de nuestros coleccionistas de etiquetas de fruta, Miguel, nos ha explicado que la colección de etiquetas de fruta en realidad la empezó su hijo Arnau y él ha sido el que le ha "seguido" en la iniciativa. Esto ocurrió porque, al ver la cantidad de material que estaba consiguiendo reunir Arnau, Miguel le aconsejó que tenía que actuar con cierto orden y criterio. Bueno, el caso es que entre consejo y recomendación el padre se fue aficionando a las etiquetas y se puso a coleccionar lo mismo que su hijo (la verdad es que no sabemos con exactitud cómo va este asunto, es decir, si a Arnau se le han pasado las ganas de coleccionar etiquetas de fruta porque ahora lo hace su padre, o si trabajan en buena armonía los dos juntos, que es lo que les deseamos... ).
Lo que sí que sabemos, es que fue en el año 2006 cuando los tres coleccionistas que hoy os presentamos se encontraron gracias a internet. Se habían puesto en contacto con el fin de intercambiar piezas y, de la amistad que nació entre ellos, después surgió la idea de dedicar una web a esta colección. Dicho y hecho, en el año 2008 ya estaban en la red. Allí podemos conocer, gracias a la información que facilitan, cómo se las arreglan para conseguir una cosa que, en principio, no está pensada para comprarse ni para venderse individualmente, sino todo lo contrario, pues las etiquetas aparecen pegadas en las frutas y legumbres. En ellas se suele mencionar, fundamentalmente, el nombre del producto y también el nombre de la empresa que lo produce.
Según cuentan nuestros coleccionistas, para hacerse con ellas tienen tres alternativas: a) comprar fruta directamente; b) intercambiar con otros coleccionistas o, c) pedirla a cooperativas o empresas. Al hacer la colección entre los tres, el único inconveniente que encuentran es que no siempre consiguen un ejemplar por triplicado, por lo que no siempre es posible repartírselas.
Actualmente, estos tres amigos han conseguido reunir más de 25.000 etiquetas distintas provenientes de muchos países. Hay que precisar que coleccionan tanto etiquetas adhesivas de fruta como de otros vegetales. Y, además de ellas se interesan por los cartoncillos, cartelillos y papeles de seda (de los que tienen más de 900), es decir, buscan todo tipo de identificación que acompañe a la fruta o a las cajas en que vienen presentadas. Gracias a la información que facilitan los textos y las imágenes de estas piezas se puede observar la evolución de una sociedad. En su pequeña superficie se encuentran plasmadas creencias religiosas, tendencias políticas, hechos históricos, mitos y leyendas de una sociedad, costumbres, modas, valores, vestimenta, folklore, símbolos... Algo tan pequeño y aparentemente sin importancia, como una etiqueta de fruta, puede convertirse gracias a la labor del coleccionista (que nos permite compararla con otros ejemplares y estudiar su evolución), en un testimonio más de una sociedad.
En su web presentan diferentes secciones. Entre ellas, destacamos la dedicada a las etiquetas de los Cítricos, sólo de las cuales parece ser que tienen más de 5.000. También es muy completa la referida a los Melones, de las que tienen, en la categoría de melones extranjeros, más de 2.000. Según su opinión de experto, las de los melones españoles son las más bonitas. De Bananas y Plátanos cuentan con más de 1.200 unidades. Parece ser que un 90% de los coleccionistas de etiquetas de frutas se dedican solamente a las de banana. Hasta tal punto son populares, que en ellas se promocionan muchas veces otros productos, ya sea películas de Walt Disney, marcas de cereales, etc. También hay apartados para tratar de las etiquetas de Manzanas y Peras, Legumbres, Uva, etc.
Como hemos comentado, además de etiquetas adhesivas coleccionan papeles de seda, en los que a veces se envuelve cada pieza de fruta, y también cartelillos, que son las pequeñas etiquetas que se ponían en las cajas de madera. Sobre estas piezas, los cartelillos, nos cuentan que se empezaron a utilizar en los años 20, ante la necesidad de identificar los envíos de naranjas que se destinaban a la exportación. Las produjeron sindicatos, cooperativas o empresas comerciales, que podían disponer de varios modelos distintos. Se recuerdan de aquella época nombres como CLUEA, UNEA, Sindicato de Frutos, etc. Posteriormente se utilizaron, sobre todo, durante la Guerra Civil. Alrededor de los años 70 dejaron de hacerse cuadrados, para presentarse como se hace actualmente, en tiras alargadas. En el Museo de la Naranja, tienen cartelillos de más de 7.000 marcas.
En cuanto al sistema de clasificación utilizado por estos coleccionistas, podemos decir que distinguen entre "frutas" y "vegetales". Las frutas, a su vez, las catalogan por orden alfabético. Por lo que respecta a los vegetales, si tienen diferentes tipos de vegetales de una misma empresa, optan por ponerlos todos juntos, para ofrecer una mejor visión de la marca.
Como hemos comentado, además de etiquetas adhesivas coleccionan papeles de seda, en los que a veces se envuelve cada pieza de fruta, y también cartelillos, que son las pequeñas etiquetas que se ponían en las cajas de madera. Sobre estas piezas, los cartelillos, nos cuentan que se empezaron a utilizar en los años 20, ante la necesidad de identificar los envíos de naranjas que se destinaban a la exportación. Las produjeron sindicatos, cooperativas o empresas comerciales, que podían disponer de varios modelos distintos. Se recuerdan de aquella época nombres como CLUEA, UNEA, Sindicato de Frutos, etc. Posteriormente se utilizaron, sobre todo, durante la Guerra Civil. Alrededor de los años 70 dejaron de hacerse cuadrados, para presentarse como se hace actualmente, en tiras alargadas. En el Museo de la Naranja, tienen cartelillos de más de 7.000 marcas.
En cuanto al sistema de clasificación utilizado por estos coleccionistas, podemos decir que distinguen entre "frutas" y "vegetales". Las frutas, a su vez, las catalogan por orden alfabético. Por lo que respecta a los vegetales, si tienen diferentes tipos de vegetales de una misma empresa, optan por ponerlos todos juntos, para ofrecer una mejor visión de la marca.
Para ordenarlos lo primero que hacen es limpiar de adhesivo las etiquetas, con el fin de poder manipularlas mejor. Después, se sirven de las hojas de plástico de color negro con banda transparente que utilizan los filatelistas. Cuando se trata de otro tipo de piezas de mayor tamaño, se colocan en las hojas magnéticas destinadas habitualmente a guardar fotos.
Y, para terminar, una confesión: su pasión son las etiquetas con forma de hoja, los "cartelillos" y los papeles de seda de los cítricos. Antes de hincarle el diente a una sabrosa fruta no os olvidéis de sacarle la etiqueta, pero no la tiréis: se la guardáis a un coleccionista, por ejemplo, a los que os hemos presentado hoy... (si pueden ser tres ejemplares... ¡mejor!).