Con un poco de azúcar...
Manuel Jesús colecciona sobres de azúcar desde el año 1995, aunque no fue hasta el 2000 cuando empezó a dedicarse más en serio a ella. La razón que le empujó a hacer este colección fue la siguiente: resulta que, por motivos profesionales, comía muchas veces fuera de su casa, y pensó que si se guardarba los sobres de azúcar (muchas veces con el nombre del restaurante y la dirección) le ayudarían a recordar los lugares donde había estado. Y, otra buena razón que le ayudó a decidirse a hacer esta colección, es que resulta barata. Actualmente tiene unos 10.000 azucarillos de todo el mundo, y lo que más aprecia en ellos es su diseño.
Ya sabemos todos qué es el azúcar pero, lo que quizás no conocemos tan bien, es desde cuándo se utilizan los envases individuales que hoy día se ofrecen en los establecimientos de hostelería. Porque, aunque actualmente nos parece lo más normal que te sirvan el café con el sobre de azúcar al lado, esto es un invento bastante moderno.
Y es que, no hace tantos años (40 ó 50), en las cafeterías y bares te ofrecían un azucarero "normal" junto a las bebidas que requerían azúcar. Más tarde se fue perfeccionando el servicio y, por cuestión de higiene, se solía poner un azucarero con dosificador. También se ofrecían terrones, que se servían en un azucarero o directamente al lado de cada taza. En la actualidad, raro es el lugar donde no se acompañen el café y las infusiones con un sobre de azúcar.
Ya sabemos todos qué es el azúcar pero, lo que quizás no conocemos tan bien, es desde cuándo se utilizan los envases individuales que hoy día se ofrecen en los establecimientos de hostelería. Porque, aunque actualmente nos parece lo más normal que te sirvan el café con el sobre de azúcar al lado, esto es un invento bastante moderno.
Y es que, no hace tantos años (40 ó 50), en las cafeterías y bares te ofrecían un azucarero "normal" junto a las bebidas que requerían azúcar. Más tarde se fue perfeccionando el servicio y, por cuestión de higiene, se solía poner un azucarero con dosificador. También se ofrecían terrones, que se servían en un azucarero o directamente al lado de cada taza. En la actualidad, raro es el lugar donde no se acompañen el café y las infusiones con un sobre de azúcar.
Por cierto, hay que señalar que antes se conocían con el nombre de cortadillos o cuadradillos los prismas rectangulares de azúcar granulado, para los que actualmente se utiliza el término "terrón". Por otra parte, la denominación "azucarillo", que ahora es el nombre que se le da en muchos lugares a los sobres de azúcar individuales, también tenía antiguamente otro significado, pues con ese término se hacía referencia a una masa seca, hecha con almibar y clara de huevo, que servía para endulzar el agua o para tomarse como golosina.
Se atribuye al francés Eugène François, que tenía una tienda de ultramarinos, la invención de la primera máquina de hacer terrones, en el año 1854. Hasta esa fecha el azúcar llegaba a las tiendas en forma de torta y se tenía que partir en trozos pequeños, de una forma muy rudimentaria, para servirlo a los clientes. Por supuesto, los trozos que resultaban de esa partición eran irregulares. Eugéne François, fue perfeccionando el sistema de fragmentación consiguiendo fabricar artesanalmente terrones bastante regulares. Desde el año 1908 a 1918 la sociedad ASEPT comercializó un tipo de azúcar envasado y en el año 1928, Eusebio Constante Fuentes, de Hendaya, presentó en Francia dos modelos distintos para el embalaje individual del azúcar, que fabricó en dicha localidad la empresa "Manufacture Hygiénique de Sucre en Etui". En 1931 fue una sociedad de Estrasburgo quien puso en el mercado otro tipo de embalaje, que todavía sigue utilizándose en Alemania, Australia, Austria, Thailandia o Rusia. Se trataba de terrones que se rodeaban de una banda de papel y después se envolvía a su vez en un papel protector.
Se atribuye al francés Eugène François, que tenía una tienda de ultramarinos, la invención de la primera máquina de hacer terrones, en el año 1854. Hasta esa fecha el azúcar llegaba a las tiendas en forma de torta y se tenía que partir en trozos pequeños, de una forma muy rudimentaria, para servirlo a los clientes. Por supuesto, los trozos que resultaban de esa partición eran irregulares. Eugéne François, fue perfeccionando el sistema de fragmentación consiguiendo fabricar artesanalmente terrones bastante regulares. Desde el año 1908 a 1918 la sociedad ASEPT comercializó un tipo de azúcar envasado y en el año 1928, Eusebio Constante Fuentes, de Hendaya, presentó en Francia dos modelos distintos para el embalaje individual del azúcar, que fabricó en dicha localidad la empresa "Manufacture Hygiénique de Sucre en Etui". En 1931 fue una sociedad de Estrasburgo quien puso en el mercado otro tipo de embalaje, que todavía sigue utilizándose en Alemania, Australia, Austria, Thailandia o Rusia. Se trataba de terrones que se rodeaban de una banda de papel y después se envolvía a su vez en un papel protector.
Fue en el año 1949 cuando Louis Chambon inventó un nuevo sistema para obtener terrores. En ese caso no se trataba de cortar una pieza sólida, sino de conglomerar el azúcar en polvo en trozos, sistema que se sigue utilizando en la actualidad. La presentación de saquitos individuales de azúcar suelta, comenzó a difundirse a partir de la 2ª Guerra Mundial. Actualmente, no obstante, el consumo de terrones sigue estando muy difundido en algunos países como Francia, mientras que en otros lugares se ha optado preferentemente por el sistema de sobres con el azúcar suelto, como es el caso de USA, Italia, Japón, entre otros y, por supuesto, España.
Desde un primer momento, se aprovechó la superficie de los pequeños sobres para transmitir algun mensaje comercial. Se empezó haciendo publicidad de las propias azucareras, pasando después a inserir anuncios de las torrefactoras, restaurantes, así como de promociones turísticas, eventos deportivos, etc. También lucen motivos que brindan, simplemente, una distracción, ya sean series de artistas, de monumentos, etc. o frases célebres, chistes y una infinidad de temas.
Este tipo de coleccionismo se denomina en español Glucofilia, nombre compuesto a partir de los términos glucos (azúcar) y filia (afición). En francés se llama Glycophilie, en italiano Glicofilia, etc.
Este tipo de coleccionismo se denomina en español Glucofilia, nombre compuesto a partir de los términos glucos (azúcar) y filia (afición). En francés se llama Glycophilie, en italiano Glicofilia, etc.
Manuel Jesús tiene una estupenda web "Mis azucarillos"en la que muestra su colección. Además de un inventario detallado donde aparecen todos sus ejemplares por orden de catalogación, la colección se presenta dividida en varias secciones, para facilitar su consulta. Así, encontramos los apartados: Frases célebres, Arte y Cultura, Deportes, Diseño, Personajes Célebres, Navidad, Naturaleza, Transporte, Large teck. Café, Series Personales, Varios y Lugares. Cuenta también con una lista de enlaces a las páginas de otros coleccionistas.
Manuel Jesús guarda algunos sobres en unas fundas especiales que compra y otros los clasifica en unas hojas que él mismo diseña.
Manuel Jesús guarda algunos sobres en unas fundas especiales que compra y otros los clasifica en unas hojas que él mismo diseña.
Para conseguir nuevas piezas para la colección, cuenta con una red de amigos y familiares que se acuerdan siempre de traerle algun ejemplar cuando van de viaje. También recurre al intercambio con otros coleccionistas, ya que está en contacto con bastantes de ellos.
Todos sus azucarillos son especiales para él, pero si tuviera que resaltar alguno quizá mencionaría una serie especial que editó la revista "el Jueves" y que le trae muy buenos recuerdos, porque hubo una época en la que leía bastante esa revista.
Los sobres los guarda vacíos pues dicen que el azúcar se estropea.
Los sobres los guarda vacíos pues dicen que el azúcar se estropea.
Y, excepcionalmente, además de la colección de Manuel Jesús comentaremos también, brevemente, la de Graciela Carballo. Ella nos la había dado a conocer hace un tiempo pero, por motivos "técnicos", no disponemos de fotografías. Así, pues, con las imágenes de la colección de Manuel Jesús (salvo la foto de la coleccionista) pasamos a presentaros a Graciela.
Ella es una coleccionista argentina. Empezó a coleccionar sobres de azúcar hace más de 35 años, aunque hubo un período de su vida, cuando sus tres hijos eran pequeños, en el que no pudo dedicar mucha atención a la colección. En realidad, al principio se limitaba a almacenar los sobres que le gustaban, pero cuando advirtió que ya tenía una buena cantidad, empezó a clasificarlos. Se decidió por los sobres de azúcar porque le llamaban mucho la atención las imágenes que suelen llevar impresas. Además de eso, a Graciela le gusta constatar la diversidad de temas que lucen. Admira especialmente los que se hacen en Europa, donde se emiten series muy variadas. En Argentina suelen ser más frecuentes los nominativos, con nombres de cafeterías, fraccionadoras o simplemente publicidad.
Ella es una coleccionista argentina. Empezó a coleccionar sobres de azúcar hace más de 35 años, aunque hubo un período de su vida, cuando sus tres hijos eran pequeños, en el que no pudo dedicar mucha atención a la colección. En realidad, al principio se limitaba a almacenar los sobres que le gustaban, pero cuando advirtió que ya tenía una buena cantidad, empezó a clasificarlos. Se decidió por los sobres de azúcar porque le llamaban mucho la atención las imágenes que suelen llevar impresas. Además de eso, a Graciela le gusta constatar la diversidad de temas que lucen. Admira especialmente los que se hacen en Europa, donde se emiten series muy variadas. En Argentina suelen ser más frecuentes los nominativos, con nombres de cafeterías, fraccionadoras o simplemente publicidad.
Actualmente Graciela tiene 6620 sobrecitos de 57 países de los cinco continentes. El manejar una cantidad así de importante, implica tener que organizarse bien. Cuando comenzó los guardaba simplemente en cajas, pero después consiguió folios porta-tarjetas personales donde quedan muy bien y lucen mucho más.
Los tiene catalogados en carpetas separadas por continentes y dentro de cada continente se encuentran los países por orden alfabético. Dentro de esta clasificación aún los subdivide por temas (flores, autos reproducciones de cuadros, etc.).
Aunque le gustan todas sus piezas hay algún ejemplar con un valor sentimental añadido. Este es el caso de dos sobres que tiene de Polonia. Se los trajo una señora que había sido amiga de infancia de Juan Pablo II, y que viajó a su tierra para participar en la primera misa que Su Santidad celebró en Cracovia cuando fue elegido Papa.
Para incrementar la colección cuenta con su familia, amigos y compañeros de la asociación Amigos Coleccionistas de La Plata, a la que pertenece desde sus comienzos. Se trata de un grupo de coleccionistas muy dinámicos que no se dedican sólo a hablar de sus colecciones entre ellos, sino que participan y organizan muchos eventos con el fin de promocionar el coleccionismo y colaborar en proyectos solidarios. En la colección de Graciela los países más representadas son, además de Argentina, España, Italia, Francia y Portugal, en este orden.