domingo, 28 de febrero de 2010

Una colección de programas de teatro



El testimonio de



un ESPECTADOR



muy fiable











A Roberto Famá Hernández le ha gustado siempre el teatro. Hace un par de años, paseando por el barrio de San Telmo en Buenos Aires donde, entre otras muchas cosas, abundan los anticuarios, descubrió un programa de teatro de "La Fiaca" de Talesnik, una obra que había visto en su juventud. Se animó a comprarlo porque le había gustado mucho esa pieza, de la que recordaba escenas enteras.
Dió la casualidad que, pocos días después de haberlo adquirido, apareció publicado en una revista un artículo en el que se daba una información errónea sobre la representación de esta obra en Buenos Aires. Pero aquél programa era la prueba irrefutable de la equivocación en la que había incurrido el autor del artículo, y ésto le hizo pensar a Roberto que para llevar a cabo un estudio serio sobre la historia del teatro, la informacion que se facilitaba en los programas de mano podía ser una gran ayuda, así es que decidió iniciar la colección. Posteriormente Roberto se ha interesado también por los textos antiguos de obras de teatro. Algunos de ellos fueron editados como folletines y actualmente son piezas únicas.

Los programas de teatro son el testimonio o prueba perdurable de un acto efímero donde los haya: las representaciones teatrales.
Lo que a Roberto le interesa más no es precisamente la calidad artística o estética de los programas, sino la información que en ellos se ofrece: fecha de la representación, datos sobre los autores, elenco artístico, etc. Resulta curioso, por ejemplo, seguir la trayectoria de grandes actores y actrices desde sus primeras apariciones en escena, interpretando papeles secundarios, hasta verlos ya consagrados en la carrera, actuando como protagonistas.
Pero los programas no son únicamente fieles testimonios de grandes momentos de la Escena argentina, sino que se percibe en ellos el reflejo de otros aspectos de la sociedad en una época determinada. Por ejemplo, es curioso examinar la publicidad que en ellos se inserta, que nos trae el recuerdo de otros tiempos y otras modas. No puede entenderse, por citar otro ejemplo, el gran éxito de Carmen Amaya en Argentina sin tener en cuenta el fenómeno de la emigración española en aquellos años en los que ella actuó allí.

Actualmente Roberto tiene más de doscientos ejemplares, casi todos con una antigüedad de 30 a 80 años y, como él dice, gozando todos ellos de buena salud.

Roberto no conoce a otros coleccionistas de programas de teatro, aunque imagina que debe haber algunos, así como los hay de programas de Opera o de conciertos musicales.

Para adquirir nuevos ejemplares visita las tiendas de libros de segunda mano o de muebles antiguos. La experiencia le ha enseñado que cuando una persona guarda un programa de mano de un espectáculo, suele ser porque esa velada o la representación a la que ha asistido ha sido algo especial para ella, por eso lo suele depositar entre las hojas de un libro o en algún cajón, junto con otros papeles personales. Cuando esa persona fallece, los que vienen a ocupar su espacio se deshacen de todas sus cosas y venden o regalan muebles y trastos pero, con un poco de suerte, los programas no desaparecerán de escena, porque si Roberto los encuentra ¡están salvados!

Y es que la profesión de nuestro coleccionista es la de serigrafista y encuadernador, así es que puede decirse que los programas que caen en sus manos tienen mucha suerte, pues él los encuaderna cuidadosamente antes de guardarlos en su biblioteca. El único inconveniente es que esta tarea requiere bastante tiempo y no siempre es fácil encontrarlo, pero poco a poco Roberto lo va haciendo.

También se necesita mucho tiempo para ampliar el contenido de los blogs. Pero Roberto, que tiene uno dedicado a "Colecciones Teatrales" en el que escribe interesantes artículos sobre obras de teatro, autores y artistas, ha decidido llevar su ritmo sin dejarse llevar por las prisas.
Aunque el arte teatral ha acompañado a la Humanidad desde la noche de los tiempos, los programas de mano que se ofrecen en las salas de teatro tienen una vida mucho más corta, pues se remontan al siglo XIX.

Hay que destacar que todo el material e información que Roberto ha conseguido reunir, lo pone desinteresadamente a disposición de las personas que lo deseen, ya que considera que la Cultura es patrimonio de todos, por lo que le estamos muy agradecidos.
La función puede empezar: nuestra memoria es limitada, pero el programa nos ayudará a recordar.



sábado, 20 de febrero de 2010

Lote n° 46 de imágenes de casas construídas sobre la vía pública o pasajes

Foto nº 271: Hirschhorn (Alemania). M. J. Fuster



Foto nº 272: Tarazona de la Mancha (Albacete). Angel Pérez Avellaneda


Foto nº 273: Toledo. M. J. Fuster

Foto nº 274: Zaragoza. Jesús Monreal

Foto nº 275: Besalú (Gerona). Joaquín Canales


Foto nº 276: El Ballestero (Albacete). Angel Pérez Avellaneda



sábado, 13 de febrero de 2010

Una colección de billetes de Banco de todo el mundo




UN



PAPEL



IMPORTANTE





Claudio Fernández es un coleccionista argentino de billetes de Banco de todo el mundo. Una colección interminable, inabarcable, sin fín. Porque ¿quién puede pensar que se pueden tener todos los billetes de todos los países? Nadie pretende eso y, podríamos añadir, mucho menos Claudio. Pero a él no le importa en absoluto que sea así, porque tiene las ideas muy claras y muy buenas razones para elegir esta colección. El hecho de que sea un tema tan amplio, para él no es un problema, sino un estímulo, pues, aunque le encantaría tener todos los ejemplares que existen, se conforma con conseguir una buena representación de cada país.

Otra buena razón para haber elegido esta colección es que él siempre ha visto en su casa como su padre coleccionaba billetes. Y, aunque Claudio cuando era un chiquillo empezó interesándose por otras muchas cosas, como estampillas, marcas de cigarrillos, postales, etc. finalmente se decantó por aquello que le resultaba más familiar. Aunque, antes de dedicarse seriamente a la colección de billetes, Claudio pasó un periodo en el que abandonó un poco el coleccionismo, porque él es músico y tocaba la batería en un grupo de rock y eso le absorbía mucho tiempo. No obstante, entonces se dedicó a recopilar los recortes de prensa, la publicidad, fotos y todo lo relacionado con su banda, por lo que, sin darse cuenta, resulta que también estaba coleccionando. El resultado fue que cuando terminaron sus actuaciones musicales en los años 90, tenía montones de carpetas y cajas repletas de material, incluidos videos y audio.

Pero, volvamos a los billetes. Cuando era muy chico y mientras coleccionaba otras cosas, ya iba atesorando algún que otro billete, mientras observaba con pasión los que había recopilado su padre en los viajes que hacía por todo el mundo, billetes que hoy Claudio guarda con cariño y orgullo.

Un factor determinante para empezar la colección de papel moneda fue el hecho de que Claudio trabajó un tiempo en un aeropuerto y allí tenía la posibilidad de tener acceso a billetes de muchos países.

Pero hacer una colección de billetes no significa acumularlos, hay que saber coleccionar. Para ello es muy importante poder consultar un catálogo y, el primero que apareció en Argentina fue el conocido "Billetes de la República Argentina" de Roberto A. Bottero. Para Claudio esta obra fue reveladora, pues gracias a ella supo clasificar todos los billetes que había juntado hasta esa fecha. Al fin tenía unas directrices que seguir, un eje rector por el que guiarse. Después tuvo acceso a los catálogos mundiales "World Paper Money. Especialmente recuerda el "Standard Catalog of World Paper Money Volumen 2 (1960-2003)" que fue decisivo para él.

Así, pues, Claudio organiza su colección siguiendo los catálogos y clasificándola, en primer lugar, por países.

Al principio la colección la guardaba en carpetas con hojas especializadas para el colecionismo de billetes, sistema que brinda una excelente presentación, pero el inconveniente es que al incrementar el número de piezas hay que sacar y poner algunos ejemplares para poder intercalar los nuevos, y no es bueno andar manipulando los billetes constantemente.

Entonces se decidió por los sobres de acetato que es el sistema que usa actualmente, lo que permite admirar el billete tanto por el anverso como por el reverso y no tocar la pieza, ademas de poder intercalar sencillamente las nuevas adquisiciones.

Claudio, como buen coleccionista, se interesa tanto por los aspectos técnicos del billete como por la historia del país emisor. Descubrir el tipo de papel utilizado, las marcas que llevan para evitar falsificaciones, etc. es tan enriquecedor como saber quiénes son los personajes, lugares o escenas que aparecen representados, o los símbolos que se utilizan, lo que permite conocer y acercarse a otras culturas.
El papel moneda empezó a popularizarse en Europa en el siglo XVIII y en España, concretamente, se pusieron en circulación durante el reinado de Carlos III, en 178O. Pero para saber más sobre esta colección, a la que se le da el nombre de notofilia, podéis visitar el blog de Claudio, donde podréis admirar su interesante y valiosa colección.

sábado, 6 de febrero de 2010

Estoy de mudanzas...

Me estoy retrasando con la presentación de colecciones !lo sé! pero es que mi colección y yo estamos cambiando de casa, esperádnos porque...








¡volvemos enseguida!