jueves, 25 de septiembre de 2008

Una colección de maquetas de aviones



VOLANDO

con la
imaginación




Juan Sánchez Vidal es coleccionista de maquetas de aviones de compañías aéreas de todo el mundo. Hay que decir que, como él trabaja en una de ellas, encuentra algunas facilidades.
Facilidad o, como nos cuenta Juan, casualidad de la vida fue el hecho de que la primera maqueta que tuvo fuera un regalo del Sr. Rodolfo Bay, Presidente de la compañía aérea Spantax. Esto ocurrió en noviembre del año 1973 y, a partir de allí, puede decirse que su colección despegó. Por cierto, que aquella maqueta era un Coronado de Spantax.


Actualmente tiene 1.203 maquetas que representan e ilustran toda la Historia de la Aviación.
Gracias a las piezas que posee se puede seguir el recorrido a través de todo lo que ha sido la apasionante aventura de la aeronáutica, contemplando desde los más antiguos modelos de aviones, como The Flyer de los hermanos Wright, de principios de 1903, hasta los más modernos que se fabrican en la actualidad, como el Boeing 777 o el Airbus 380.

Cuando le hemos preguntado a Juan por su pieza prefida no ha dudado un momento y nos ha dicho que, como la primera que tuvo cuando tenía 16 años fue un Coronado de Spantax, desde entonces siempre todas las maquetas de esa compañía han sido especiales para él.

Este tipo de maquetas, conocidas como "de coleccionismo", son los modelos que sacan directamente las compañías aéreas y los coleccionistas las tienen que comprar si quieren tener al día su colección. Menos mal, nos cuenta Juan, que a raiz de las exposiciones que ha hecho y de que ya es conocida su colección, hay muchas compañías que se las ceden sin tener que pagar nada. Aunque él no las construye, lo que sí hace es repararlas cuando hay alguna rota o si han sufrido algún desperfecto.

El interés de la colección, nos explica nuestro coleccionista, no reside solamente en el aspecto técnico de sus piezas, sino también, como hemos mencionado anteriormente, en que nos permite abarcar de manera general muchos aspectos de la Historia de la Aviación en España. Contemplando algunos modelos de aviones, con sus colores y los emblemas que lucen se pueden recordar algunas compañías aéreas que fueran muy importantes en su día y que ya han dejado de volar, como Air Spain, Tae, Transeuropa, Norjet, Meridiana, Spantax, etc.
Juan, para que lo vamos a negar, está muy orgulloso de su colección y la ha mostrado y ha hablado de ella en diferentes programas de televisión y radio y en varias entrevistas concedidas a periódicos y revistas. El hecho de que en varias ocasiones la hayan clasificado de "espectacular" le llena de satisfacción.
Tuvo su colección expuesta durante tres años en el aeropuerto Madrid-Barajas, en la T-2, donde la pudieron contemplar más de 15.000 personas al día.
También la ha expuesto en la terminal de llegadas del aeropuerto de Palma de Mallorca, donde ha permanecido durante dos años. Al principio, confiesa, pensaba que no interesaría al público en general, pero una vez instalada se demostró que a la gente le gustaba.
Y se ha podido contemplar una pequeña muestra de la colección, formada por 35 modelos, en el Museo de la Aviación del Aeropuerto de Lanzarote, de reciente creación.

Juan, como todos los colecionistas, está acostumbrado a declinar la palabra "espacio". Actualmente tiene sus piezas desmontadas y guardadas en un sótano, donde cada caja, nos precisa, le ocupa una superficie de unos 20 m2., señal que tiene el tema bien estudiado.
Ni que decir tiene que a nuestro coleccionista le encantaría que muchas personas pudieran disfrutar con lo que él ha reunido con tanto esfuerzo y dedicación. El proyecto más inmediato es una nueva exposición en el aeropuerto de Palma de Mallorca. Quién sabe si un día Juan Sánchez podrá conseguir una ubicación permanente para su estupenda colección, de momento nos ha hecho volar a todos, con la imaginación...

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Una colección de "El Capitán trueno"




¡Rayos
y centellas!


¡El Capitán Trueno!






Aunque el coleccionista que presentamos hoy rechaza el calificativo de "gran coleccionista", nosotros pensamos que bien lo merece. La cantidad de piezas reunidas y el tiempo y el esfuerzo que nuestro invitado dedica a sus colecciones, nos hacen pensar que son buenas razones para atribuirle la mención específica de "grande".

Rafael Castillejo Murillo, se autodefine en su web como presentador, cantante y columnista ocasional, aunque, nos consta, que es articulista habitual de varias publicaciones culturales.

Gracias a su página "El desván de recuerdos de Rafael Castillejo", podemos disfrutar de muchas de las cosas que él colecciona.

Destacamos, por ejemplo, sus numerosos libros de escuela antiguos (cartillas, catones, enciclopedias, fotos de escolares, cuadernos de problemas, de caligrafía, gomas de borrar, papel secante...); álbumes fotográficos de algunas estrellas de cine (Marilyn Monroe, Elisabeth Taylor, Doris Day, Tarzán); carteles publicitarios de cine (de todas sus películas preferidas); canciones de los años 50 y 60 (que se pueden oir desde su página); programas de radio de aquella época; publicidad en la prensa; tebeos...

Hoy queremos centrar nuestro comentario sobre la colección de "El Capitán Trueno".

Cuenta Rafael que fue la Editorial Bruguera la que encargó la realización de una serie de guiones a Victor Mora, sobre un tema de libre elección. El protagonista de la nueva colección tenía que ser un héroe de aventuras. El dibujante en el que se pensó para dar vida al nuevo personaje fue Miguel Ambrós Zaragoza, "Ambrós". Cabe recordar que en aquella época ya había otros tebeos del estilo del que se quería lanzar, como "El Guerrero del Antifaz" de "Editorial Valenciana".


Victor Mora, que firmó sus creaciones con el nombre de Victor Alcazar y fue el único guionista de la serie a lo largo de los años, imaginó a su héroe como un caballero del siglo XII que participaba en la Tercera Cruzada. "El Capitán Trueno", que así se llamó, no estaba sólo en sus andanzas, le acompañaban algunos personajes que también gozaron de mucho protagonismo, como su escudero Goliath, el joven Crispín o la eterna novia del guerrero, Sigrid de Thule.

Estos personajes, gracias a un globo aerostático inventado por el Mago Morgano, viajaban por todo el mundo y podían protagonizar aventuras extraordinarias en cientos de ambientes diferentes.

La serie, que vió la luz en el año 1956, tuvo mucho éxito, convirtiéndose en la más popular en el periodo comprendido entre 1959 y 1968, con tiradas de 350.000 ejemplares semanales. La colección alcanzó los 618 números, todos ellos, como hemos dicho, a cargo del mismo guionista.

Por lo que se refiere a los dibujantes, Ambrós realizó los 200 primeros temas, salvo los números 26 al 45, que fueron de Ricardo Acedo. Después hubo otros artistas.
Además de los cuadernillos apaisados habituales, en 1960 se lanzó al mercado un formato vertical de 25 x 17, con el que se publicaron 427 ejemplares. También se publicaron las aventuras de "El Capitán Trueno" en las páginas centrales de "El Pulgarcito", además de ofrecerse ediciones especiales como "Almanaques" en Navidad, Extras" para las vacaciones de verano, etc.

La popularidad de nuestro Capitán le llevó a participar en campañas publicitarias de una marca de chocolate y con su imagen y la de sus amigos se hicieron figuritas de plásticos, recortables, cromos.
Pero como todo tiene un principio y un fin, el ocaso del Capitán Trueno también llegó. Rafael nos habla del agotamiento que se manifestó en el guionista de la serie, así como la incorporación de nuevos dibujantes que no supieron darle al héroe la fuerza y el magnetismo que le había dado el creador de su imagen. Y, factor importante, el cambio experimentado en el público juvenil, que encontraba distracción en otras entretenimientos (como la tele), contribuyó a que "El Capitán Trueno", aquél guerrero idealista, valiente y con un humor muy particular, dejara de interesarles.

Y es que de la caída no se libra nadie (no es que estemos pesimistas, es que va bien con el título del último ejemplar que mostramos)...



sábado, 20 de septiembre de 2008

Lote n° 23 de imágenes de casas construídas sobre calles y pasajes

Foto n° 133: Casa Maza, Pueyo de Morcat (Huesca). Fernando Abad


Foto n° 134: Casa Sánchez, Pueyo de Morcat (Huesca) Fernando Abad


Foto n° 135: Lascuarre (Huesca). Celedonio García

Foto n° 136: Colmar (Francia) M. J. Fuster


Foto n° 137: Chinchilla (Albacete). Antonio Navarro


Foto n° 138 : Calle Princesa, Madrid. Antonio Navarro



viernes, 12 de septiembre de 2008

Una colección de jirafas



safari


J


irafas





Nuestro coleccionista está acostumbrado a poner su mirada muy alta, nada más y nada menos que en las jirafas. Le gustan las vivas, pero ha optado por coleccionar cualquier cosa donde aparezcan representadas.
Sergio Eduardo Sakall es brasileño, vive en São Paulo y es nieto de húngaros por parte de padre. Su gran pasión desde niño fue la fotografía, afición que no le ha abandonado nunca. Además de su actividad profesional, que ha sido muy variada, Sergio ha realizado diferentes exposiciones fotográficas a través de la Secretaría de Cultura de su ciudad. También es escritor.
Nosotros queremos hablar de su faceta de coleccionista de jirafas. A él le gusta precisar que es coleccionador temático de la familia de los girafideos, que comprende dos especies endémicas del Continente Africano: las jirafas y los ocapis.

Pero, ¿por qué colecciona jirafas Sergio? obviamente, porque le gustan. Y ¿qué es lo que le gusta de las jirafas? pues muchas cosas.

Según nos cuenta, aprecia en ellas su belleza "física", la elegancia que despliegan al caminar, su piel, su manera de ser, pues son pacíficas, dóciles, curiosas... También le gustan porque a todos los niños les encantan las jirafas, lo que para él es algo muy significativo.

La primera jirafa que tuvo a su alcance fue un juguete de plástico que le regalaron cuando era un bebé, en 1964. En 1985 ya tomó consciencia de que quería coleccionarlas y se dedicó a ello, pero no fue hasta el 2000 cuando lo hizo de una manera más organizada, intentando darle más contenido a la colección.

Sergio califica su colección dentro de la categoría conocida como pancoleccionismo, es decir el "vale todo", en el sentido de que se interesa por todos los objetos que están relacionados de algún modo con su tema específico, léase, jirafas.

No obstante, dentro de la colección de jirafas propiamente dicha, han surgido otras en las que está muy volcado, como la Filatelia, Telecartofilia, cartolifilia, etc.

Concretamente en el apartado de Filatelia ha conseguido reunir piezas muy interesantes, y las tiene todas muy bien documentadas. Nos muestra, por ejemplo, el primer sello postal en el que apareció representada una jirafa, en el año 1901, y una amplia representación de las primeras emisiones alemanas, australianas, canadienses, colombianas, etc.

Lo mismo ocurre con su colección de billetes y monedas, que acompaña con una pormenorizada lista de Países africanos y sus respectivas monedas, tanto las actuales como las que se han dejado de utilizar.

Hablando de listas, no falta una relación en inglés y francés de todas las naciones del Planeta y la enumeración de todos los idiomas y alfabetos del mundo.

Su colección ha ido adquiriendo valor económico con el paso del tiempo, dado el valor intrínseco de algunas de las piezas, pero lo que Sergio aprecia especialmente es el valor afectivo de muchos de esos objetos. Considera, también, que coleccionar es un hobby excelente, pues es una óptima terapia ocupacional y una fuente de información que permite el enriquecimiento intelectual.

Para poder ver la cantidad de cosas diversas que forman parte de su colección, para conocer mejor a Sergio y, por supuesto, para aprender casi todo sobre las jirafas, hay que visitar su interesantísima web, que se llama "girafamania".

Paseando por su página hemos tenido ocasión de descubrir jirafas en postales, sellos, relojes, cajas, posters, ropa, corbatas, sillas, tarjetas de teléfono, tapaderas de w.c., dedales, marcos de fotos, perchas, instrumentos musicales, discos, calendarios, en piezas de Swarovski ¡y en la pierna del coleccionista!

Y como el objetivo de una colección no es sólo almacenar objetos sino también conocerlos mejor, para poder apreciarlos, Sergio estudia todo lo referente a sus animales preferidos: su anatomía, fisiología, clasificación científica...
Entre otras curiosidades, está recopilando la traducción del nombre "jirafa" en todas las lenguas del mundo, así como la elaboración de unas listas con el nombre de todas las reservas y zoos donde pueden verse las jirafas al natural, y en los museos o centros donde hay obras y estudios sobre ellas.

También es interesante una sección en la que enumera a todas las personalidades que han tenido algo que ver con las jirafas, desde Jorge V de Inglaterra a Salvador Dalí, Walt Disney, Hergé, etc. De todos ellos ofrece datos biográficos y el motivo por el que se les ha vinculado con la jirafa.

Dedica, también, un espacio a los niños, con juegos y objetos varios en los que la jirafa es la estrella número uno.

Aunque la colección es muy original, algunas de las ilusiones de Sergio son comunes a las de tantos otros coleccionistas. A él le encantaría poder dedicar un museo a sus jirafas y poder mostrarlas en exposiciones tématicas. También ha comenzado a realizar gestiones para poder incluir su colección en el libro de los Records de Guinness.

Le deseamos a Sergio mucho éxito en sus iniciativas y esperamos que haya apreciado el "color jirafa" de las letras de este texto... y el defectuoso palindromo del título:
SAFARI J IRAFAS



sábado, 6 de septiembre de 2008

Una colección de servilletas de papel



SERVILLETAS

mensajeras...



Luisa es una coleccionista chilena, con tanta curiosidad e inquietud por las cosas, que puede decirse que colecciona de todo. Tiene 2.000 cajas de cerillas, 2.000 calendarios de bolsillo, 800 posavasos, 8.000 sellos o estampillas, monedas, latas de bebida, etc. Pero, en este comentario, vamos a tratar solamente de su colección de servilletas de papel.

Con esta colección comenzó hace ya bastante tiempo, en el año 1974, aunque no fue hasta el año pasado cuando empezó a intercambiar sus piezas repetidas con otros coleccionistas .

Lo que más le gusta a Luisa de esta colección, son los diseños elegidos para la decoración de las servilletas que, hay que reconocer, abarcan temas muy diversos. Ella las agrupa siguiendo la clasificación que ha creado. Por un lado están las que utilizan en restaurantes, hoteles, aviones, o las que hacen referencia a conmemoraciones especiales, como la Navidad, cumpleaños, fiestas patrias... También, las que llevan motivos infantiles, etc.

Hablando de clasificaciones, nos cuenta que guarda las servilletas en bolsas de nylon y archivadores, y pone dentro de cada servilleta la "ficha técnica" correspondiente, con los datos siguientes: nombre de la persona que la ha regalado y fecha y lugar desde donde se la envían (ciudad y país). En la bolsa de nylon también pone el país donde han sido fabricadas.

Actualmente tiene unos 22 archivadores con servilletas, alcanzando la cantidad de 5.100 piezas.

También sabemos que Luisa cuenta en su colección con una abundante representación de muchos países de todo el mundo. Ella aprecia, especialmente, los diseños de Alemania, Bulgaria, España y Chile.
Le hemos preguntado por sus piezas preferidas, pero nos confiesa que no podría decantarse por una u otra porque encuentra que todas son interesantes, cada una en su estilo, y que no le gustaría renunciar a ninguna de ellas.

Sobre el origen de las servilletas de papel y la fecha en la que empezaron a utilizarse, nos dice Luisa que no ha buscado información. Destaca, no obstante, que una cualidad que se requiere en las servilletas es que estén hechas de papel absorbente.

Efectivamente, el papel del que están hechas las servilletas es el llamado papel "tisú" que ofrece algunas características bien necesarias en estos artículos, como son la suavidad, la flexibilidad, el poder de absorción, etc. En realidad, y con perdón, es el mismo papel que se utiliza para el papel higiénico (del w.c.) del que sí sabemos que empezó a comercializarse a finales del siglo XIX.

Además de cumplir con su función primordial, que es la de ser una servilleta, lo cierto es que estas piezas de colección que comentamos pueden prestar otros servicios. Por ejemplo, ofrecen un espacio muy tentador para poder transmitir un mensaje, ya que su superficie se expone a la mirada del público durante bastante tiempo, un tiempo en el que se prestan a ser contempladas con calma y atención. Por eso se aprovecha para insertar en ellas publicidad, especialmente, de los establecimientos de hostelería, compañías áreas, etc. lugares en los que son utilizadas.

Hablando de mensajes, no podemos dejar de mencionar, que las servilletas de papel han sido muchas veces el soporte efímero (si no las ha pillado un coleccionista) de mensajes de todo tipo: desde la exposición de nuevas teorías entre científicos, hasta la de importantes contratos comerciales, además de ser la superficie de emergencia donde el poeta puede escribir inspirados poemas que le asaltan al comer una ensalada o mientras espera a la persona que no llega. Con frecuencia han servido, también, para comunicarle al compañero de mesa cosas como "te quiero" o "¿llevas dinero para pagar la cuenta?"

Y es que una servilleta de papel, puede decir muchas cosas...