Alan Bawden es un coleccionista argentino de marcas, más exactamente, de logotipos y diseños de distintas marcas en distintos formatos, que puedan ser recortados y pegados en una especie de gran álbum que tiene.
Ya hemos hablado en alguna ocasión de lo que es una colección "abierta", aquella cuyo tema es tan amplio que es imposible completar y, también hemos dicho, que colección "cerrada" significa todo lo contrario. Evidentemente, para la colección de Alan aún se debería crear otra clasificación, la de SUPER-ABIERTA.
Ya hemos hablado en alguna ocasión de lo que es una colección "abierta", aquella cuyo tema es tan amplio que es imposible completar y, también hemos dicho, que colección "cerrada" significa todo lo contrario. Evidentemente, para la colección de Alan aún se debería crear otra clasificación, la de SUPER-ABIERTA.
Con el fin de poner un poco de orden en todo ello, Alan ha hecho diferentes apartados o grupos cpn el material que va recopilando, entre los que se encuentran el de envoltorios, publicidades y envases desde los años 30 hasta la actualidad. Por otro lado, procura ir centrándose en temas específicos, como son las golosinas, alimentos, productos de limpieza, productos de tocador y, más recientemente, artículos de electrónica, televisión, automóviles y música. Nosotros hablaremos aquí del grupo o apartado en el que reúne a los productos conocidos popularmente como "milagrosos", ya sean alimentos, medicamentos o artículos de higiene y belleza.
La mayor parte de su colección está compuesta por productos argentinos, aunque últimamente va incorporando material de otros países.
La mayor parte de su colección está compuesta por productos argentinos, aunque últimamente va incorporando material de otros países.
El origen de la colección, que fueron las etiquetas, se remonta a cuando era un niño, con 11 años, porque siempre le han llamado la atención lo coloridas y llamativas que resultaban. Después, las marcas fueron cambiando sus presentaciones y, de repente, se encontró con que aquellas etiquetas que guardaba se revestían para otras personas de un valor nostálgico y reactivador de muchos recuerdos propios. Y como Alan siempre ha tenido cierta habilidad para manualidades y recortes, empezó a agruparlas de un modo que a muchos les resultaba atractivo. Y así fue como despegó la colección. Era el año 2002.
Al principio juntaban lo que más fácilmente conseguía a su alrededor: papelitos de alfajores, galletitas, caramelos. Después continuó con alimentos y bebidas, incluyendo publicidad antigua. Agregó medicamentos y artículos, no necesariamente etiquetas (como calendarios, cd´s o juegos de cartón) comerciales, después llegaron los productos de limpieza y baño. Pero nosotros, como hemos dicho, nos ocuparemos solamente de los productos que prometen más de lo que pueden dar, de los que crean muchas expectativas que acaban no satisfaciendo.
Nos cuenta Alan que este tipo de artículos presenta una gran variedad y los ha habido en todas las épocas. Van desde los digestivos, laxantes, adelgazantes, antiácidos, analgésicos, crecepelos, antiarrugas... y se presentan como champús, quesos, cremas, yogures, jaleas, etc. No hay que olvidar que hasta la famosa Coca Cola empezó siendo publicitada en el siglo XIX como un remedio milagroso, y se le atribuyeron cualidades especiales y curativas hasta mediados del siglo XX.
Dentro de esta extensa gama de dolencias y problemas que se pretende resolver, unos de los productos más solicitados son todos aquellos que ofrecen proporcionar relajación, tranquilidad, poder dormir por las noches... pero también todo lo contrario, pues hay mucha demanda de vigorizantes, estimulantes y todo lo que combate el cansancio y la inapetencia. Y es que las manifestaciones de estados de ánimo como ansiedad, irritación, apatía, etc. son como una losa para vivir plenamente, pues se necesita estar en forma para hacer todo lo que queremos, así es que para combatir los problemas se busca la solución con alguna pequeña ayuda extra... ¡quien sabe! un zumo, una galleta, una pastilla, una tisana... nos ayudarán.
También están los problemas meramente fisiológicos, como son los ardores de estómago, problemas intestinales, etc. para los que se intenta encontrar una solución fácil, sin tener que pasar por el médico. Y no digamos ya, de las preocupaciones de tipo estético, que son un tormento para muchas personas que pretenden luchar contra sus problemas en solitario, problemas como pueden ser la obesidad, caída del cabello, debilidad de las uñas, arrugas, flacidez y muchas más cosas.
Alan ha observado que con el transcurrir del tiempo ha habido una clara evolución en la publicidad de estos productos milagrosos. Se han suprimido muchos adjetivos, que antes proliferaban en los textos para hablar de los beneficios de tomar tal o cual producto, por lo que en la actualidad se han reduciendo los textos y las explicaciones drasticamente. Ahora se busca el impacto visual, dejando atrás la verborrea. Las empresas comerciales se dirigen a un público más adulto y entendido que no quiere promesas absurdas sino soluciones razonables. También hay que decir, que actualmente en muchos países existe una legislación estricta que vigila el tipo de propiedades que se puede atribuir un producto, y se sanciona a los responsables cuando anuncian algo que no se corresponde con la realidad. La publicidad engañosa está completamente prohibida.
Dentro de esta evolución de la publicidad, una cosa llama la atención, y es el lenguaje desenfadado y sin tabús que se utiliza en nuestro días. Antiguamente se intentaba vender remedios para algo que no se nombraba claramente, por considerarse tema delicado, y para lo que se tenía que recurrir a eufemismos. Especialmente con temas referentes a la mujer. Hoy estamos en la fase de "al pan pan y al vino vino".
Otro tema que le llama la atención a Alan, dentro de lo que es la publicidad engañosa, o exagerada, es la de los productos vendidos en las parafarmacias, algunos de los cuales, siendo claramente medicamentos, se pueden comprar sin receta médica. Bueno, hay que decir que incluso se anuncian abiertamente algunos medicamentos. Dado que muchos de ellos están destinados a la población infantil, nuestro responsable coleccionista piensa que con eso no habría que frivolizar, sino procurar ser más cuidadoso, si cabe. Es el caso, por ejemplo, de las vacunas, calmantes, etc.
Si hablamos mucho de la publicidad de los productos milagro y poco, en realidad, de los productos en sí mismos, es que la variedad en las presentaciones y los fines perseguidos son tan diversos que no puede presentarse como un grupo homogéneo. En este terreno, como en cualquier otro, hay que estar con los ojos bien abiertos y procurar discernir un poco entre lo que promete un artículo y lo que puede ofrecer. Si te compras crema Colgate con la esperanza de que te cambien el marido, es casi seguro que no vas a conseguir lo que pretendes.
Alan está digitalizando todo el material que ha acumulado, que es mucho. Lo ha conseguido comprándolo personalmente o gracias a las aportaciones de familiares y amigos y, también, con la ayuda de todas esas personas amables que contactan con él vía internet, mandándole desde sus países lo que consideran que le puede interesar. Poco a poco va creciendo el contenido e incluso ponen chistes referidos a marcas comerciales. También quiere colgar videos de reseñas de comidas exóticas.
Tiene un blog "El gran libro de las marcas" donde está intentando recopilar todo el material que ha reunido.
Yo también le quiero hacer un regalo a Alan. Es un anuncio publicado en "El Diario de Huesca" del 22 de agosto del año 1928, de Hipofosfitos Salud. Está recomendado para: "los achaques de la edad, desgaste de su existencia ajetreada, convalecencias interminables, niños enclenques, nervios irritables, agotamiento, anemia" y se asegura en el anuncio, que todos esos problemas se acabaron "bajo la acción poderosamente tónica y reconstituyente de los HIPOFOSFITOS SALUD, fuente vida, de sangre joven y de fuerza". Espero que te sirva, Alan (el anuncio, no los Hipofosfitos).
Al principio juntaban lo que más fácilmente conseguía a su alrededor: papelitos de alfajores, galletitas, caramelos. Después continuó con alimentos y bebidas, incluyendo publicidad antigua. Agregó medicamentos y artículos, no necesariamente etiquetas (como calendarios, cd´s o juegos de cartón) comerciales, después llegaron los productos de limpieza y baño. Pero nosotros, como hemos dicho, nos ocuparemos solamente de los productos que prometen más de lo que pueden dar, de los que crean muchas expectativas que acaban no satisfaciendo.
Nos cuenta Alan que este tipo de artículos presenta una gran variedad y los ha habido en todas las épocas. Van desde los digestivos, laxantes, adelgazantes, antiácidos, analgésicos, crecepelos, antiarrugas... y se presentan como champús, quesos, cremas, yogures, jaleas, etc. No hay que olvidar que hasta la famosa Coca Cola empezó siendo publicitada en el siglo XIX como un remedio milagroso, y se le atribuyeron cualidades especiales y curativas hasta mediados del siglo XX.
Dentro de esta extensa gama de dolencias y problemas que se pretende resolver, unos de los productos más solicitados son todos aquellos que ofrecen proporcionar relajación, tranquilidad, poder dormir por las noches... pero también todo lo contrario, pues hay mucha demanda de vigorizantes, estimulantes y todo lo que combate el cansancio y la inapetencia. Y es que las manifestaciones de estados de ánimo como ansiedad, irritación, apatía, etc. son como una losa para vivir plenamente, pues se necesita estar en forma para hacer todo lo que queremos, así es que para combatir los problemas se busca la solución con alguna pequeña ayuda extra... ¡quien sabe! un zumo, una galleta, una pastilla, una tisana... nos ayudarán.
También están los problemas meramente fisiológicos, como son los ardores de estómago, problemas intestinales, etc. para los que se intenta encontrar una solución fácil, sin tener que pasar por el médico. Y no digamos ya, de las preocupaciones de tipo estético, que son un tormento para muchas personas que pretenden luchar contra sus problemas en solitario, problemas como pueden ser la obesidad, caída del cabello, debilidad de las uñas, arrugas, flacidez y muchas más cosas.
Alan ha observado que con el transcurrir del tiempo ha habido una clara evolución en la publicidad de estos productos milagrosos. Se han suprimido muchos adjetivos, que antes proliferaban en los textos para hablar de los beneficios de tomar tal o cual producto, por lo que en la actualidad se han reduciendo los textos y las explicaciones drasticamente. Ahora se busca el impacto visual, dejando atrás la verborrea. Las empresas comerciales se dirigen a un público más adulto y entendido que no quiere promesas absurdas sino soluciones razonables. También hay que decir, que actualmente en muchos países existe una legislación estricta que vigila el tipo de propiedades que se puede atribuir un producto, y se sanciona a los responsables cuando anuncian algo que no se corresponde con la realidad. La publicidad engañosa está completamente prohibida.
Dentro de esta evolución de la publicidad, una cosa llama la atención, y es el lenguaje desenfadado y sin tabús que se utiliza en nuestro días. Antiguamente se intentaba vender remedios para algo que no se nombraba claramente, por considerarse tema delicado, y para lo que se tenía que recurrir a eufemismos. Especialmente con temas referentes a la mujer. Hoy estamos en la fase de "al pan pan y al vino vino".
Otro tema que le llama la atención a Alan, dentro de lo que es la publicidad engañosa, o exagerada, es la de los productos vendidos en las parafarmacias, algunos de los cuales, siendo claramente medicamentos, se pueden comprar sin receta médica. Bueno, hay que decir que incluso se anuncian abiertamente algunos medicamentos. Dado que muchos de ellos están destinados a la población infantil, nuestro responsable coleccionista piensa que con eso no habría que frivolizar, sino procurar ser más cuidadoso, si cabe. Es el caso, por ejemplo, de las vacunas, calmantes, etc.
Si hablamos mucho de la publicidad de los productos milagro y poco, en realidad, de los productos en sí mismos, es que la variedad en las presentaciones y los fines perseguidos son tan diversos que no puede presentarse como un grupo homogéneo. En este terreno, como en cualquier otro, hay que estar con los ojos bien abiertos y procurar discernir un poco entre lo que promete un artículo y lo que puede ofrecer. Si te compras crema Colgate con la esperanza de que te cambien el marido, es casi seguro que no vas a conseguir lo que pretendes.
Alan está digitalizando todo el material que ha acumulado, que es mucho. Lo ha conseguido comprándolo personalmente o gracias a las aportaciones de familiares y amigos y, también, con la ayuda de todas esas personas amables que contactan con él vía internet, mandándole desde sus países lo que consideran que le puede interesar. Poco a poco va creciendo el contenido e incluso ponen chistes referidos a marcas comerciales. También quiere colgar videos de reseñas de comidas exóticas.
Tiene un blog "El gran libro de las marcas" donde está intentando recopilar todo el material que ha reunido.
Yo también le quiero hacer un regalo a Alan. Es un anuncio publicado en "El Diario de Huesca" del 22 de agosto del año 1928, de Hipofosfitos Salud. Está recomendado para: "los achaques de la edad, desgaste de su existencia ajetreada, convalecencias interminables, niños enclenques, nervios irritables, agotamiento, anemia" y se asegura en el anuncio, que todos esos problemas se acabaron "bajo la acción poderosamente tónica y reconstituyente de los HIPOFOSFITOS SALUD, fuente vida, de sangre joven y de fuerza". Espero que te sirva, Alan (el anuncio, no los Hipofosfitos).
5 comentarios:
Muchísimas gracias por el post! Me gustó muchísimo.
Saludos desde San Juan, Argentina...
Gracias a ti, Alan, has sido un colaborador estupendo.
¡Muy divertido!
Muy interesante la colección y sirve para desmitificar muchos productos que aparecen como ""salvadores"" de diversas patologías, luego son una ""moda"" y posteriormente pasan al olvido. Es un buen articulo y debería divulgarse en forma masiva, para que el gran publico, a quien normalmente llamamos consumidor, sepa que solamente una alimentación sana, balanceada y proporcionada, es el camino para que el ""alimento sea también tu medicina"
gracias por tu comentario, Sergio ¡me has convencido! Saludos,
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