ÉRASE UNA VEZ...
Estas vajillas están pensadas para llamar la atención de los niños y que se entretengan mientras comen. Así, no se les hace aburrido el tiempo que tienen que pasar sentados delante del plato. Si se trata de "peques" mal comedores, un recurso muy socorrido es que la persona que les tiene que dar la comida les cuente cuentos o les cante canciones. Para ello, se pueden inspirar en los bonitos dibujos que decoran las vajillas infantiles, casi todos ellos dedicados a personajes que los niños conocen muy bien. También se puede improvisar algo y añadir un mensaje apropiado a las circunstancias, como puede ser una referencia a un niño que se puso malito porque sólo quería comer chocolate y caramelos, o aquél otro que no crecía porque nunca tomaba ensalada ni fruta...
Nuestra coleccionista de hoy es Silvina, una argentina de Buenos Aires, que colecciona estas preciosas vajillas de las que estamos hablando, incluyendo tazas y platos de todos los tamaños y orígenes.
No es la única colección que ha empezado, pues, nos cuenta que esta tendencia coleccionista le ha acompañado toda la vida. Dedicó unos años a los saleros de cristal o vidrio y a las hueveras (¡yo se las robaría todas!) (es broma...), hasta que un día, dando un paseo por una feria de antigüedades, se topó con una taza decorada con motivos infantiles, que inmediatamente despertó su atención.
No sabe muy bien de dónde le brotó aquél deseo imperioso, pero nada más ver la taza, se oyo a si misma decir ¡tiene que ser mía! ¡la quiero! Así, es que la compró sin pensarlo mucho e, instantáneamente, supo que aquella era la primera pieza de una colección que acababa de empezar, y que la iba a atrapar por completo.
Como ésto ocurrió hace solo cuatro o cinco años, a la vista de todo lo que tiene podemos imaginar lo que será la colección dentro de 10 años, ¡espectacular!
Nos cuenta Silvina que la mayoría de las tazas y platos son ingleses, aunque también tiene piezas alemanas, checoslovacas, japonesas... y, por supuesto, de industria nacional, es decir, argentinas. En la mayoría de los casos se trata de loza, pero también hay porcelana y en menor cantidad, cerámica.
A través de ellos, se procuraba transmitir a los niños unos valores determinados, o ayudarles a aprender algo, ya fuera a contar hasta diez o los días de la semana. Dice Silvina que para saber de dónde provienen los dibujos de sus vajillas y la historia que hay detrás, procura leer bastante sobre el tema, ya sea comprando libros antiguos o bien en internet.
Por poner algún ejemplo de las nursery rhymes, podemos citar "Hey, diddle, diddle" (que data de 1765); "Hickory, Dickory Dock" (de 1745);" Twinkle, Twinkle little Star" (1806) o "Mary had a little Lamb" (1830).
A Silvina le encanta visitar ferias y negocios de antigüedades y brocanteurs, donde suele acudir los fines de semana. No importa si hace frío o calor, para ella ese es un buen momento. Y cuanto más vieja y desordenada está una tienda, más le apetece entrar y ponerse a revolver en busca de la perla rara, no lo puede evitar.
Y si tuviera que elegir sus piezas preferidas, no dudaría en decidirse por las dos más significativas para ella. Una, es una huevera que utilizaba su marido cuando era niño. La otra, es la primera taza que compró, aquél amor a primera vista que hemos comentado antes, y que fue el origen de la colección.
Silvina tiene una estupenda web dedicada a sus cosas "Tazas y cuentos", que os recomendamos que no os perdáis.
Por cierto, estoy pensando si en español hay algún poema o canción del tipo de las nursery rhymes, pero no se me ocurre nada... a no ser que "Debajo un botón, ton, ton, del señor Martín, tin tín, había un ratón, ton, ton, Hay que chiquitín, tin, tín...", no sé si esto lo es. Y la de "Tengo, tengo tengo/ tú no tienes nada/ tengo tres ovejas/ en una cabaña/. Una me da leche/ otra me da lana/ y la otra me mantiene/ toda la semana" ¿lo es? ¿no lo es? por lo menos didáctica resulta... Le preguntaremos a Silvina, que es la especialista.