CHOCO con dos trenes
LATE mi corazón
¿qué es?
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Se empieza a coleccionar algo por muy variadas razones, pero hay que reconocer que la que tuvo Miguel Sánchez para coleccionar envoltorios de chocolate es bien curiosa. Se encontró la colección ya "hecha y derecha" en un mercadillo de antigüedades. A Miguel, coleccionista de etiquetas de fruta, en un primer momento le llamó la atención el diseño de los envoltorios que lucían llamativos en un álbum abierto. Se los estuvo mirando y, cuando ya se marchaba, la vendedora le puso la tentación en el oído: "60 euros por todo". Miguel no se dio por aludido y siguió su camino (o quiso seguirlo), porque ese no era el tema de su colección, pero de repente se encontró pensando en el coleccionista desconocido que había conseguido reunir aquellos envoltorios y, también por unos segundos, vio su colección de etiquetas de fruta expuesta en la calle e ignorada por todos... así es que no lo pudo evitar, se puso sentimental... ¡que triste es no tener a nadie a quien encomendarle la colección a la que has dedicado tanto tiempo y energías! Melancolías aparte, tomó una decisión: volvió al tenderete donde estaban los envoltorios y los compró. Por otra parte, como cuando era joven había trabajado durante algunos años en una tienda de comestibles que tenían sus padres en Barcelona, muchas de aquellas marcas de chocolate las conocía y le parecían algo familiar, como si fuera algo que ya le pertenecía desde hacía tiempo.
Una vez en su casa, pudo examinar con atención aquellos envoltorios y disfrutar y descubrir con calma todas aquellas imágenes y mensajes estampados en su superficie, cuyo único fin era, hacer más atractivo algo que siempre lo ha sido: el chocolate. Aunque no hay que olvidar que, además de ofrecer información sobre el producto que contienen, los envoltorios tienen como objetivo proteger el artículo lo mejor posible de los elementos externos y del paso del tiempo.
No es cuestión de empezar a explicar aquí qué es el chocolate y cuándo empezó a consumirse, etc., pero querríamos recordar cuándo se inció la fabricación y comercialización del mismo como alimento sólido. Advertimos, de todos modos, que no es tarea fácil querer establecer una cronología de este proceso, pues pueblos y ciudades de España y del extranjero se disputan con pasión el haber sido los primeros en hacerlo.
Una vez en su casa, pudo examinar con atención aquellos envoltorios y disfrutar y descubrir con calma todas aquellas imágenes y mensajes estampados en su superficie, cuyo único fin era, hacer más atractivo algo que siempre lo ha sido: el chocolate. Aunque no hay que olvidar que, además de ofrecer información sobre el producto que contienen, los envoltorios tienen como objetivo proteger el artículo lo mejor posible de los elementos externos y del paso del tiempo.
No es cuestión de empezar a explicar aquí qué es el chocolate y cuándo empezó a consumirse, etc., pero querríamos recordar cuándo se inció la fabricación y comercialización del mismo como alimento sólido. Advertimos, de todos modos, que no es tarea fácil querer establecer una cronología de este proceso, pues pueblos y ciudades de España y del extranjero se disputan con pasión el haber sido los primeros en hacerlo.
Digamos, que lo que parece probado es que el primer chocolate sólido se presentó en barras y después pasó a fabricarse en tabletas, y no incluimos en esta cronología el chocolate en polvo, claro está. Se estima que fue François-Louis Cailler quien fabricó artesalmente por primera vez el chocolate en barra en Vevey (Suiza) en 1819, aunque no falta quien asegura que fue el italiano Doret el pionero en solidificar el chocolate para obtener una tableta, lo que llevó a cabo en Turín (Italia). En 1824 fue el farmaceútico Antoine Brutus Meunier quien fabricó el primer chocolate industrial en Noisiel-sur-Marne. Y, también se da por cierto que fue la firma Fry & Sons (hijos de Joseph Storrs Fry, que ya había tenido la iniciativa de fabricar pasta de chocolate) quien comercializó por primera vez el chocolate en tabletas en Inglaterra, en el año 1849, con el nombre de "Chocolat Dèlicieux à manger". En 1875 Daniel Peter Tobler, perfeccionó el primer chocolate con leche, lo que consiguió añadiendo leche en polvo al cacao, valiéndose de un método de condensación de la leche que había ideado Henry Nestlé, con el que se asoció.
En fín, en este recorrido geográfico con tantos nombres y fechas, lo que sí es cierto que los nombres de aquellos pioneros que se dedicaron a la fabricación de chocolate, son todavía actualidad en nuestros tiempos, Nestlé, Suchard, Lindt, Kohler, Tobler, etc. en muchos casos gracias a que fueron los fundadores de auténticas dinastías, que han perdurado vinculadas al chocolate hasta nuestro días, a través de sucesivas generaciones.
En fín, en este recorrido geográfico con tantos nombres y fechas, lo que sí es cierto que los nombres de aquellos pioneros que se dedicaron a la fabricación de chocolate, son todavía actualidad en nuestros tiempos, Nestlé, Suchard, Lindt, Kohler, Tobler, etc. en muchos casos gracias a que fueron los fundadores de auténticas dinastías, que han perdurado vinculadas al chocolate hasta nuestro días, a través de sucesivas generaciones.
En España, a principios del siglo XIX, numerosas pequeñas empresas familiares producían pastillas (onzas de chocolate) para consumo local o regional. Poco a poco se pasó a la producción industrial, con algunas marcas como Chocolates López, de Lugo, que empezó a hacerlo en 1825; Chocolate Elgorriaga o Nogueroles (en 1843); Santiveri (1885); Chocolate Valor, Lacasa y tantas otras.
Desde el primer momento ya algunas marcas optaron por "personalizar" el papel del envase de envolver el chocolate, de manera que fuera fácil la identificación del producto que fabricaban. La marca suiza más antigua, Cailler, que inventó la presentación del chocolate en forma de tabletas de 6 barras semi-cilíndricas, utilizaba el color amarillo para el papel de los envoltorios; Philip Suchard eligió el color malva; Jean Neuhaus popularizó el célebre elefante...
Desde el primer momento ya algunas marcas optaron por "personalizar" el papel del envase de envolver el chocolate, de manera que fuera fácil la identificación del producto que fabricaban. La marca suiza más antigua, Cailler, que inventó la presentación del chocolate en forma de tabletas de 6 barras semi-cilíndricas, utilizaba el color amarillo para el papel de los envoltorios; Philip Suchard eligió el color malva; Jean Neuhaus popularizó el célebre elefante...
Cuando Miguel consiguió la colección, advirtió que estaba sin clasificar, los envoltorios no llevaban numeración, ni fechas, ni orden alguno. Ahora él, con la experiencia que tiene como coleccionista de etiquetas de fruta, la ha ordenado con el mismo criterio que organiza sus etiquetas: primero clasifica los envoltorios por marcas y, dentro de ellas, los ordena cronológicamdente, a partir del más antiguo hasta el más moderno, lo que le permite ver la evolución de la marca. También descubrió que el envoltorio más antiguo data de 1922 y el más moderno es del 2009.
Observando mejor su adquisición, y en plan Sherlock Holmes, Miguel también se dio cuenta de que la colección de envoltorios había pertenecido a tres coleccionistas distintos. De ellos, parecía evidente que el primero había sido el que le había dedicado más tiempo y atención a la colección, pues fue el más meticuloso a la hora de presentar las piezas. Parece ser que el segundo coleccionista la tuvo poco tiempo y el tercero ya se relajó un poco más en cuanto al soporte donde pegaba los envoltorios, etc.
La mayoría de los envoltorios corresponden a chocolates españoles. También hay bastantes de la marca Lindt, que fueron los primeros que introdujeron en España envoltorios de chocolate con la tipografía en otros idiomas. Miguel lo recuerda bien porque era cuando él estaba trabajando en la tienda de sus padres le llamaba la atención, a principios de los 80, ver escritos diferentes idiomas en la etiqueta de un producto.
Aunque de momento no tiene mucho tiempo para dedicar a esta colección, Miguel piensa que es muy bonita y curiosa y que hay piezas muy interesantes. En su web, dedicada a las etiquetas de fruta, hay una sección llamada "Cajón de sastre" donde presenta esta colección, en el apartado "Chocolate".
La mayoría de los envoltorios corresponden a chocolates españoles. También hay bastantes de la marca Lindt, que fueron los primeros que introdujeron en España envoltorios de chocolate con la tipografía en otros idiomas. Miguel lo recuerda bien porque era cuando él estaba trabajando en la tienda de sus padres le llamaba la atención, a principios de los 80, ver escritos diferentes idiomas en la etiqueta de un producto.
Aunque de momento no tiene mucho tiempo para dedicar a esta colección, Miguel piensa que es muy bonita y curiosa y que hay piezas muy interesantes. En su web, dedicada a las etiquetas de fruta, hay una sección llamada "Cajón de sastre" donde presenta esta colección, en el apartado "Chocolate".
Para terminar, le hemos preguntado a Miguel sobre sus piezas favoritas, y nos dice que cada una de ellas tiene su encanto y le gustan todas, aunque una de las que más le llama la atención es el envoltorio de Chocolín, con el loro (que mostramos al inicio del comentario) .
Una colección que, además de bonita, nos hace la boca agua...
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2 comentarios:
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Animo chocolataro yo con las de melones ya llevo 65 españolas este año.con las de queso he conseguido sin saber como 10 mas.Un saludo Carmelo
Haber si te acuerdas de traer una tabletilla ,para tu amiga ,la Marisol.
Un saludo y que no gasteis mucho dinero.
Hasta la vuelta un abrazo
Carmelo
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