jueves, 28 de enero de 2010

Cofias de enfermera






Cofias


y


enfermeras






Angel Martín Artime confiesa que lo suyo era estudiar enfermería, pero por cosas de la vida no pudo hacerlo en su momento. Más tarde ya no se animó a sacarse el título por mucho que le gustaran las materias a estudiar, así es que se quedó, siendo lo que él dice con humor, un ATS amateur.

Pero estamos seguros que no puede sentirse frustrado con una colección tan original como la que tiene, pues colecciona ¿quién puede dudarlo? material de enfermería. En realidad empezó con la colección de cofias de enfermera y, aunque luego fue ampliando el tema, hoy nos ocuparemos sólamente de ellas.
Cuando le hemos preguntado cómo decidió hacer esta colección, Angel nos ha explicado que todo empezó a finales de los años 70. Le llamó mucho la atención la uniformización en la vestimenta de las enfermeras y el control casi militar al que estaban sometidas. La Enfermera Jefe hacía unas inspecciones tan duras, para controlar la labor y hasta el aspecto de las enfermeras, que parecía una disciplina más propia de un ejército que de una institución sanitaria.

Una señora, que era familiar de Angel, le habló del trabajo de las enfermeras que ella conocía bien y le contó anécdotas relacionadas con su mundo laboral, le enseñó el nombre de distintos objetos y sus utilidades y las normas de actuación que antaño se exigían a las enfermeras. Todo esto despertó aún más el interés de Angel y decidió dedicarse a investigar sobre Historia de la Enfermería y Arqueolgía Industrial Sanitaria. Y entre otras cosas, se puso a estudiar el funcionamiento interno de los hospitales, especialmente los antiguos.

Un día su informadora le regaló una cofia muy bonita y almidonada y a partir de entonces esa pieza del uniforme de la enfermera fue su tema estrella. De hecho, a pesar del paso de los años, de las diferentes modas que se han seguido en la indumentaria femenina, de la diferencia de gustos y costumbres de unos países a otros y el hecho de que ya han caído en desuso, hay dos prendas que identifican siempre la iconografía de las enfermeras: las cofias y las capas que llevan sobre sus hombros. No obstante, quizás ésto ya se está perdiendo poco a poco porque, según ha observado Angel, antes, cuando se quería copiar el traje de las enfermeras para vestir muñecas o hacer disfraces, las tres piezas distintivas eran el delantal, la cofia y la capa, pero ahora les cuelgan un fonendo del cuello y ya consideran que están representando a una enfermera.

Volviendo a la primera cofia que tuvo Angel, nos explica que pertenecía a la Seguridad Social de finales de los años 70. Al cabo de unos meses consiguió la segunda cofia, que era una de auxiliar de clínica. Posteriormente tuvo otras también de la Seguridad Social, una de ellas de alumna y "picos de quirófano" y después consiguió una del Hospital General de Asturias, del que dice Angel que nunca ha visto tanta variedad de uniformes como la que allí ha habido, pues ha llegado a contar seis uniformes distintos para casi el mismo trabajo... sin contar limpiadoras de zonas estériles, cocinas, etc.

Respecto a las cofias nos cuenta Angel que la Seguridad Social siempre se ha decantado por modelos muy similares a nivel nacional y de muy simple manejo, pero las clínicas privadas y las antiguas instituciones sanitarias solían hacer llevar sobre sus cabezas a todas sus trabajadoras verdaderas esculturas de tela y almidón. Cada puesto de trabajo femenino tenía su correspondiente modelo de cofia totalmente distinta a la de otro puesto de trabajo, eran un indicativo del rango profesional.

Los orígenes de esta prenda son muy antiguos. Angel nos ha explicado que en el año 580 el Obispo Masona fundó en Mérida (Badajoz) un xenodoquio, primer hospital español del que actualmente se tiene noticias. En él ya se encuentran datos y referencias de la labor de enfermería. En aquellos años las "enfermeras" que tenían que asistir a los enfermos de noche, debían desplazarse por las calles de la ciudad casi sin luz y con mucho peligro, así es que decidieron usar una cofia (así se llamaba entonces a los tocados femeninos) en forma de cono de color blanco y también llevaban una lámpara de aceite en la mano. De ahí que uno de los distintivos de las enfermeras sea la lamparilla de aceite o la vela en un portavelas. Esta referencia nos hace pensar en Florence Nightingale, precursora de la enfermería moderna, a la que se conocía como "Señora de la lámpara", precisamente porque se iluminaba con una de ellas mientras visitaba y cuidaba de los enfermos durante la noche.

Las cofias evocan, de forma simplificada, las tocas que llevaban algunas de las congregaciones religiosas, dedicadas durante siglos al cuidado de los enfermos. Por cierto, hay que señalar que hay muchos escritos dedicados a la labor de religiosos y religiosas en los hospitales de la Edad Media, junto con personal seglar.

Actualmente las cofias han desaparecido por completo y una de las causas de ello es a causa de las infecciones nosocomiales, es decir, las infecciones oportunistas que "viajan" en prendas que no se limpian a diario, como es el caso de las cofias. Las capas también han caído en desuso, pues antes se utilizaban mucho cuando las enfermeras tenían el turno de noche, ya que se las ponían para no pasar frío, ya que eran de fieltro y abrigaban bastante, pero ahora, afortunadamente, ya hay calefacción en todos los hospitales.

La colección la guarda en su casa, en una habitación que usa de despacho. Allí, dentro de un gran armario empotrado puede disponer de casi todo el material. Otros objetos más grandes los tiene expuestos como decoración o bien los utiliza para sus trabajos.

Angel colecciona todo lo relacionado con la enfermería, por lo que dispone desde fotografías antiguas a insignias de hospitales, Cruz Roja o Escuelas A.T.S., material médico y quirúrgico, bibliografía tanto académica como de asuntos que hace 50 años eran de interés, ropas de quirófano, uniformes, en fin, todo lo relacionado con el tema.

Una colección interesante, bonita, original...






jueves, 21 de enero de 2010

Lote n° 45 de imágenes de casas construídas sobre la vía pública o pasajes




Foto n° 265: Chinchilla de Montearagón (Albacete). Angel Pérez Avellaneda




Foto n° 266: Tarazona de la Mancha (Albacete). Angel Pérez Avellaneda



Foto n° 267: 's-Hertogenbosch (Países Bajos). María José Fuster


Foto n° 268: Villanueva de los Infantes (Ciudad Real). Angel Pérez Avellaneda


Foto n° 269: Treben (Alemania). María José Fuster


Foto n°270: Burdeos (Francia). Bruce Taylor






jueves, 14 de enero de 2010

Una colección de sacapuntas





Para

sacar


punta...





Para sacarle punta a una frase o a una situación sólo hace falta ingenio y sentido del humor. Los sacapuntas se utilizan para otra cosa bien distinta, aunque igualmente útil: sacar y afinar la mina de los lapiceros.

Albert Gironès Doménech ha coleccionado muchísimas cosas a lo largo de su vida, desde hojas de vegetales, hasta troncos y piedras, chapas, tapones, sobres de azúcar, latas de bebidas, pegatinas, etc. pero ahora se dedica especialmente a su colección de sacapuntas. Y lo curioso es que empezó a interesarse en este artículo por casualidad.

Nos cuenta Albert que un día su hermana, que tenía mucha afición por las miniaturas, se puso a arreglarlas y como le sobraban unos veinte sacapuntas de metal que no sabía dónde poner le preguntó a él si los quería. El aceptó. Justo al poco tiempo, una señora le regaló quince piezas más, también de metal y al encontrarse con una cantidad respetable de sacapuntas, todos diferentes, ya no dudó que esa iba a ser su nueva colección. De eso hace ya quince años.

Albert no se limitó a almacenar, sino que mirando el número de referencia que llevaban, se puso a investigar de cuántas piezas se componían las diferentes series, etc. y así se fue iniciando en el tema. Lo que le gustó desde el primer momento es precisamente comprobar la gran variedad de modelos que existía de esos pequeños objetos utilitarios.

Para conocer un poco la historia de este objeto, diremos que los sacapuntas son un utensilio relativamente moderno. Para sacar y afinar la punta de los lapiceros antiguamente se recurría a los cuchillos o navajas, después hasta se utilizaron las cuchillas de afeitar. La primera patente para la fabricación de un sacapuntas parece ser que la obtuvo un matemático francés, Bernard Lassimone, en el año 1828. Posteriormente, en 1847, fue Thierry des Estivaux quien ideó un sacapuntas portatil. En la patente se describe como un instrumento formado de un tubo, un cono y provisto de una cuchilla. No obstante, se le atribuye a John Lee Love, la invención del primer sacapuntas simple y portatil cuyo modelo ha perdurado hasta nuestros días, habiendo sido patentado su invento el 23 de noviembre de 1897.

Otra aportación importante es la del alemán Paul Möbius, que permitió la primera producción a escala industrial. Sin olvidarnos del vasco Ignacio Urresti, que ideó el sacapuntas de manivela.

Quizás alguien pensará, ¿para qué tanta patente e invención, si es un objeto muy simple? Pues no hay que engañarse pensando que el sacapuntas es un utensilio simple y que se puede hacer de cualquier manera. Para poder cortar la madera del lapicero y el grafito adecuadamente, es necesario que la cavidad con forma de cono que el sacapuntas lleva en el interior esté bien diseñada y tenga las medidas justas. Esta adaptación no se pudo hacer con la debida precisión hasta que los lapiceros se empezaron a producir en serie, con forma uniforme, a partir de la segunda mitad del siglo XIX.

Básicamente hay tres tipos de sacapuntas: los manuales, los mecánicos y los eléctricos. Algunos modelos, de uno u otro tipo, llevan incorporado un depósito para recoger las virutas o deshechos que se hacen durante la operación de sacar mina.

En España, en los años 70 se pusieron muy de moda unos sacapuntas en metal inyectado (calamina), con aspecto cobrizo, que puso en el mercado la firma valenciana Playme de Beniparrell. Sus modelos patentados se fabricaron desde 1969 hasta 1982. Estaban hechos con tanta minuciosidad y representaban tantos temas distintos que enseguida interesaron a los coleccionistas. Se exportaron a muchos países.

No sabemos si es cierta la información que hemos encontrado, sobre los comienzos de estos sacapuntas. Se dice que la firma, en realidad empezó produciendo miniaturas, pero que el impuesto de lujo que se les imponía las encarecía mucho. Entonces, pensaron convertirlas en un artículo útil con el fin de librarse de ese recargo, y por eso se les ocurrió convertirlas en sacapuntas.

La firma T.S.R. de Valderrobres (Teruel) elaboró los modelos en material plástico.

Actualmente, los materiales que se utilizan en su fabricación son muy variados, desde metal, hasta madera, cerámica, goma, cristal, resina, produciéndose principalmente en China. Hace unos años casi todos los países contaban con producción propia, pero ahora resulta más barato importarlos. Por otra parte, la demanda ha disminuido mucho, pues ya no se utilizan tanto los lapiceros como hace unos años.

Albert nos dice que casi todos los sacapuntas que tiene los ha tenido que comprar, porque no es fácil encontrar coleccionistas con quienes intercambiar. En el país que están mejor organizados es en Holanda, donde hay un club que publica una revista trimestral y llevan a cabo regularmente distintas actividades.

Nuestro coleccionista se interesa por todo tipo de sacapuntas, de todos los materiales y de todas las marcas y estilos, Playme, EMB Martí, Die Cast, Zinc-Alloy, Old-fashioned, etc. Actualmente tiene una cantidad espectacular de piezas, nada menos que ¡24.752! esto supone haber invertido en la colección bastante dinero, mucho espacio y una enormidad de tiempo, tanto para hacer la clasificación, como las fotos, etc.

Afortunadamente tiene un almacén donde puede guardar todos los sacapuntas y allí, él mismo, se ha hecho con madera reciclada unas estanterías donde poder exponerlos.

Albert confiesa que no ve a su familia muy entusiasmada con la colección, quizás porque son los que más se dan cuenta de todo lo que le cuesta esta afición y el trabajo que representa, por eso no ve muy claro el futuro de sus "criaturas". De todos modos, por ahora sigue disfrutando de ellas sin preocuparse demasiado por la suerte que van a tener el día de mañana... La SUERTE de Albert es la de contar con más de 24.000 razones para estar contento, pues la adquisición de cada pieza ha sido en todas las ocasiones un motivo de satisfacción.

Nos ha explicado, que una de las cosas que más ilusión le hace es ir completando series. Contar, numerar, clasificar, comparar, buscar... ¿que coleccionista no se reconoce declinando todos esos verbos?

viernes, 8 de enero de 2010

Una colección de fotografías de los barcos y aviones que llegan a Mallorca


Vi,

pasar un tren,

y un avión,

y un bello barco

cruzando el mar...


Alberto Huarcaya Azañón, además de ocuparse de su profesión y de algunas otras aficiones que tiene, se dedica a fotografiar los barcos que llegan a Mallorca y, no sólo eso, sino que busca toda la información posible sobre ellos. Curiosa actividad que se designa con un nombre bien preciso: spotting (del inglés to spot, que significa observar, identificar...). En realidad, no sólo se interesa por los buques, sino por todos los medios de transporte: ferrocarriles, autobuses, aviones, aunque hoy en Procoleccionismo queremos comentaros sólamente estas últimas colecciones.
Nos ha explicado que el motivo de que se haya inclinado por esta actividad y haya decidido hacer de ello el tema de su colección, se debe seguramente a la influencia familiar (como ocurre muchas veces). El caso es que su padre trabaja en el muelle de Mallorca y desde hace años es lo que se podría decir un coleccionista no declarado, ya que le gusta hacer fotos a los barcos y reunir información sobre ellos, pero de una manera muy libre, sin pretender coleccionar. Pero al verlo tan aficionado, Alberto se ha interesado en el tema.

Desde luego, Alberto vive en el sitio ideal para poder hacer esta colección, pues si a Mallorca llegan muchos buques y barcos de todo tipo su número tampoco es que sea "excesivo", lo que permite "controlarlos". Nos cuenta nuestro coleccionista que si, por ejemplo, viviera en Barcelona podría volverse loco con el movimiento que se registra cada día en el puerto.

Hemos hablado de razones familiares a la hora de haber elegido esta colección, pero lo cierto es que Alberto siempre se ha sentido muy atraido por los medios de transporte en general. Le fascina pararse a observar el movimiento de los trenes, los viajeros, la belleza y tecnología de los vehículos, sean del tipo que sean.

En la preferencia que siente Alberto por los barcos, probablemente influye también el hecho de que él es fotógrafo de profesión y es especialmente sensible al atractivo que ofrecen las composiciones en el mar. Destaca en ellas el color y los contrastes entre los elementos estáticos y los que están en movimiento. Como contrapartida, nos confiesa que la proximidad del mar le da una sensación de soledad y vacío, pero no ve en ello algo negativo.

Nos cuenta Alberto, que a cada barco que fotografía al atracar en el puerto de Mallorca le dedica, aproximadamente, una hora de su tiempo, pues hace distintas tomas de las embarcaciones a medida que se van acercando. A veces ocurre que al final no le gusta las fotos que ha obtenido y se va aprisa y corriendo a otro lugar para buscar nuevas perspectivas. Si tiene conocimiento de algún buque que va a llegar y él no puede acudir al puerto, siempre existe el recurso de pedirle a su padre que les haga las fotos.

Las embarcaciones que llegan a Mallorca son de todo tipo, pues hay petroleros, buques de pasajeros, cruceros, cargueros, barcos oceanográficos, etc. Para conocer los datos de cada uno, Alberto consulta algunas webs como fotosdebarcos.com o Localizatodo. También obtiene información de la Autoritat Portuaria de Baleares y, como no, muy especialmente de su padre, que trabajando en el muelle tiene posibilidades de aportarle datos. No olvidemos que el spotting consiste precisamente en eso, en repertoriar y clasificar, según los criterios establecidos.

Alberto tiene un blog llamado "Train & Shipspotting en Mallorca" donde, además de las fotos de los barcos, ha empezado a colgar las que hace desde hace un tiempo a los aviones. Reconoce que la técnica es completamente distinta y que para ser spotter aéreo se requiere una gran rapidez, por eso, de momento y hasta que adquiera más práctica, prefiere fotografiar helicópteros, a los que puede captar con más calma.

Esta actividad de spotting aéreo está muy difundida y existen grupos de aficionados en casi todos los aeropuertos. Lo que varía de un lugar a otra es la permisividad con la que las autoridades toleran su presencia, pues así como hay países en los que se les brindan zonas adecuadas para poder fotografiar, existen otros en los que argumentando razones de seguridad se les ponen muchas trabas para poder practicar su pasión. Alberto nos ha contado que en Ibiza hay un grupo de verdaderos expertos en la materia.

Otra característica de los spotters tanto aéreos como de otros medios de transporte es que suelen ser coleccionistas muy sociables a los que les gusta compartir su información, de allí que existan varios foros por internet.

Aunque hoy nos hemos ocupado sólo de esta original colección, Alberto también tiene bastantes más, como la de billetes de tren, de autobuses, bolígrafos con propaganda, cámaras fotográficas, juguetes no antiguos y Guerra de las Galaxias. En realidad, su colección de fotos de barcos y aviones es la más reciente. La de barcos la comenzó "en serio" el año pasado (2009) y la de aviones es muy nueva, pues apenas tiene unos meses de existencia. Nosotros hemos querido acompañarle en el inicio de su recorrido y desearle muy buen viaje, por la senda de este moderno coleccionismo.





viernes, 1 de enero de 2010

Lote n° 44 de imágenes de casas construídas sobre la vía pública o pasajes

Foto n° 259: Burdeos (Francia). Bruce Taylor


Foto n° 260: Tarazona de la Mancha (Albacete). Angel Pérez de Avellaneda

Foto n° 261: Cochen (Alemania). M. J. Fuster


Foto n° 262: Cochen (Alemania). M. J. Fuster


Foto n° 263: Higueruela (Albacete). Antonio Navarro


Foto n°264: Bolonia (Italia). Bruce Taylor





Si queréis enviar alguna foto podéis hacerlo a:

mjfuster20@gmail.com

¡Gracias!