miércoles, 27 de marzo de 2013

Una colección de saleros y pimenteros



SAL y PIMIENTA
una pareja muy unida



Hoy no os presentamos a un o una coleccionista, sino a dos. Bueno ¿qué digo dos? ¡cuatro! Nuestros coleccionistas son Andrea, Rolf y sus hijos, Andrea y Alex Ludden. Y la historia curiosa sobre la colección, por no decir extraordinaria (no nos gusta exagerar) es la siguiente:
Hace unos 30 años Andrea se dio cuenta de que no tenían en su casa ningún molinillo de pimienta que funcionara bien, así es que acompañada de Rolf, su marido,  salieron un día a comprar uno. Lo que ocurrió fue que no encontraron uno, sino  muchos, que les llamaron la atención. Pero, no sólo eso, mientras buscaban molinillos descubrieron un mundo de saleros y pimenteros que les fascinó y se quedaron prendados de ellos, lo que todavía les ocurre en la actualidad. Aprecian  la variedad de formas, temas y colores que pueden presentar estos pequeños objetos. Andrea, como buena arqueóloga que es, se enamoró también de la historia que hay detrás de ellos.
A finales de la década de 1990, para Navidad Alex le regaló a su madre  una cámara digital que ella utilizó para tomar fotos de los saleros y pimenteros, que tenía repartidos por su casa y hasta en  cajas en el sótano. Andrea se puso a recoger datos de cada pieza, les tomaba medidas, las describía con detalle y añadía las notas que le parecían interesantes para su catalogación. Cuando se abrió la última caja, Rolf dijo ¡se acabó! no voy a llevar ni una caja más, tienes que hacer algo con todo esto! y eso parecía una decisión pertinente, pero la respuesta no era evidente: ¿qué se podía hacer con todo aquello?
En el año 2001 Andrea y su familia se mudaron desde el centro de Texas a las montañas "Smoky Mountains" para abrir el único museo de su tipo existente en el mundo. Actualmente se exhiben en dicho museo más de ¡20.000 piezas! (contando el salero y el pimentero como una unidad).
Algo que les parece interesante es el poder mostrar a través de los saleros  y pimenteros los cambios experimentados en la sociedad. Y, visitando el museo se puede hacer un recorrido histórico desde el siglo XIX hasta nuestros días.
Otro objetivo del museo es mostrar cómo artesanos y artistas han sabido plasmar en estos objetos toda su creatividad y buen hacer, porque el visitante no puede dejar de sorprenderse de la gran variedad que existe  ¿cómo se pueden crear tantas formas y temas diferentes? Sin contar con los materiales de los que están hechos, pues igual pueden ser de plata u otros metales, como de cristal, cerámica, porcelana, madera, etc. 
Y la familia de Andrea todavía persigue otro fin con este museo, que no es otro que el de contactar con otros coleccionistas, porque saben que existen muchos, ya que, desde antaño ésta es una colección relativamente popular, porque  ¿quién no tiene un abuelo, amigo, compañero de trabajo o vecino que no los coleccione?
Desde el 21 de mayo de 2010 Andrea y los suyos han abierto en Europa un segundo museo. Se encuentra ubicado en España, en El Castell de Guadalest fuera de Benidorm, en la provincia de Alicante. El museo cuenta con  otras 20.000 piezas, la mayoría de las cuales no se encuentran en el museo de EE.UU, lo que da una idea de la creatividad desplegada en la fabricación de estos objetos y ¡la imposibilidad de tenerlos todos!
Por conocer un poco la historia de saleros y pimenteros, recordemos que la presencia de la sal y la pimienta en la mesa, destinadas a aderezar los platos individualmente, no hicieron su aparición simultáneamente. Podemos decir que el salero tiene una andadura mucho más larga y se utilizó bastante antes que el pimentero. Se sabe que los romanos utilizaban unos recipientes conteniendo sal que colocaban encima de la mesa y con los que antes de ponerse a comer practicaban un ritual, venerando a sus antepasados. Estos salinum solían ser de plata en las clases pudientes, pero también se utilizaban de cerámica.
Durante la Edad Media los saleros fueron cobrando importancia, y se fueron haciendo más grandes y sofisticados en el Renacimiento.  Se trataba de recipientes muy ornamentados, de los que se cogía la sal con los dedos, a no ser que vienieran acompañados de una cucharita. Normalmente eran obra de orfebres. Por poner un ejemplo, recordemos el famoso salero de Benvenuto Cellini, que está hecho en oro, madera de ébano y esmaltes y que el artista hizo para el rey de Francia Francisco I.
La convivencia apacible y callada de saleros y pimenteros, no comenzó hasta finales del siglo XVII, cuando en la corte de Luis XIV se decidió que de todas las especias destinadas a la condimentación de platos,  la pimienta era la mejor y merecía un puesto en la mesa del rey. Y como la sal ya ocupaba un lugar de honor, pues intentaron armonizar los recipientes de uno y otro condimento. El que fuera entonces cuando la pimienta apareciera en las mesas  elegantes, no quiere decir que no se consumiera hasta entonces, ya que las bayas de este condimento, oriundo de la India, eran conocidas desde antiguo.
Esta compañía del salero y el pimentero se ha llevado a cabo a lo largo del tiempo de modo muy diverso, en algunos casos se ha buscado la originalidad, en otros el fácil manejo, pensando en su funcionalidad. A veces se  recurre a dar a ámbos recipientes formas iguales, o bien se compone con las dos piezas escenas o conjuntos en los que el salero y el pimentero son muy diferentes, pero complementarios.
Por cierto, parece ser que el primer salero con tapa, fue obra de John Mason, un herrero que lo inventó en 1858.
Los saleros y pimenteros que se pueden admirar en el Museo de Andrea son preciosos y todos ellos, hasta los que son de simple plástico, son importantes, porque representan una época, una moda, un estilo, un modo de hacer. Para daros una idea de lo que podéis encontrar allí, os recomendamos las webs de esta colección. Podéis visitar su museo en EE.UU. o el de  Castell de Guadalest (Alicante)  que os cae más cerca. Como os hemos comentado, en cada uno de ellos hay más de 20.000 piezas y son muy pocas las que se encuentran repetidas en uno u otro lugar. Así que, bien pensado, ¡podéis visitar los dos! ¡No es fácil encontrar una colección tan salerosa y picante como esta!
 
 



miércoles, 20 de marzo de 2013

Lote nº 96 de imágenes de casas construidas sobre la vía pública o pasajes


Foto nº 572: Sabayes (Huesca). Jose Murciano

Foto nº 573: Saint-Lizier (Francia). Antoni Palmarola
Foto nº 574: Sabayes (Huesca). Jose Murciano

Foto nº 575: Teruel. Jose Murciano


Foto nº 576: Sabayes (Huesca). Jose Murciano
Foto nº 577: Saint-Lizier (Francia). Antoni Palmarola



Si queréis enviarrnos fotos, podéis hacerlo a:
mjfuster20@yahoo.es

¡Gracias!




miércoles, 13 de marzo de 2013

200 colecciones


 
 
Hemos intentado contar las colecciones presentadas en Procoleccionismo pero, la verdad, es que cada vez nos sale un número distinto, aunque honestamente, creemos que ya hemos superado las DOSCIENTAS. Examinando los temas de cada una de ellas, vemos que los hay para todos los gustos y para todos los bolsillos. Buscando quién  está detrás de cada colección, encontramos a jóvenes y a mayores,  a personas con mucha formación cultural y a aquellas que tienen otras inquietudes, pero todas llenas de entusiasmo y con ganas de disfrutar y aprender con y de su colección. A todas ellas queremos felicitarlas por lo que han conseguido y por lo que aún desean alcanzar. Nosotros seguiremos disfrutando de sus tesoros y de su generosidad, pues han aceptado acercarnos a nuestro blog, muy  amablemente, lo mejor de sus colecciones. GRACIAS ¡y a por las 300!
 
 

martes, 5 de marzo de 2013

Una colección de etiquetas de aceite

ACEITE DE OLIVA
QUE ALIMENTA Y TODO LO CURA



Mark  es canadiense, vive en  Beaconsfield (Quebec)   y le gusta coleccionar. Entre otras cosas, hace colección de marcapáginas con el tema de su país, y también de envoltorios de fruta, pero ahora vamos a presentaros su colección de etiquetas de aceite de oliva.
Nos cuenta Mark que colecciona etiquetas de aceite de oliva de todos los países. Le interesan tanto las que aparecen en las botellas como en las latas, lo único que busca es que no hayan sido utilizadas. Empezó con esta colección hace unos 22 años y, desde luego, no fue nada premeditado. Lo que pasó fue que un día se quedó admirando una etiqueta de aceite de oliva que lucía en una botella, porque le resultaba muy atractiva. Después descubrió otras etiquetas que también le parecieron muy atractivas, y a fuerza de ver etiquetas que le gustaban llegó a la conclusión de que era un buen tema de colección.
Quiere aclarar, de todos modos, que lo que le gusta de ellas es su aspecto artístico, así pues sólo se guarda aquellos diseños que le parecen interesantes, no es que pretenda acaparar todas las etiquetas que existen en el mercado.
Recordemos que al menos en España, el aceite se comercializaba a granel, y que no fue hasta el año 1966 cuando se prohibió llevar a cabo este tipo de venta en todas las tiendas de detallistas. En los únicos lugares que se podía seguir comerciando a granel era en las cooperativas de olivereros.  A raíz de esta normativa, el aceite de oliva se debía presentar en botellas de cristal o plástico de 1 litro o en bidones de metal, siendo la capacidad de 5 litros la máxima autorizada. De todos modos, con el fin de evitar los fraudes y garantizar la calidad, desde hacía algunos años ya se había empezado a vender aceite envasado, en botellas no rellenables. Marck tiene entre sus etiquetas algunas de finales del siglo XIX.
Si algo distingue a las etiquetas de aceite, aparte de sus paisajes y escenas coloristas, es la profusión de información que tienen que ofrecer, dependiendo del tipo de aceite de que se trate. Actualmente, en casi todos los países se exige que se especifique claramente si es aceite de oliva virgen, aceite de oliva, aceite de oliva virgen extra, aceite de orujo de oliva... Además, figuran otros datos, unos obligatorios, como el lugar de procedencia, la cantidad exacta que contiene el recipiente, nombre y dirección del fabricante, nombre específico del producto, etc. y otros optativos, como la denominación de origen, grado de acidez...
El país del que Mark ha conseguido mayor representación es de Italia, aunque sus favoritas son tanto las etiquetas antiguas de Francia, Italia, España y algún otro país. De todos modos, actualmente también se lanzan al mercado productos con unas etiquetas que son auténticas obras de arte.
Entre los motivos que se muestran en las etiquetas, suelen proliferar los considerados clásicos, pues de lo que se trata es de resaltar y poner énfasis en la tradición y conocimientos de los cultivadores de un área geográfica determinada, así como la de ensalzar la calidad y características especiales de unos olivos, de una tierra, un clima, etc. Por eso, no suelen faltar imágenes de hombres y mujeres (más mujeres que hombres) recogiendo olivas y haciendo otras tareas propias de la producción de aceite, y también imágenes de olivos, aceitunas, paisajes de la zona donde se recolectan las aceitunas, etc.
Mark tiene una web dedicada a su colección, aunque tiene pensado, dentro de pocas semanas, darle un enfoque distinto y aprovechar para colgar más piezas. Le gustaría mucho poder contactar con otros coleccionistas, pues solo ha llegado a conocer a dos y ha perdido el contacto con ellos hace unos años. Normalmente para incrementar su colección canjea etiquetas por otros artículos, las solicita a los productores de aceite de oliva o simplemente las compra. Ojalá a través de Procoleccionismo pueda contactar con otros coleccionistas con los que pueda intercambiar.
Aunque la producción de aceite de oliva tradicionalmente se ha localizado en los países del área mediterránea, donde tiene sus orígenes el cultivo del olivar, su fabricación y consumo se ha extendido estos últimos años a muchos otros lugares. Figuran entre los mayores productores mundiales países como España, Italia, Grecia, Siria, Túnez, Turquía, Marruecos, Argelia, Portugal, Argentina, etc. Muchos países que, seguramente, pueden aportar bonitas y exóticas etiquetas a la colección de Mark.
Y, como estamos acabando el espacio dedicado al aceite de oliva y todavía no hemos hablado de las aceitunas, digamos, como curiosidad, que tres cuartas partes de la pulpa de las olivas es aceite. Esta circunstancia hace muy fácil su extracción, que se consigue gracias a la simple presión,  realizada habitualmente en los molinos o almazaras. El 90% de la producción de aceite de oliva se destina a usos culinarios. 
Si queréis intercambiar etiquetas de aceite, bien sea por etiquetas o por otros artículos (marcapáginas, sobres de azúcar, etc.) podéis escribir directamente a Mark  mawickens@yahoo.com ¡buenos intercambios!
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