viernes, 27 de noviembre de 2009

Lote n° 43 de imágenes de casas construídas sobre la vía pública o pasajes




Foto n° 253: Perugia (Italia). Sara Taylor


Foto n° 254: Bernkastel (Alemania). M. J. Fuster


Foto n° 255: '-Hertogenbosch M. J. Fuster


Foto n° 256: Penne (Francia). Angeles Navarri


Foto n° 257: Higueruela (Albacete) Antonio Navarro

Foto n° 258: Bolonia (Italia). Bruce Taylor


Si queréis enviar una foto, podéis hacerlo a:

mjfuster20@gmail.com

¡Gracias!


viernes, 20 de noviembre de 2009

Una colección de Certificados y Títulos financieros






El VALOR

de los




VALORES





Estamos hablando de unos documentos que, aunque "oficialmente" se han convertido en papeles sin valor, son muy apreciados. Y si no, que se lo pregunten a los coleccionistas de certificados, títulos de valores antiguos (especialmente acciones y obligaciones), bonos, Deuda pública y similares. Este coleccionismo se conoce con el nombre de Escripofilia, aunque hay que precisar que el término no está aceptado por la Real Academia Española de la Lengua, pues se trata de un anglicismo (scripophily) formado con el término inglés "scrip" (derecho de propiedad) y el sufijo griego "philos" (afición o simpatía). De hecho, se adoptó esta denominación porque fue la propuesta ganadora en un concurso convocado por los coleccionistas ingleses, que después aceptó todo el mundo, aunque también hay partidarios de utilizar el nombre de Escriptofilia.

Javier Represas, ingeniero gallego, hace colección de todos esos documentos que hemos mencionado y, para que nos aclaremos un poco mejor todos los profanos, vamos a repasar someramente las explicaciones que sobre ellos ofrece en su interesante web.

En ella explica que: en el certificado se reconoce al inversor la propiedad de una cantidad determinada de capital y suele estar firmado y sellado por el emisor, y en algunas ocasiones por el inversor. Las acciones son emitidas por las empresas y forman parte de su capital, no son reembolsables, aunque sí negociables y los bonos y obligaciones representan préstamos otorgados a un gobierno u organismo público o a una compañía y éstos son reembolsables en un período establecido, devengando intereses por lo general a una tasa fija.

Los coleccionistas de estos documentos se suelen interesar, entre otras cosas, tanto por una época determinada (siglo XVIII, XIX, anteriores a la Gran Guerra, periódo entre guerras, etc.), como por un sector concreto de actividad industrial o comercial (minería, finanzas, petróleo, comercio, automóvil, tabaco, etc.), o por emisiones de determinadas áreas geográficas, inluso sólamente por su valor artístico.

Hablando de "valores", a la hora de hacer la estimación de un documento se pueden tener en cuenta diferentes criterios, ya sea considerando la antigüedad de la emisión, su calidad estética, las ilustraciones, las firmas o datos munuscritos que presentan, etc.

También nos ha explicado amablemente Javier que la Escripofilia tuvo su origen en Estados Unidos, donde a finales del siglo XIX un tal Eseltine empezó a coleccionar y vender en Manhattan los antiguos títulos financieros de la Guerra de Secesión americana.

En Europa este coleccionismo es bastante reciente, pues prácticamente se empezó a reconocer como tal a partir de los años 70, año en el que empezaron a surgir los primeros clubs dedicados a esta actividad. En Bélgica el primer club de Escripofilia se creó en el año 1980. Parece ser que es Alemania el país europeo donde existen más aficionados.

Javier empezó con esta colección hace unos diez años. Nos confiesa que siempre ha estado coleccionando cosas y, antes de decantarse por estos documentos tuvo diferentes intereses. Empezó con las canicas, cuando era un niño, y después pasó por los llaveros, las etiquetas de bebidas, vitolas, calendarios, bolígrafos de publicidad y sellos, hasta llegar a la colección actual.

Dentro de los documentos financieros reconoce que le gustan más las acciones que los bonos u obligaciones, y eso es un poco por "deformación" profesional, pues detrás de un título de una acción él percibe la gente que creía en el negocio (muchas son nominales), que compraban parte de la empresa como inversión, que tenían esperanza en el futuro... Las obligaciones y bonos son títulos de mucho menor riesgo pues, en el fondo, son una forma de préstamo.

Empezó con esta colección un poco por casualidad, pues encontró en internet unos resguardos de acciones de una empresa gallega del sector de la pesca "Casa Mar", en la que su abuelo había sido patrón de pesca. Los compró pensando en él, aunque también por su valor decorativo, y después compró de otras empresas gallegas, y así se fue animando hasta interesarse ya por acciones de todo el territorio nacional.

Guarda todos los documentos en unos grandes archivadores, en fundas plásticas independientes y clasificados en función de la época. Y guarda como oro en paño las acciones del siglo XIX y todas aquellas anteriores a la guerra civil española.

Entre las acciones que poséé Javier las más antiguas datan de 1854. Por lo que se refiere a las del siglo XIX la mayoría de las que tiene pertenecen a sociedades mineras, compañías de ferrocarril y de tranvías o tabacos, como las de la Compañía de Tabacos de Filipinas. También tiene de distribuidoras cinematográficas y de otros varios sectores: alimentación, textil, químicas, farmacéuticas, agrícolas, construcción, etc.

Uno de los documentos más bonitos que tiene es una acción de 1913 del Banco Industrial de China, donde puede apreciarse como se cuidaba en el extrajero la estética de los títulos. En España, también fue en la primera parte del siglo XX cuando más cuidado se prestó al aspecto ornamental del documento.

Gracias al examen de este tipo de documentos se puede seguir la historia de los mercados financieros y de valores tanto nacionales como internacionales. Los documentos son el testimonio del desarrollo económico y empresarial, mostrando aspectos fundamentales de la actividad comercial e industrial. Así, se puede seguir, por ejemplo, el nacimiento del comercio con América y Asia, las revoluciones industriales, la preponderancia en cada época de unas u otras empresas, según los diferentes sectores que representan. Dan información sobre cuándo fue creada la sociedad emisora, cuál era su objetivo, su capital, su funcionamiento, cómo fue su expansión...

Las primeras acciones que se conservan datan de 1606 y se encuentran en la Bolsa de Amsterdam, perteneciendo a compañías holandesas. Concretamente, hay dos acciones de una importadora de pimienta.

No obstante, la mayor parte de las emisiones de certificados se realizaron a partir de la segunda mitad del siglo XIX, coincidiendo con la primera revolución industrial.

A finales del siglo XX desaparecieron las emisiones de títulos y se pasó a la gestión informática de los mismos. Con este cambio se han conseguido muchas ventajas, aunque todos sabemos ahora lo que hemos perdido... Bueno, no todo se ha perdido: los coleccionistas como Javier se preocupan de guardar esos pedazos de papel que ya no valen para lo que valían, pero sí para muchísimas otras cosas. Digamos, que en su día estos documentos tenían un valor por lo que representaban (un capital) y, actualmente, lo tienen por ellos mismos (por la información que ofrecen, por ser una muestra de la expresión artística de una época, etc.).



viernes, 13 de noviembre de 2009

Una colección de mecheros



La CHISPA


del


CLIPPER






Kurro colecciona Clippers, colección que empezó hace unos seis años. Pero ¿qué es un Clipper? pues es un encendedor de gas butano diseñado por Bryant & May. Se empezaron a fabricar estos mecheros en el año 1972 y se estima que en la actualidad se producen unos 200 millones de unidades al año. Los hay de diferente tamaño, diseño y series y es un objeto muy coleccionable entre los jóvenes, segmento de la población a los que está especialmente dirigido a juzgar por los temas elegidos para su decoración, entre los que encontramos, por ejemplo las series "Rock Band", "Tunning", "Piratas", "Hippie", "Nat's Bar", "Hip Hop", "Zapatillas", "Disco" además de otras como "Clásico", "Horóscopo", "Flores", "Cristal", "Animal", etc. También hay Clippers con publicidad, que igual sirven la causa de grandes Bancos, que de clubs de fútbol, bares y restaurantes, tiendas, marcas de zumos.

El invento de los encendedores se le atribuye a Johann Wolfgang Döbereiner, un alemán nacido en el año 1780 que ideó en 1826 lo que él llamó "Lámpara Döbereiner" que se encendía con hidrógeno a contacto con platino fino. Esta lámpara constaba de un depósito para almacenar el combustible, una piedra que provocaba la chispa gracias a la fricción y que encendía una mecha empapada en gasolina o gas que brotaba de un inyector y un mecanismo para apagar la llama cuando no pasaba el oxígeno.

Hay quien considera, no obstante, que el verdadero primer encendedor fue obra de Johannes Furstenberger, químico suizo que justamente el año en que nació Döbereiner, en 1780, él ya inventó un encendedor que funcionaba a gas de hidrógeno.

Lo que sí es cierto es que los primeros encendedores que se idearon para poder llevarlos encima, es decir, portátiles, vieron la luz (o "dieron" la luz...) a finales del siglo XIX y consistían en un tubo de latón con una mecha de algodón en el interior. Llevaban en el extremo superior del tubo una piedra de encender, que si se frotaba producía una chispa. Para hacer esa fricción se utilizaba una ruedecilla metálica. Una vez usada, la mecha se retrotraía y se volvía a introducir en el tubo provisto de una tapadera metálica que, al estar sin oxígeno, se apagaba. Posteriormente se empapó la mecha en gasolina para mejorar la calidad y duración de la llama, y este tipo de mechero perdura todavía.

s tarde, se idearon los mecheros que sustituyeron la mecha por un depósito donde se almacena combustible, que puede ser bencina, butano, propano, etc. Los Clippers, como hemos comentado, funcionan con gas butano. El gas es inyectado a alta presión y al activarse una llave de paso deja escapar por un orificio un pequeña cantidad de combustible. Kurro guarda todos los mecheros de su colección vacíos, por si acaso ("hombre precavido vale por dos"...).

Usamos indistintamente el término mechero o encendedor porque significa lo mismo, aunque parece ser que tiene un matiz más "culto" y refinado el encendedor. Esta diferenciación se evidencia más en la publicidad de estos articulos, pues para los que son de lujo y caros se usa siempre la palabra encendedor, reservando la de mechero para los más informales y de precio asequible.

Nuestro coleccionista, nos dice que actualmente tiene 2054 ejemplares "catalogados" y en su web pueden verse 1741 de ellos. Nos precisa que tiene algunos Clippers de tamaño pequeño, que tienen el mismo diseño que los grandes, pero esos no los cuenta.

Explica Kurro que a él los que más le gustan son los de diseño de animales, lugares y monigotes. Y puestos a precisar, reconoce que uno de sus favoritos es el primero que le regaló su novia y que lleva el n° 1, sin olvidar el n° 1000, que es uno que él hizo personalmente para celebrar que su colección alcanzaba el millar.

Hay bastantes coleccionistas de Clippers y Kurro tiene ocasión de intercambiar piezas con colegas que conoce por internet, gracias a su estupenda web. Con algunos de ellos tiene mucha relación, concretamente piensa en dos coleccionistas uno de ellos que vive en Vigo y otro en Valencia. No sabemos si Kurro conoce la página "Clipper collection" que es muy buena y explica detalles técnicos con mucha precisión, o la del coleccionista Santi, que también está muy bien.

Además de los intercambios, para aumentar la colección también hay que comprar de vez en cuando y para eso están los amigos de Kurro, que cuando viajan siempre se acuerdan de traerle algún ejemplar. También tiene situada a una amiga suya en un lugar estratégico (un bar) y ella lleva el control de todos los clippers que se mueven alrededor suyo, así es que en cuanto ficha uno que le parece que no tiene Kurro en su colección, enseguida lo pide para él.

En realidad los Clippers más buscados por los coleccionistas son los regulables, que fueron los primeros que salieron en 1972. Concretamente el del Naranjito (!que no lo ha podido conseguir nuestro coleccionista!) es de los más solicitados. De todos modos, la colección de Kurro tiene muchísimos modelos divertidos que se adaptan a todos los gustos. Un buen coleccionista no sólo anhela lo que no tiene, sino que se complace con lo que ha conseguido, así es que !a disfrutar Kurro!




viernes, 6 de noviembre de 2009

Lote n° 42 de imágenes de casas construídas sobre la vía pública o pasajes



Foto n° 247: Bolonia (Italia). Bruce Taylor



Foto n° 248: Bolonia (Italia). Bruce Taylor


Foto n° 249: La Penne (Francia). M. Angeles Navarri

Foto n° 250: Cordes sur Ciel (Francia). M. Angeles Navarri


Foto n° 251: Cuenca. Angel Pérez Avellaneda



Foto n° 252: Cochen (Alemania). M. J. Fuster



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