miércoles, 2 de julio de 2014

Veletas animadas




¿Qué es el viento?
el aire en movimiento



Ya os hemos hablado en otra ocasión de la colección de veletas tradicionales de Daniel Riba Castro. Y os dijimos que volveríamos con este coleccionista para que nos presentara su magnífica colección de veletas animadas. Todas las piezas que os mostramos están hechas por él mismo, y hay que reconocer que no es fácil encontrar en el mercado artilugios tan sofisticados como los que él construye. 
Para saber de lo que estamos hablando, al referirnos a veletas animadas queremos designar las que están dotadas de muñecos articulados. Se mueven de tal manera que da la impresión de que son las figuras las que con su movimiento mueven la hélice, cuando, obviamente, es al revés. La energía eólica es la que genera el movimiento del eje o ejes.
Para conseguir la sincronización en la articulación del muñeco o muñecos, que todo se mueva con precisión y que sea algo resistente y duradero, además de la creatividad se necesita técnica y conocimientos, por eso Daniel tuvo que estudiar fisica y aerodinámica cuando decidió construir este tipo de veletas.
Nos cuenta que los orígenes de estos artilugios se remontan allá por los siglos XVIII y XIX, en la época de la revolución industrial, cuando se hizo fácil y posible el aprovechamiento de artefactos mecánicos. En América del Norte fueron muy populares, sobre todo en la América rural, y además de personalizar una vivienda y darle un toque divertido, servían también para espantar a las aves depredadoras. Había artesanos ambulantes que las fabricaban para venderlas, pero incluso los mismos granjeros se animaban a mostrar sus habilidades haciendo sus propias creaciones. Normalmente se inspiraban en lo que era su vida cotidiana, y representaban hombres talando o serrando un tronco, mujeres removiendo un gran puchero o subiendo un cubo de agua de un pozo, alguna persona remando, etc. 
En América latina también fue extendiéndose su implantación, aunque en menor medida. Donde hay que  reconocer que no son nada frecuentes es en España.
También hay que decir que se utilizan más bien como ornamentación de jardines, para poder disfrutar de ellas viendo mejor el mecanismo de los movimientos. En realidad, su función se asemeja más a la de los llamados molinetes, que es más bien decorativa, que a la de las veletas tradicionales. Además, se suelen pintar con colores llamativos, para que no pasen inadvertidas.
Ya hemos comentado los motivos en los que se inspiraban los primeros creadores de este tipo de veletas. Actualmente, el elenco es extenso, pues igual se encuentran personajes infantiles, como temas publicitarios, animales, medios de transporte de todo tipo (hay muchos coches, aviones, etc.), deportistas haciendo sus ejercicios...  
Para que os podáis hacer una idea, lo mejor es ver los videos que Daniel ha colgado en youtube, pues así se puede apreciar el movimiento de las figuras.
Daniel, aunque ha hecho de la fabricación de veletas su medio de vida, se considera un coleccionista. El interés que siempre le han despertado estos artilugios, primero hizo que se dedicara a comprarlas allí donde veía alguna pieza especial y, también, que procurara conocer y documentase sobre su historia. Luego ya vino el querer descubrir su mecanismo, para intentar construirlas, etc. hasta llegar donde ahora está, convertido en un verdadero experto.
Sólo nos queda por deciros que cada vez más, la creación y construcción de estos artilugios pasa a considerarse un exponente de la artesanía tradicional y recibe el apoyo de instituciones culturales así como el respaldo de aficionados y público en general. Se organizan exposiciones y concursos en diversos países, como, por ejemplo el Festival de Sant-Ulric del que Daniel nos ha hablado y en el que ha participado.
Si queréis conocer mejor lo que él hace, podéis asomaros a su web, que se llama Veletas animadas y cuando las veáis, casi seguro que os va a apetecer hacer una este verano. O si no, se la encargáis, que a él le salen muy bien.


1 comentario:

Sergio Urrutia dijo...

Nunca pensé que hubiera veletas tan variadas.