martes, 8 de abril de 2014

Una colección de herramientas (ferramentas)




... con el mazo dando








Marcos, nuestro amable coleccionista portugués, vive en Lisboa (de ahí el FERRAMENTAS en el título) y hace, entre otras cosas, colección de todo tipo de herramientas. Y no hay que extenderse mucho intentando definir correctamente lo que es una herramienta, porque todo el mundo lo sabe perfectamente. Una de las premisas para ser considerada como tal, es que debe ser un utensilio hecho con el fin de facilitar una tarea mecánica, requiriendo una aplicación correcta de energía. 
Normalmente están hechas, y su etimología no engaña (instrumento de hierro) de metal, acero, madera, fibra, etc.
Aunque, las primeras herramientas fueron utilizadas por el hombre ya en la Prehistoria, cuando aún no existía el metal, y ni siquiera sabía que aquello que estaba ingeniando eran auténticas herramientas. Las fue inventando según las necesidades que se le presentaban, y adaptaba las que ya tenía a las circunstancias específicas de cada momento. Los materiales de los que se sirvió al principio, fueron el hueso, la piedra y la madera. Con ellos se podía cortar, raspar, machacar y despiezar la caza, entre otros trabajos. Facilitaban el trabajo.
Parece ser que una de las primeras herramientas, considerada como tal, fue el mazo, y le siguieron las lanzas, punzones, cinceles... Después de la Edad de Bronce y la Edad de Hierro, ya se pudieron hacer otras muchas, como las agujas, hachas. Más tarde llegarían las  flechas, puñales, etc.
Uno de los primeros trabajos aprendidos por el hombre, que es un oficio todavía vigente, fue el de carpintero. Para doblegar la madera y darle la forma deseada, se ayudaba de piedras. Al descubrió el metal, aprendió a trabajarla mejor y sacarle más provecho, gracias a cepillos, hachas y cinceles, que le permitirían fabricar lo que deseaba con precisión.
Precisamente a Marcos las herramientas de carpintería son las que más le gustan, quizás porque él es un buen "bricoleur" y está familiarizado con ellas. Desde luego, son las más abundantes en su colección.  Sólo de cepillos, grandes y pequeños, simples o con formas, tiene unos 40 distintos. El cepillo de carpintero, que aunque se llame cepillo no tiene nada que ver con la tipología de los cepillos habituales, como el de dientes o el de limpiar zapatos, sirve para alisar la superficie de la madera. Se realiza esa operación colocando la tabla horizontalmente, y de la fricción regular sobre ella, se van desprendiendo virutas y serrín.
El cincel también es una herramienta de gran utilidad. Tratándose de madera, el cincel sirve para tallarla, lo que consigue hacer desprendiendo muescas, es decir, astillándola, o más técnicamente, esculpiéndola. Con el mismo procedimiento se han trabajado, y se trabajan, otros materiales como por ejemplo la piedra o el mármol. 
Actualmente podemos dividir las herramientas en dos grandes grupos, las herramientas manuales y las mecánicas. En el primer caso la energía que las mueve es la fuerza muscular y en el segundo, esta fuerza es reemplazada por otra fuente de energía, como puede ser la energía eléctrica.
En todos los casos, el uso de las herramientas facilita las tareas necesarias para construir o reparar algo y reduce la energía necesaria para ello.
Nos cuenta Marcos que su criterio para añadir una pieza a la colección es que la herramienta le guste ¡y que el precio le convenga!  Y lo que aprecia en ellas es su utilidad y, también, que se pueda observar en un modelo determinado la evolución de la técnica, es decir, cómo fue al principio y lo que se ha conseguido con las mejoras aplicadas. Además, le encanta el aspecto artesanal y rústico que tienen.
Y Marcos no es solo un coleccionista al que le gusta tener y admirar sus herramientas, sino que le encanta utilizarlas, y si no lo sabe hacer, lo aprende. Además, para ser sinceros, reconoce que le interesan muchas cosas y no solo herramientas y, como le decía su madre, le encanta coleccionar colecciones, así es que se pone a coleccionar casi de todo. 
La colección la empezó cuando era joven (¡aún más!), pero ha ido incrementando el ritmo en los últimos 20 o 30 años.
Normalmente las ha conseguido porque las tenía su familia, o porque se las han regalado amigos y conocidos, o bien, porque las ha ido comprando en mercados de segunda mano. Casi todas ellas están hechas a mano. Tan artesanalmente como las que hizo él mismo (una o dos de ellas), reutilizando un "hierro" antiguo.  
A la hora de pronunciarse entre las herramientas más curiosas o especiales de su colección, Marcos admite lo que reconocen todos los buenos coleccionistas, que es muy difícil decantarse por una o por otra pieza, porque unas le gustan por su antigüedad, otras porque son bonitas, o por mil razones más. Como le hemos insistido pidiéndole que al menos nos diga la que él considera más simple o necesaria, nos explica que para él la herramienta más útil de todas es el destornillador. Aunque no tuviéramos tornillos, los destornilladores seguirían teniendo miles de usos. Si no tienes un martillo, puedes usar una piedra, o la mano, o la cabeza... Un destornillador es siempre necesario, porque ¿qué vas a usar en su lugar? ¿un cuchillo? Se rompería y no solucionarías nada.
El coleccionismo de herramientas antiguas es bastante popular, y muchas personas claudican ante su encanto. Algunas de ellas son uno de los pocos testimonios de oficios ya desaparecidos; de actividades artesanales que eran la vida de un lugar y que ya no existen ni nadie recuerda. Otras, todavía evocan gestos, ruidos, olores, de aquél tiempo en el que trabajaban y prestaban un servicio.
Hay coleccionistas que las clasifican por temas: carpintería, herrería, labranza... Otros prefieren separarlas según si están hechas de madera, de hierro, etc. Creo que Marcos las tiene todas juntas en buena armonía y, por poco que puede, en actividad. A ellas (me han dicho), las herramientas, les gusta sentirse vivas y útiles.     


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