Donde hubo
vida
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Antes había un pueblo o una aldea, pero ahora sólo se pueden ver las paredes de las casas, los tejados y el campanario, porque allí ya no queda ningún vecino: no hay nadie, esos lugares están desiertos. Pero, a pesar de no albergar a ningún habitante, el testimonio y el recuerdo de todos los que allí vivieron se puede apreciar en los edificios y en las calles del pueblo; y en el paisaje modelado en torno a él, donde todavía se pueden ver las paredes de piedra que delimitaban propiedades, algunos árboles, las parcelas de las tierras de cultivo... Contemplar estas imágenes, trae al ánimo de los que allí se acercan mucha quietud y nostalgia. Será por esa atmósfera o por la belleza de los parajes, que a Cristian Laglera le han atraído desde siempre las fotos de ruinas y de lugares abandonados, especialmente aquellas que mostraban pueblos. Sin ninguna intención especial, mas que la curiosidad, empezó a visitar pueblos despoblados y, aunque al principio no pensó en hacer de ello un tema de colección, el hecho es que cuando ya llevaba unos 50 pueblos fotografiados pensó que ese material bien merecía la pena ser mostrado a los demás, y que no tenía sentido almacenarlo en el ordenador para él sólo. Entonces, fue cuando surgió la idea de hacer un blog donde mostrar su peculiar colección, y en eso está.
Aunque, para ser exactos, el hecho determinante para dedicarse a este tema se remonta al año 2005. Fue entonces cuando Cristian acompañó a su tío Paco a Puy de Cinca, el pueblo que había abandonado cuando tenía 14 años y que no había vuelto a visitar desde entonces, es decir, al que llevaba ya unos 50 años sin volver. Fue muy emocionante para Cristian ver llorar a su tío como un niño, contemplando todas aquellas casas devoradas por la vegetación y el campanario de la iglesia, a punto de abrirse en dos. Esta vivencia le impactó tanto que fue entonces cuando decidió involucrarse realmente en el tema, documentándose y repertoriando todo el "material" que había reunido. Actualmente a esta colección, que también es una investigación, le dedica mucho, mejor dicho, muchísimo tiempo. Todos los fines de semana planea alguna ruta junto con su novia, que, afortunadamente estudia fotografía y también está muy interesada en todo ésto, y hacen unos 200 ó 300 kilómetros para poder descubrir y visitar lo que fueron núcleos de población. Entre semana, Cristian pasa cada noche dos o tres horas para documentarse, buscar información en libros, internet, retocar las fotos...
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Antes había un pueblo o una aldea, pero ahora sólo se pueden ver las paredes de las casas, los tejados y el campanario, porque allí ya no queda ningún vecino: no hay nadie, esos lugares están desiertos. Pero, a pesar de no albergar a ningún habitante, el testimonio y el recuerdo de todos los que allí vivieron se puede apreciar en los edificios y en las calles del pueblo; y en el paisaje modelado en torno a él, donde todavía se pueden ver las paredes de piedra que delimitaban propiedades, algunos árboles, las parcelas de las tierras de cultivo... Contemplar estas imágenes, trae al ánimo de los que allí se acercan mucha quietud y nostalgia. Será por esa atmósfera o por la belleza de los parajes, que a Cristian Laglera le han atraído desde siempre las fotos de ruinas y de lugares abandonados, especialmente aquellas que mostraban pueblos. Sin ninguna intención especial, mas que la curiosidad, empezó a visitar pueblos despoblados y, aunque al principio no pensó en hacer de ello un tema de colección, el hecho es que cuando ya llevaba unos 50 pueblos fotografiados pensó que ese material bien merecía la pena ser mostrado a los demás, y que no tenía sentido almacenarlo en el ordenador para él sólo. Entonces, fue cuando surgió la idea de hacer un blog donde mostrar su peculiar colección, y en eso está.
Aunque, para ser exactos, el hecho determinante para dedicarse a este tema se remonta al año 2005. Fue entonces cuando Cristian acompañó a su tío Paco a Puy de Cinca, el pueblo que había abandonado cuando tenía 14 años y que no había vuelto a visitar desde entonces, es decir, al que llevaba ya unos 50 años sin volver. Fue muy emocionante para Cristian ver llorar a su tío como un niño, contemplando todas aquellas casas devoradas por la vegetación y el campanario de la iglesia, a punto de abrirse en dos. Esta vivencia le impactó tanto que fue entonces cuando decidió involucrarse realmente en el tema, documentándose y repertoriando todo el "material" que había reunido. Actualmente a esta colección, que también es una investigación, le dedica mucho, mejor dicho, muchísimo tiempo. Todos los fines de semana planea alguna ruta junto con su novia, que, afortunadamente estudia fotografía y también está muy interesada en todo ésto, y hacen unos 200 ó 300 kilómetros para poder descubrir y visitar lo que fueron núcleos de población. Entre semana, Cristian pasa cada noche dos o tres horas para documentarse, buscar información en libros, internet, retocar las fotos...
Lo que más le seduce de toda esta dedicación, es el pensar que está haciendo algo para dar a conocer tantos lugares despoblados y evitar así que caigan en el olvido para siempre. Eso será ya dificil, porque nuestro coleccionista cuenta entre 12.000 y 15.000 fotos, lo que constituye un buen testimonio de los 170 pueblos visitados y catalogados.
Aunque a veces le invade cierta tristeza por el abandono e indiferencia en que se encuentran esos lugares abandonados, la verdad es que también ofrecen alguna sorpresa positiva (y otras no tanto), pues varios de ellos han sido recuperados, algunos por los antiguos vecinos y otros por simples okupas, como ocurre en muchos pueblos de La Solana, Cájol, Gere, Burgasé o Semolué. Esto puede dar pié a que, en ocasiones, cuando alguien se dispone a recorrer las calles y pasajes de uno de estos pueblos, se encuentre el visitante con el recibimiento de unos perros ladrando que, por encargo de sus amos, no se muestran nada amistosos y se comportan como los verdaderos dueños del lugar, sin querer compartirlo, aunque sea un ratito, con los curiosos y nostálgicos que allí han acudido. Eso nos lleva a pensar que esos recién llegados habrán recuperado algunas casas, pero no el verdadero sentido de lo que es un pueblo.
El porqué hay tanto pueblos despoblados en la provincia de Huesca es un hecho, bien estudiado. Todos estos núcleos de población, que solían contar con muy pocos habitantes, eran normalmente aldeas, lugares, pueblos muy pequeños, casas aisladas (casas fortificadas, pardinas, dedicadas a la ganadería) y proliferaron por la geografía oscense cuando, a partir de la expansión del Islam por la Península en el siglo VIII, buscó refugio en los valles pirenáicos una población cristiana que no quería someterse a los recién llegados. Una vez empezada la Reconquista, los hombres de la montaña acudieron primero a luchar y luego a repoblar las tierras recuperadas.
No es cuestión de hacer un análisis de todos los acontecimientos históricos ocurridos desde entonces, pero entre los factores que han motivado el despoblamiento podemos señalar el sistema de heredad (uno de los hijos o hijas era nombrado heredero y el resto de los hermanos tenía que irse de la casa paterna o quedarse a trabajar por la casa, lo que suponía que muchos de ellos optaran por marcharse del pueblo); la limitada extensión de tierras de cultivo y la dificultad de trabajarlas, tanto por la orografía como por el clima; diversas epidemias que azotaron la población y además de acabar con muchas vidas originaron posteriormente crisis de subsistencia; todo esos factores, entre otros, empujaron a lo largo de los siglos a los hombres de la montaña hacia los valles y centros urbanos de mayor envergadura. En tiempos más recientes, el haberse quedado lejos de las vías de comunicación también ha sido un factor que ha obligado a abandonar el pueblo.
Para terminar este esbozo sobre el tema de la colección que hoy os presentamos, un dato: la provincia de Huesca tiene una densidad demográfica de 13.2 hab/Km2, una de las más bajas de España, cuya media está en 78.8 hab/km2. Y una recomendación: visitad el blog de Cristian, Despoblados de Huesca, pues os permitirá hacer un recorrido muy especial.
3 comentarios:
Hola: felicidades por tu iniciativa,un conocido mio creo que hizo un estudio de pueblos deshabitados en Soria, le preguntaré.
Un saludo Carmelo
www.etiquetasdefrutas.es
es muy apasionante ojala pudiera yo estar por esos parajes lamentablemente yo me tengo que conformar con pequeñas casas perdidas en medio de la montaña o antiguas fabricas......estube en el club CELA pero abandone porque no aportaba nada....yo...no se si a ti te pasará pero yo en estos lugares siempre me encuentro un objeto recurrente la cadira de boga,es una cosa curiosa no siempre esta en buen estado de identificacion pero siempre,siempre me la encuentro
saludos,jonás
Se ven realmente muy lindos espero poder verlos algún día en persona porque no es lo mismo verlo en foto que estando ahí creo que voy a intentar despegar para allá algún dia.
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