martes, 17 de mayo de 2011

Una colección de soldados










GRANDES


en pequeño

Héctor Camargo, además de escribir libros de entretenimiento para el público infantil es un coleccionista mexicano de muchas cosas. Vive en Morelia, Michoacán (Ciudad de las Canteras Rosas, conocida también como Valladolid, pues ese fue el nombre que recibió por ser la primera ciudad capital en la época colonial). A lo largo de los años se ha interesado, entre otras cosas, por los juguetes, sellos, monedas, ajedreces, diferentes álbumes, programas de cine, cómics de las Editoriales "La Prensa" y "Editorial Novaro" (actualmente desaparecidas). Pero, su gran tema de coleccionismo son los soldaditos. Empezó con esta colección cuando tenía 4 años y ahora, que ya pasa de los 60, sigue coleccionándolos.




Los primeros ejemplares que tuvo se los trajeron los Reyes Magos y, por cierto, aún conserva uno de ellos. Cuenta su madre que le hicieron tanta ilusión que se levantaba por la noche para jugar con ellos. Eran de la fábrica de Ajax, una empresa americana. A partir de entonces, siempre que podía iba a comprar sus soldaditos en tiendas especializadas, bazares, etc. Con el paso del tiempo, ya no hacía falta que fuera él a comprarlos, pues amigos, conocidos y familiares le regalaban nuevas piezas, casi siempre con ocasión de algún viaje. En la actualidad tiene la friolera de entre 4.000 y 5.000 soldaditos de varios fabricantes (Accurate, Airfix, Aohna, Atlantic, Blue-Box, Britains, Esci, etc.) y de materiales y países diferentes. También le interesa todo lo que está relacionado con el tema, así, cuenta con libros especializados de Francia, España, USA, Inglaterra, etc. Aunque los que prefiere Héctor son los de escala 1/32 y de épocas antiguas, si le ofrecen soldaditos de cualquier otro tipo también son muy bien recibidos.

Héctor nos explica que se llega a coleccionar soldados por muchas razones. Un camino bastante habitual para hacerlo, es el de haber empezado con esta afición ya desde pequeño, sin ningún otro razonamiento o justificación. Pero también hay coleccionistas motivados por el gusto de los uniformes militares o porque les interesan los juegos de estrategia y todo lo que les rodea; además, no hay que olvidar a aquellos que han seguido la carrera castrense y sienten curiosidad por todo lo relacionado con los soldados, incluso a aquellas personas interesadas en conocer la evolución histórica del juguete y que se han centrado en este tema porque es imposible abarcar todo.
Pero ¿para qué sirve coleccionar soldaditos? pues, aparte de su belleza plástica, ayudan a conocer las costumbres de cada pueblo, su Historia. Los uniformes evocan guerras (que aunque no hubiéramos querido que existieran han existido), formas de
vivir, de pensar. Enseñan geografía, avances técnicos y muchas cosas más.

Hace unos años, digamos a principios del siglo XIX, el juguete por excelencia de los niños fueron los soldaditos de plomo, pero el tiempo pasa y todo evoluciona y hoy esas piezas han pasado de las manos de los niños a la de los coleccionistas. Actualmente los soldaditos se fabrican en todo tipo de materiales, como aluminio, hojalata, celuloide, papel, madera, plástico, vidrio, estaño, bronce, etc.

De hecho, los primeros soldaditos de los que se tiene constancia fueron hechos en arcilla, papel, cartón o madera. En el siglo XVIII se empezaron a fabricar en el área de Nuremberg (Alemania), donde estuvo focalizada la industria del juguete durante mucho tiempo. Allí, primero se fabricaron en estaño, no en plomo, y se adoptó como tamaño la medida de 25 mm, siendo piezas muy apreciadas por los detalles en sus posturas. Se fabricaban en dos dimensiones, por lo que se conocían como figuras planas. Posteriormente, en Francia se comenzaron a fabricar en tres dimensiones, es decir, de bulto redondo y se optó por el plomo, que era más barato que el estaño. La elección de este material comportaba el que se aumentara la fragilidad de las figuras, por lo que se rompían con facilidad, así es que se optó por hacerlos en una aleación con antimonio. Mas tarde, tanto la toxicidad del plomo como la de la pintura utilizada en su acabado, hizo que se tuvieran que alejar del contacto de los niños.
















Las escalas de los soldados se refieren siempre a su altura, midiéndolos desde la parte de arriba de la base o peana hasta el borde de la cabeza de la figura o frente. Son las más comunes las de: 20mm, 30 mm, 54 mm, 75 mm, 77 mm, 90 mm, y 120, aunque existen otras escalas. Todos ellos, dependiendo de su material y fabricación, se pueden comprar tanto en tiendas de juguetes, como en comercios especializados (tiendas de modelismo), establecimientos de souvenirs, catálogos que editan los mismo fabricantes, o en internet. Si son piezas antiguas, además de por internet es fácil encontrarlas en mercados de "pulgas", anticuarios o subastas, aunque entonces el precio se puede disparar.
Nuestro coleccionista guarda sus piezas en cajas y cajones, de donde los va sacando de vez en cuando para que respiren, porque si no se airean un poco Héctor dice que se mueren. Su ilusión sería hacer un museo y ponerlos todos en vitrinas para que luzcan bien, así podrían disfrutarlos las generaciones posteriores. De momento, tiene a todos sus hombres en "rompan filas", pero siempre dispuestos a escenificar batallas famosas y luchas heróicas. ¡Que bien si las guerras sólo fueran cosa de soldaditos! ¿verdad?






2 comentarios:

José dijo...

¿Alguien sería tan amable de decirme a qué fabricante corresponde la marca que se presenta en la base de la última imagen?.

Anónimo dijo...

Fue hecho en México, D.F. por un buen amigo de este servidor, pero desgraciadamente le he perdido el contacto y lo estoy tratando de localizar.
Se los compre hace muchos años y son varios los modelos, por ejemplo: Moctezuma y Hernan Cortez.
Mi correo es ( hector.camargo@micoleccion.com.mx )

Saludos