viernes, 9 de septiembre de 2016

Reflexionando


Sobre las colecciones en generall


"Breakfast piece" (1936). Herbert Badham
Parece ser que hay dos tipos de coleccionistas. Uno de ellos, es aquél que le gusta guardar sus "tesoros" para sí mismo y los disfruta en soledad. El otro, es el que es feliz mostrando lo que ha conseguido y haciendo partícipes a los demás. Como la que suscribe pertenece al segundo grupo, me gustaría llamar la atención sobre algún aspecto.
1. El que un coleccionista se muestre satisfecho de su colección, no significa que piense que el mérito de las cosas bonitas que tiene sea suyo. El coleccionista, mejor que nadie, reconoce el trabajo o el arte de otras personas, que han dejado su impronta en la pieza de su colección y, precisamente por eso, porque lo aprecia, lo colecciona.
"After breakfast" 1890. Elin Danielson-Gambogi

2. El coleccionista acaba siendo un experto en aquello que colecciona. Independientemente del valor material del objeto de la colección, aprende a conocer su autenticidad, sus peculiaridades, a identificar el lugar de origen o al autor, a establecer la cronología (cuándo empezó a utilizarse, cuándo se fabricó esa pieza en particular).
3. Las colecciones permiten preservar y conocer muchos aspectos de una sociedad, que de no ser por la curiosidad y esfuerzo del coleccionista, desaparecerían para siempre. Sólo hay que ojear la lista de colecciones presentadas en este blog, para darse cuenta de ello: billetes de transporte público, entradas de conciertos, envoltorios de chicles, etiquetas de fruta, cualquier cosa, por insignificante que nos parezca, aporta un conocimiento especial, sobre la economía, sociología, corrientes artísticas, etc. de un país.
Para no alargarme demasiado, voy directamente al grano.
En estos tiempos que vivimos, la justificación para no hacer muchas cosas es que estamos en crisis y no hay dinero, pero yo creo que estamos en crisis porque no hay iniciativa. Con la gran cantidad de Centros de Interpretación, museos de historia local, salas culturales, etc. que hay diseminados por nuestro territorio y en las que no suele haber mucha actividad ¿por qué no prestar una sala, de tanto en tanto, a algún coleccionista? El costo sería mínimo, la ocasión de conocer algún aspecto determinado de la sociedad, único, y la satisfacción para el coleccionista (y seguro que también para los visitantes) muy grande.
Muchos "representantes" o delegados de la Cultura oficial, tendrían que tener en cuenta que Cultura no es sólo una exposición de pintura o fotografía, es también la manera de acercarse al mundo, con la mente abierta, dispuestos a descubrir y conocer. Y, el coleccionista está deseando descubrirnos su universo. 
Por cierto, Cultura y Educación también es contestar una carta o un mensaje, cuando un ente público o privado recibe una  consulta (creo yo).

2 comentarios:

Jesús Cardiel Lalueza dijo...

Me parecen unas reflexiones muy acertadas.

Anónimo dijo...

Gracias Jesús ¡que gustazo que alguien me de la razón! Un abrazo.