miércoles, 1 de julio de 2015

Una colección de gallos


Los gallos cantan al día…        


Gilberto Gallo es un coleccionista colombiano que hace varias colecciones, pero ahora nos ocuparemos de una muy especial, la de gallos precisamente. Y, aunque el tema elegido es el de los gallos, también se interesa, claro está, por todo lo relativo a las gallinas y los pollos.
El motivo por el qué se ha interesado en este tema parece evidente, ya que hace referencia a su primer apellido: Gallo. Y el sujeto de su colección es prácticamente todo aquello donde aparece una imagen del vivaracho animal, o de sus parientes (gallinas y pollitos). Ha conseguido reunir fotos, posavasos, cajas de fósforos, monedas, entradas de espectáculos, artículos de artesanía y muchas otras cosas, sobre todo sellos, donde frecuentemente aparecen representados. Ahora me quedo con la duda de si tiene que haber imagen para que el objeto sea coleccionable o no hace falta que la haya, con lo que podría estar interesado también en poemas, canciones...
Bueno, empecemos por lo elemental, que es definir qué es un gallo. Dice el diccionario que es un ave doméstica (Gallus gallus domesticus), onmívora e insectívora. Existe mucha diferenciación entre el aspecto del gallo y de la gallina. El macho es de pico corto y arqueado, plumaje lustroso y abundante, con una cresta roja en lo alto de la cabeza, una carnosidad colgante a cada lado de la cara y patas escamosas con espolones largos y agudos. La hembra es de tamaño menor, cresta más corta y no tiene espolones. Su plumaje tampoco es tan vistoso.
El gallo ofrece un aspecto majestuoso e imponente y los brillantes colores de sus plumas, junto a la manera de moverse (siempre con la cabeza alta) cumplen la función principal: poder pavonearse ante las gallinas.  
Desde muy antiguo fue domesticado por el hombre, que ha apreciado siempre su carne y los huevos que le proporcionaba la gallina, habiendo constituido estos alimentos una gran ayuda para la subsistencia de muchos pueblos. Actualmente se estima que es el ave más numerosa del planeta, con una cantidad que supera los 13.000 millones. Se le atribuyen al gallo muchas cualidades, como su actitud de estar siempre alerta, vigilante, activo, valiente, aunque también se le suele achacar el ser vanidoso, pendenciero y arrogante. Decir de alguien que es un "gallito" o que se cree "el gallo del corral", no es alabarlo precisamente por su modestia. Por contraposición, calificar de "gallina" a una persona es acusarla de blanda y de no saber defenderse.
La figura del gallo ha inspirado a muchos artistas tanto en pintura como escultura, literatura, etc. Algunos países hasta lo adoptaron como emblema, como en el caso de Fancia, Portugal o los walones belgas, y ha lucido, altivo y desafiante tanto en escudos de armas como  sobre miles de tejados (no en vano es la veleta más popular) o decorando multitud de artículos domésticos. No es de extrañar que Gilberto haya sucumbido a sus encantos.
Nos ha contado Gilberto que empezó su colección hace diez años, por lo que imaginamos que debe llevar un ritmo bastante vertiginoso de adquisición de nuevas piezas, ya que tiene muchas. De todos los artículos que ha conseguido, sus piezas favoritas son unas monedas de plata originarias de Perú. Hemos elegido como título de este comentario la estrofa de la canción "Los gallos cantan al día" que dice así: "Los gallos cantan al día que dirá usté eeee. Los gallos cantan al día, que dirá usté, eeee. Anuncian un nuevo día, así ha de ser eeee. Anuncian un nuevo día, así ha de ser, eeee". Pero nos parecería inexcusable no recordar aquí la super didáctica canción que dice: "Canta el gallo, canto el gallo con el kirikiri con el kirikiri, la gallina, la gallina con el karaka con el karakara. Los polluelos, los polluelos con el pío pío con el pío pá, se arma un lío con el kirikiri, con el karakara, con el pío pá, se arma un lío con el kirikiri, con el karakara, con el pío pá"
Por cierto, que es muy curioso conocer la onomatopeya del canto del gallo en algunos países. Si para nosotros el animalito ha dicho kirikiki toda la vida, los franceses le oyen decir cocorico, los ingleses cook-a doodle-doo, los italianos ciccchirichi, etc.  
No mencionaremos en esta ocasión los refranes y frases hechas, porque hay demasiadas, si tuviéramos más tiempo, "otro gallo cantaría", pero como ahora tenemos que terminar este comentario "en menos de lo que canta un gallo" (o sea, a toda velocidad), pues le queremos dar las gracias a Gilberto Gallo y despedirnos de él hasta que presentemos otra de sus colecciones. ¡Gracias!



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