martes, 25 de marzo de 2014

Una colección de gigantes y cabezudos

Gegants Vells

GRANDES y
MAJESTUSOS
pequeñosgrotescos


Que no se asuste nadie, no es que Magi Durán Tost se dedique a meter en su casa a los gigantes enteros y verdaderos, ni siquiera a los cabezudos, lo que pasa es que le gustan y desde hace tiempo colecciona fotos, postales, libros, todo lo que hable de ellos. Principalmente se ha centrado en documentarse en los de Tarragona, que es su ciudad, pero le interesan todos. Tiene fotos y postales de Gigantes y Cabezudos de toda Cataluña y también de los Gigantillos de Burgos, Pamplona y otros lugares de España. Para él, todos tienen su encanto.
Como creo que todos habéis visto alguna vez  a los gigantes (¡inadvertidos no pasan!) de los que hablamos, no es necesario entrar en explicaciones detalladas. 
Gegants Vells Pallaresos
Básicamente se puede decir que son unas figuras que suelen medir alrededor de cuatro metros de altura, y que antiguamente estaban construidas sobre un armazón de madera y hierro. En la actualidad se fabrican en poliester o fibra de vidrio, y vienen dispuestos sobre una estructura de madera, aluminio o acero, con el fin de aligerar su peso. 
A los gigantes les da movimiento una persona que va en su interior. Las figuras suelen representar personajes populares en la comunidad local donde desfilan, o toman como modelo alguna figura histórica. Casi siempre van por parejas, rey-reina, etc.  y van revestidos con gran magnificencia. 
Gegants Nous Pallaresos
Aunque existen en archivos de varias ciudades, registros y anotaciones en los que se habla de los gigantes, los primeros verdaderamente documentados se dice que se  remontan al siglo XV, aunque no queremos entrar en la típica competición de fechas. Año más, año menos, por desgracia las primeras menciones que tenemos de ellos no vienen acompañadas de ninguna ilustración o boceto, por lo que no se sabe exactamente cómo eran. De lo que no hay duda es que han formado parte del folclore y las tradiciones locales tanto en la mayoría de los países de la Europa occidental como en América.
Gegants del Callar
En Tarragona, que es el lugar que mejor ha estudiado Magi, se tiene constancia de que los primeros gigantes fueron construidos por el Gremio o Cofradía de los fusters o carpinteros, en 1617, y eran cuatro figuras.
En 1755, como estaban muy estropeados,  se hicieron fabricar dos nuevas figuras para poder retirarlos.  
Posteriormente, con la guerra de la Independencia y la ocupación de la ciudad por los franceses, dejaron de salir a desfilar durante bastantes años.
En el año 1825, Antoni Verdaguer modeló los llamados gegants vells, que participaron en su último desfile en la festividad de Santa Tecla del año 1851, bailando junto a sus reemplazantes, la nueva pareja de rey moro y reina mora. Estos fueron modelados por Bernat Verderol, que también hizo la pareja de gigantes de los Negritos y varios cabezudos. A este rey y reina moros se les conoce como los gigantes nuevos. Con ellos, la vieja tradición, volvía a Tarragona.
En 1985 tomaron vida las imágenes de Barenys, réplica de los modelos de Verderol.
Gegants de Valls
La estructura e imagen de estos enormes e hieráticos personajes, que pasean muy estirados y bailan con la vista perdida, sin mirar a su pareja,  a lo largo del tiempo ha evolucionado más en su estructura que en la estética. Como hemos comentado, se ha conseguido reducir su peso  gracias a los materiales con los que actualmente se fabrican.
Tomando como referencia los viejos reyes moros de Tarragona, vemos, según nos cuenta Magi, que el gigante moro original pesaba 107 kilos y la réplica 78, mientras que la Giganta mora original tenía 94 kilos de peso y la réplica 49. Y eso, manteniendo la altura, pues el gigante moro original hacía 4 metros de altura mientas que la réplica ha alcanzado los 3,95. Por otro lado, la giganta mora ha continuado con su tamaño con 3,90 metros.
Gegants d'Olost
Unas figuras muy curiosas son la pareja de negritos, del tipo conocido como gigantes de medio cuerpo. Son más bajos que los demás gigantes, pues los actuales hacen 2,65 para el varón y 2,55 metros para la joven,  pero parecen más reales. El varón se creó en 1856 y la compañera en 1859, y es conocida como Panchita. El Negrito original pesaba 65 kilos y el actual solamente 14, y la chica original llegaba a 70 kilos y la actual solamente 17.  Esta pareja eran los criados de un conocido comerciante de la ciudad.
Por lo que se refiere a los cabezudos, tienen unas cabezas completamente desproporcionadas respecto al cuerpo del personaje que representan, y mientras los gigantes desfilan ceremoniosamente bailando con majestuosidad, los cabezudos se dedican a perseguir a los niños y al público en general, con el fin de provocar risas y diversión.
Actualmente, los cabezudos también están hechos de fibra de vidrio, para aligerar su peso. Suelen ser reproducciones de algunas personas célebres en la comunidad local. Por ejemplo, en Tarragona desfila una pareja que representa a un médico y su esposa, que vivían en la época en que se hicieron los cabezudos. Se trataba de Francisco Colom i Costa y señora. También hay un capitán, que representa a un alcalde llamado Juan Cabeza; una pareja de payeses, Pepet de les Caralleres y la Pacheca.
Además, se encuentra una pareja de nobles, 
Gigantillos de Burgos
José Antonio de Castellarnau y su señora; una pareja de andaluces, el Señor Manuel, que era el veterinario y su señora. Antoni Canals de distinguida familia tarraconense, etc.
Los cabezudos salieron por primera vez en el año 1865 y los diseñó Bernat Verderol, aunque se cree que se fabricaron en Barcelona. 
Hay que recordar, que los gigantes y cabezudos suelen salir siempre a desfilar al son de alguna banda de música, propiciando el ambiente festivo entre el público que presencia el pasacalles, mientras marcan el ritmo al que los gigantes bailan. 
Así, pues, como comentábamos al inicio de este comentario, Magi colecciona todo lo relativo a gigantes y cabezudos, como postales, fotos, libros, figuras, pins y dibujos de artistas locales. Todo, menos los personajes "verdaderos". Por cierto, ¿tendrá en su colección la zarzuela "Gigantes y Cabezudos? aquella de "Somos los aragoneseeeeeeees...". Esta obra se estrenó en 1898 con un texto de Miguel Echegaray y música de Manuel Fernández Caballero.
Y antes de terminar, una puntualización: en esta ocasión, además de las fotos que nos ha proporcionado Magi, os mostraros otra enviada por Carla Tost, que muestra la fachada de una casa de Tarragona, donde han pintado algunos de los personajes nombrados por nuestro coleccionista. ¡Gracias a los dos!   

miércoles, 19 de marzo de 2014

Una colección de cascos militares del siglo XX


COSAS DE CASCOS



Joseba Revuelta colecciona cascos militares del siglo XX. En su  web "Cascos militares", hace hincapié en que no se interesa para nada en la ideología política de los antiguos poseedores de los cascos de su colección, sino simplemente en los cascos, por eso tiene entre ello ejemplares de estados democráticos o de otros dictatoriales; de ejércitos de países comunistas, fascistas, fundamentalistas, capitalistas, etc. sin distinción. 
Todo empezó cuando, a raíz de una experiencia cinematográfica, se encontró con dos cascos en su casa, un M1 norteamericano y otro ruso, modelo Ssh 40. A partir de ahí, le apeteció comprar un tercero y entonces ya se lió la cosa y empezó la colección.  
Nos cuenta, que al principio tenía la idea de coleccionar solamente cascos de la Guerra Civil, pero luego, lo que pasa casi siempre, no es fácil cortarse las alas, porque se empieza a descubrir otras piezas que se salen de los límites que uno mismo se ha fijado, pero que nos resultan irresistibles. Y, entonces, no queda más remedio que ensanchar los límites que nos hemos impuesto.
También internet tiene un poco la culpa de esta tendencia al acaparamiento (así repartimos responsabilidades), porque te pone muy fácil añadir nuevas piezas que van a mejorar la documentación que se tiene ¿y quién puede negarse a eso? así es que se van acumulando absurdamente gorras, emblemas, condecoraciones, fotografías, máscaras antiguas, etc. que no se sabe muy bien dónde almacenar, pero que nos encantan. 
Otro argumento que justifica la adquisición de nuevas piezas y de toda la documentación posible, es la importancia del estudio de la evolución de estas prendas (¿ha llamado alguien prenda a un casco, o solo soy yo?), pues permite hacer comparaciones entre las que actualmente se usan y las de antaño. Por ejemplo, los cascos de fibras sintéticas han sustituido a los de acero (PASGT norteamericano, MARTE español, etc.), lo que ayuda a apreciar mejor los problemas que presentaban los anteriores por lo pesados que eran y las mejoras que aportan los nuevos, etc.   
Cuando Joseba nos habla de los cascos del siglo XX, más que referirse al comienzo preciso del siglo, se refiere  a todos aquellos que están en uso prácticamente desde la Primera Guerra Mundial. Y os vamos a explicar, resumidísimamente el por qué de esa fecha, aunque si visitáis directamente la estupenda web de Joseba, "Cascos del siglo XX", lo comprenderéis mejor gracias a la amplia información que allí ofrece.
Dice nuestro coleccionista, que fue precisamente en esa contienda cuando se desarrollaron por primera vez un tipo de estrategias militares que hasta entonces no se habían utilizado en ninguna otra contienda. Ya no se hablaba de campos de batalla sino que se hacía referencia a los frentes de guerra. Los ejércitos se apostaban a la defensiva, construyendo trincheras donde resistir el ataque enemigo y esperar la evolución de los acontecimientos para poder pasar al ataque.
Las armas de las que se disponía entonces eran modelos ya utilizados anteriormente, pero que se habían adaptado a las nuevas necesidades para hacerlos más efectivos. La ametralladora pasó a ser de repetición y el uso de las granadas de metralla permitían hacer grandes destrozos en las líneas enemigas. La explosión llegaba a muchos soldados a la vez, provocando la muerte y graves heridas.
El casco militar, que había sido utilizado desde las primeras civilizaciones, pasando por griegos, romanos, y caballeros medievales, había dejado de usarse definitivamente en el siglo XVII, al abandonarse las armaduras, pensadas para protegerse de espadas, lanzas y flechas, que ya no se usaban. La lucha cuerpo a cuerpo o la utilización de armas de tiro, las hacía innecesarias. Por lo que respecta a los cascos, desaparecieron los que se utilizaban con fines de defensa, aunque continuaron llevándose para actos de representación. 
No obstante, y volviendo a la Guerra del 14, la constatación de que muchos soldados morían o sufrían daños graves en la cabeza, planteó urgentemente la necesidad de volver a usarlo. Francia fue el primer país que dotó a sus hombres de un casco. Los alemanes, que habían empezado antes que ellos a plantearse el problema, tardaron un poco más en ponerlo a disposición de la tropa. En tercer lugar, Inglaterra también lanzó su modelo particular. Al principio los hacían de cuero y cartón, pero la escasez que pronto hubo de cuero, obligó a encontrar otros materiales para reemplazarlo. Posteriormente ya se hicieron de acero, plástico, etc.
La efectividad del casco se perdió en la Segunda Guerra Mundial, pero todo lo que se aprendió sobre su utilización y la protección que proporciona, se ha aplicado a muchas otras actividades fuera ya de las estrictamente militares. De mayor o menor envergadura, muchas profesiones lo han convertido en una prenda indispensable de su vestuario. Sólo tenemos que pensar en los bomberos, policías, mineros, etc. Y también se ha hecho imprescindible en las prácticas deportivas de riesgo, así ocurre en motorismo, hóckey sobre patines, ciclismo... sin contar su presencia en muchas actividades cotidianas de la vida civil, como trabajadores de la construcción, de obras públicas, en fábricas.     
Coleccionar cascos no es lo mismo que coleccionar cromos y, evidentemente, ocupan un poco más de espacio, así es que nuestro coleccionista se ve obligado a tenerlos distribuidos por diferentes lugares, incluso distintas localidades, pero ese es un mal menor, porque Joseba disfruta igual sólo con pensar en todos los cascos que ha conseguido, mientras ellos, los cascos, impertérritos y callados continúan con su misión de defender, ahora, el pasado. 


miércoles, 12 de marzo de 2014

Lote nº 111 de imágenes de casas construidas sobre la vía pública o pasajes

BARCELONA 


Fotos nº 661, 662, 663, 664, 665 y 666, todas de Barcelona, alrededor de la Plaza Real. (mjfuster)

                                      Si queréis enviarnos las vuestras, podéis hacerlo a: mjfuster20@yahoo.es
¡GRACIAS!


miércoles, 5 de marzo de 2014

La iluminación autónoma


RASGANDO LA OSCURIDAD







Aunque nos divierte mucho poner encabezamientos de "cosecha" propia, en esta ocasión hemos contenido la imaginación y hemos pillado, como título de este comentario, directamente el nombre del blog de nuestro coleccionista Rasgando la oscuridad, porque nos gusta mucho y le va como anillo al dedo a la colección.
Entrando en materia ¿de qué coleccionista estamos hablando y cuál es el objeto de su interés? pues se trata de Juan Manuel López, que colecciona todo lo relativo a la iluminación autónoma. 
Nos cuenta, que le parece aleccionador cómo el ser humano, con ingenio y perseverancia, ha ido solucionando el problema de no poder moverse por la noche, ya fuera en la oscuridad de las cavernas, en las minas o en cualquier otro lugar. También le interesa todo lo que concierne a la utilización de la luz como sistema de comunicación o de aviso.
Y es que a Juan Manuel le interesan todos los aparatos destinados a esa función de proporcionar luz, su evolución, sus peculiaridades, las compañías que los construyeron y la transformación de las mismas: todo puede aportar información interesante. Por ejemplo, respecto a las compañías, hay alguna que comenzó fabricando faros de aceite para bicicletas y ahora construyen satélites. 
También es muy curiosa la historia del objeto en sí mismo, los datos que de él se desprenden o se pueden imaginar.
El afán coleccionista de nuestro protagonista, hay que decir que ya empezó de niño, viendo a su padre que coleccionaba cualquier cosa: libros, aperos de labranza, juguetes, armas, aparatos de topografía, de todo, aunque al final se especializó en cómics.
La primera colección importante de Juan Manuel fue la de minerales y esa afición influyó en que se inclinase por una determinada profesión, que no es otra que la investigación minera. Y con ella llegó su obsesión por la iluminación. Cuando uno trabaja muchas horas en la oscuridad, es un tema que se tiene muy presente.
Los aparatos de iluminación están hechos en metal, cristal y a veces incluso son, o eran, de madera. Son un gran muestra de ingenio, además de ser objetos muy bellos y contar historias.
Los materiales van en función del uso que se les va a dar y de la mentalidad del constructor. El latón o el cobre son bonitos y, además, son resistentes a la corrosión y no producen chispas. Los barcos, los faros, usarán estos materiales casi de forma obligatoria, también los faroles artilleros. Por lo que respecta a la mentalidad, un inglés usará el latón para un farol de carro de bomberos, porque es bonito. Un alemán preferirá utilizar el acero, con las formas rectas, porque es práctico...
Aunque en este espacio no podamos comentar las características de los modelos utilizados en todos los medios, recordemos, por ejemplo, la evolución experimentada con los de minería.
Según explica Juan Manuel, cuando se comenzó la época de la industrialización y se tenía cada vez más y más necesidad de carbón para alimentar las máquinas de vapor, se hizo evidente que era imposible sacar mayor rendimiento a las minas sin disponer de luz apropiada. Para solucionar el problema de la oscuridad, sólo se podía contar con alguna llama, pero éstas, eran muy peligrosas al entrar en contacto con el grisú. El grisú está compuesto por varios gases, entre ellos el metano, que tiene un alto poder calorífico y al acercarse a una chispa provoca la explosión. 
Con el fin de evitar ese contacto, Davy hizo una protección con una red metálica muy fina. Posteriormente fue el famoso George Stephenson quien ideó algo similar. Pero como no era completamente seguro el aislamiento de la llama, se perfeccionó el invento con un cristal protector, que tampoco fue la solución definitiva, pues la red metálica no era muy resistente y era fácil que se rompiera.   
La luz eléctrica parecía que iba a solucionar todos los problemas, pero al principio no iluminaba demasiado y además, no detectaba el grisú, porque, al menos, lo positivo de la llama era que al debilitarse o apagarse, marcaba la presencia del temido gas, que, como es sabido, es prácticamente indetectable.  Finalmente, Thomas Edison inventó una lámpara incandescente, de gran potencia, que patentó en 1918.
Como le hemos preguntado dónde acude para conseguir piezas para su colección, Juan Manuel nos ha explicado que dependiendo del tema, es más fácil encontrarlas en un lugar u otro. Por ejemplo, en Inglaterra, Alemania o Francia son lugares donde es fácil encontrar piezas interesantes. De ferrocarril tiene una buena representación española y lámparas de presión también. Pero en España no suele haber demasiados faroles y, además, son muy caros.
Por lo que se refiere a los lugares donde las compra, nos cuenta que al principio acudía a mercadillos, tiendas de antigüedades, rastrillos, etc. pero que actualmente acude regularmente a Internet. Confiesa que es un comprador muy osado, pero que ha tenido suerte porque le han engañado pocas veces (concretamente dos, una de ellas un español). La mejores piezas las ha conseguido confiando en compradores de los que apenas sabia nada, gracias a "su" técnica un poco arriesgada. La mayoría en portales de subastas.
También nos cuenta que todos los aparatos que forman la colección tienen su interés, por uno u otro concepto. Cada vez que adquiere uno, lo estudia, busca la patente y que encaje en el contexto general de la colección. Las piezas de policía y bomberos son las más raras, sin embargo hay grandes colecciones de lámparas de mina, faroles de ferrocarril y lámparas de presión.
Por lo que se refiere al estado en que se encuentran las piezas, reconoce que aunque muchas de ellas podrían funcionar, o funcionan, de forma total o limitada, otras, sería un suicidio intentar ponerlas en marcha. El las restaura siguiendo criterios de  fidelidad y estética. No trata de ponerlas de nuevo a funcionar, porque ya considera que es un milagro que hayan sobrevivido hasta nuestros días. 
También nos explica que no se ha fijado límites cronológicos en su colección,  aunque le gusta que el objeto tenga algo de obsoleto...  De todos modos, poner una fecha tope por lo que respecta a la antigüedad no le parece conveniente, y privarse de contar con modelos actuales, también le parece una lástima.
Juan Manuel conoce a varios coleccionistas de lámparas de mina, faroles de ferrocarril o lámparas de presión, pues hay muchos. Sin embargo, no es aficionado a asistir a ferias ni a eventos, pues el tiempo que le dedica a la colección es restringido. Eso sí, le gusta cambiar impresiones y divulgar lo que sabe, por lo que no comprende a los coleccionistas recelosos, que los hay.
Y es que, si al principio se puso a coleccionar porque trabajaba en la oscuridad de las minas, nuestro coleccionista después ha pasado 12 años de profesor, y eso se nota. Ahora le gustaría exponer sus piezas de forma didáctica al público en general, aunque para eso debe encontrar un lugar (o lugares) y sobre todo, tiempo.
Nosotros le deseamos que una luz le ilumine y encuentre todo lo necesario para poder mostrar su colección y que todos podamos disfrutar de esos tesoros.