miércoles, 8 de mayo de 2013

Una colección de chapas de agua




El agua, incolora, inodora e insípida, pero con tapones muy coloristas



Aunque desde el momento que uno sabe que una persona  hace colección de chapas de agua, lo primero que le viene a la cabeza es  que a ese coleccionista le debe encantar el agua, el protagonista de hoy es un caso bien distinto, pues confiesa que a él el agua no le va. No es que no disfrute contemplando el mar, viendo un riachuelo rodar por la montaña o hasta con el "txirimiri", pero ¿beberla? eso no le gusta nada. Pero bueno, esto son contradicciones del ser humano y de lo que sí que estamos seguros es de que a todos os va a encantar su bonita colección de chapas de envases de agua o, lo que es lo mismo, de tapones corona de botellas de agua.
Bernat Vidal, de Durango (Bizkaia), no recuerda exactamente cuando empezó a coleccionar estas piezas, pero calcula que fue entre el 2007 y el 2008, pues ya en el año 2009 creó un blog para darla a conocer y hacer intercambios. En realidad comenzó con este tema de las chapas gracias a su hijo, que coleccionaba tapones corona de todas las bebidas y de todos los países, y al comenzar la adolescencia lo fue dejando por el deporte, concretamente por la natación, así es que a Bernat le dio pena que quedara sin continuidad tanto trabajo y se hizo cargo de todas las piezas de agua que tenía su hijo. Y hay que decir que, entre las 13.000 piezas que había reunido, había unas 600 de agua, lo que no está nada mal para empezar una colección.
Nos cuenta Bernat que el tapón corona surgió en la última década del siglo XIX. Fue William Painter, un prolífico inventor de origen irlandés afincado en Baltimore, quien encontró el modo de tapar las botellas que contenían gas gracias a una maquina industrial también inventada por él. Ese invento fue patentado el 2 de febrero de 1892. Obviamente, es a partir de esta fecha cuando hay que empezar a datarlas. 
Entre las piezas raras que ha conseguido, una de ellas es de Chile, y es curiosa porque, en lugar de estar impreso el metal, tiene un papelito impreso y pegado sobre dicho metal, sin que Bernat pueda asegurar cuál es la razón de esta particularidad, aunque quizás la causa se deba a que todavía no se había perfeccionado el sistema de pintado de la chapa. Paradójicamente, esa misma técnica que parece primitiva, pero con papel adhesivo (pegatina), es la que actualmente se utiliza para poner datos sanitarios en partidas de productos Coca-Cola que llegan al Estado español importadas de otros países, o cuando un producto pasa por varias plantas de embotellado y distribución.
Otras piezas que le parecen muy originales e interesantes a Bernat son las denominadas en francés bouchons (tapón)  pero con clara referencia al corcho, a pesar de que existe otra palabra para denominar al corcho (liege). Estas curiosas piezas, los bouchons, son un híbrido entre el tapón convencional y la chapa, o más bien, la suma de los dos, pero la chapa es más un elemento decorativo y el corcho es lo que verdaderamente tapa la botella.
Pero volviendo al agua, Bernat nos cuenta que a él le gustan todas sus chapas, pues considera un reto plasmar en 2 cm cuadrados algo curioso e identificativo de una marca y, hay que reconocer que en muchos casos esta dificultad se resuelve magistralmente.
En los últimos años se ha instaurado una especie de código de color para representar el agua con gas y el agua sin gas, así como otras aguas con sabores. Es curioso, pero mientras hace décadas se usaba el color rojo para el agua con gas, ahora es el verde el referente principal de un agua de ese tipo, aunque siempre hay marcas que se salen de estos patrones y utilizan otros colores, en un intento de identificarse más.
No todas las chapas coronas son igual, y la primera diferencia la podemos encontrar en el material de la parte interior, que es el que está en contacto con el vidrio. Al principio se ponía corcho, más adelante una especie de material elástico de plástico  goma proyectado y adherido al metal. Ahora se utiliza una fina película de material plástico, generalmente transparente.  
Respecto al tamaño, especialmente en Francia y en piezas destinadas al agua, existe alguna ligera diferencia entre algunas marcas, desde más o menos 25 mm. a otras de, aproximadamente 28 mm. ambas con dientes. Estas son las dimensiones habituales de las bebidas que se encuentran en el mercado, que suelen ser de 27 mm. para las cervezas y refrescos y 29 mm. para el vino. 
Por lo que respecta al diseño, puede decirse que es muy variado y ha evolucionado mucho. Al principio se priorizaba la marca, y se trataba de forjar una relación clara entre la marca y los colores corporativos, pero actualmente aquellas firmas que están más afianzadas se toman mayores libertades. También existen piezas genéricas, que suelen ser del color del metal, plateado o dorado, aunque también existen en otros colores.
Actualmente Bernat tiene unas 3.600 piezas y están organizadas por continentes. Dentro de cada continente por países, etc. El país más representado es Italia, con 604 piezas, seguido de Alemania con 473 y Francia con 129 (cifras del recuento de 2012). Las guarda en álbumes normales y corrientes de tipo archivador de oficina. Son fuertes y tienen el frente y el lomo personalizable. En cada álbum hay espacio para 7 hojas con una capacidad de 48 piezas por hoja. Por lo que en un álbum pueden entrar 336 unidades.
Nos cuenta nuestro coleccionista que cada día se está haciendo más complicado el coleccionismo de estas piezas, pues está aumentando la producción de botellas en plástico en detrimento del vidrio, esto a pesar de que todo el mundo se lamenta de la excesiva dependencia del petróleo y sus derivados y los problemas que ello conlleva.
Bernat tiene un blog muy interesante donde ofrece información sobre su colección, a la vez que favorece los contactos con otros coleccionistas aunque, nos explica, todo este mundillo de coleccionistas de chapas suele estar muy regulado a través de foros y asociaciones, donde ya se posibilitan los intercambios.
Y hablando de intercambios, Bernat puede ser la pareja perfecta para ir a beber una botellita de agua. Modo de empleo: se paga la bebida entre los dos, se abre la botella, él se queda la chapa y tú te bebes el agua ¡negocio redondo! (como a él no le gusta el agua...). Eso sí, sin olvidar brindar antes por su colección ¡chin, chín!


  

  


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