viernes, 18 de diciembre de 2009

Una colección de muñecos de nieve


Muy
fríos...


pero
tiernos





Blanca de Brown es una coleccionista panameña. Y le ocurre a ella lo mismo que a muchos de los coleccionistas que hemos tenido ocasión de presentar en Procoleccionismo: que colecciona varias cosas. Blanca tiene una estupenda web con su colección de dedales "Los dedales de Blanca" y, además de otros objetos, desde hace unos ocho años, también colecciona muñecos de nieve.

El elegir muñecos de nieve como objeto de colección se le ocurrió casi por "eliminación". Resulta que le gustan mucho las fiestas navideñas y pensó que estaría bien coleccionar algo propio de estas fechas. Los nacimientos o belenes son muy bonitos, pero pensó que ya había muchos coleccionistas. En los comercios lo que más se ofrecen son figuras de Santa Claus o de San Nicolás, pero como ya hace tiempo que no cree en nada de eso, se decidió por los muñecos de nieve. Para Blanca, que nunca ha visto la nieve porque en Panamá no pasan frío, los muñecos son muy evocadores y le hacen soñar con algo que todavía no conoce: la nieve (que por asociación de ideas es lo primero que viene a la cabeza cuando uno oye el nombre de Blanca).

Otra cosa que le gusta de estos muñecos es que nunca se les ve con la cara triste, sino que están todos bien alegres. Aunque, curiosamente, no es ésta la impresión que se tiene cuando se lee el famoso cuento de Hans Christian Andersen (1805-1875) titulado "El hombre de nieve". Recordemos, que en dicha historia el muñeco de nieve intuye desde el principio que las cosas van a terminar muy mal para él, presentimiento que le asalta frecuentemente por culpa de un perro que está instalado en una perrera cerca de él y que se hace el listo todo el rato. El hombre de nieve transcurre su existencia enamorado platónicamente de una estufa y, al final, pasa (no por culpa de la estufa) lo que tenía que pasar: el calor del sol aumenta, mientras disminuye el tamaño del pobre muñeco, hasta que se derrite por completo.
Pero no seamos tristes ni pesimistas y contemplemos estos personajes con la mirada alegre y confiada de la coleccionista.

Nos cuenta Blanca que ellos también tienen su historia. Del primer muñeco de nieve que se tiene referencia "oficialmente" es de uno realizado en Eau Claire, Winsconsin, el 7 de enero de 1809. Lo esculpió el Sr. Vernon N. Paull y su hija de 8 años, la pequeña Yetti Paul, para espantar a los duendes que reclamaban los regalos navideños. No sabemos si el invento funcionaría y si sería eficaz con otros solicitantes, pero valdría la pena probarlo en estos tiempos de crisis.

A mucho tiempo atrás hace referencia otra información. Cuentan, que el mismísimo Miguel Angel a la edad de 19 años, en 1494, fue el encargado de esculpir una enorme figura de nieve en el patio de Piero de Medici, en Florencia.

Blanca tiene actualmente 340 piezas que guarda durante todo el año en cajas. A finales de noviembre los saca de los envoltorios y los reparte por su casa. Este año han salido de su escondite un poco antes, desde mediados de septiembre, pues nuestra coleccionista participó con sus dedales y los muñecos en una feria de colecciones que se celebra todos los años en su país.

Dice que no conoce otros coleccionistas de estos artículos, pero que no hay problema para proveerse de ellos ya que se encuentran frecuentemente en los comercios por poco dinero, la mayoría fabricados en China.

Nos explica Blanca que el más pequeño de los que tiene mide 2 centímetros y el más grande 20 pulgadas. Los hay de todo tipo de materiales, como de cera, cerámica, vidrio, cristal, plástico, madera, de peluche, de foam, hojalata, hierro, tela, etc.

Estas inocentes criaturas se han convertido desde hace tiempo en uno de los iconos más populares del mundo, asociados especialmente a las fiestas navideñas. Se considera, según un estudio de la Revista Men's Health publicado en 2008, que el hecho de construir un muñeco de nieve es una de las actividades más románticas que se pueden hacer durante la estación invernal. Si a eso se añade que construir un muñeco quema un promedio de 238 calorías por muñeco/hora, vemos que hacer un muñeco de nieve puede ser un pasatiempo muy recomendable.

Por otro lado, el costo de la operación es de lo más económico: la materia prima es gratis y entre los complementos "opcionales" podemos contar con una zanahoria para la nariz, unos trozos de carbón o piedrecitas para los ojos y también como botones, una escoba y cualquier cosa que evoque una bufanda, una pipa, un sombrero o un gorro, ¡cualquiera puede animarse a hacer su propia creación sin que se le acuse de despilfarrador!

En cuanto a la técnica de realización de los muñecos de nieve "auténticos", se distinguen fundamentalmente dos modelos, los que están hecho a partir de dos volúmenes y los que se realizan a partir de tres. Parece ser que en USA, por poner un ejemplo, se suelen hacer formando tres bolas, que representan la base, el tronco y la cabeza. En Japón y varios países europeos, más bien se hacen con dos: cuerpo y cabeza. Por lo que se refiere a las representaciones de los muñecos de nieve (juguetes, ilustraciones), la fantasía es grande y las formas múltiples.

Una pregunta pertinente sería ¿y por qué sólo se habla de muñecos de nieve y no de muñecas? pues ha sido así por costumbre, mimitismo, etc. pero la cosa está cambiando y, aunque no hemos llegado a la paridad, hoy por hoy el muñeco de nieve más grande del mundo resulta que es una muñeca. Se le conoce con el nombre de Olimpia y fue construida en el 2008 en Bethel, Maine. Cierto es que es una chica un poco especial, porque es una especie de torre de 122 mts. cuya construcción tuvo que ser encargada y supervisada por un ingeniero. Como pestañas lleva unos esquís y la boca está formada por neumáticos de coche pintados de rojo: la verdad es que no ha quedado muy atractiva.

Otra reflexión sería por qué en muchos idiomas se les denomina hombre de nieve (snowman, bonhomme de neige, Schneemann, etc.) cuando en nuestro idioma se recurre al concepto de muñeco de nieve (en italiano también es pupazzo di neve), es como si algunos les atribuyeran un "alma" y nosotros no.

Blanca cada Navidad se rodea de estos personajes tan especiales. Nosotros queremos decirle gracias por habernos dejado compartir este espacio con sus invitados de honor y recomendarle ¡que vigile las estufas! ¡FELIZ NAVIDAD!



8 comentarios:

COSAS MIAS dijo...

Conozco a Blanca atraves de mi colección de dedales y es una gozada de criatura tanto o más que sus muñecos, la desborda su humanidad y su ternura me encantan sus muñecos de nieve pero ella, mucho mas.
CARMELA

Maria dijo...

Yo tambien conozco a Blanca a traves de los intercambios que realice con ella y como dice Carmela es una gran persona,cariñosa y amable,ademas de otras cualidades que sin duda tiene.
Maria

Blanca dijo...

Gracias por los comentarios hacia mi persona y hacia mi colección. Quisiera agradecer a la autora de este artículo por su amabilidad de escribirlo. Es sorprendente su habilidad para escribir, que tán solo con unos cuantos datitos brindados ha realizado un maravilloso artículo.

Blanca

Anna dijo...

Blanca es amiga mía desde hace varios años. La conocí a través de la colección de dedales, que ella también hace, además de otras colecciones. Estoy orgullosa de ser su amiga. Es una persona entrañable y generosa.
Blanca, ha quedado precioso este reportaje de tus queridos muñecos de nieve. Felicito a Mª José por su buen trabajo.
Muchas Felicidades!!!

Rafael Castillejo - rafaelcastillejo.com dijo...

Esta simpática colección de Blanca, tan acorde con estas fechas, me parece ideal para aprovechar la visita y desearos que el Espíritu de la Navidad os acompañe como cuando éramos niños, aunque ya nada sea lo mismo.

Anónimo dijo...

¡Muy del tiempo!

FELICES FIESTAS

Gregorio

lucia dijo...

Son dos colecciones muy particulares e interesantes. Blanca además de coleccionar objetos, también colecciona amigos que mucho la admiran. Felicitaciones!

José Pedro dijo...

Hola, tengo uhas cuantas tarjetas de navidad tan sólo con muñecos de nieve. Si interesan, contactar en jpsabina@hotmail.com