jueves, 17 de septiembre de 2009

Una colección de libros miniatura


LIBROS
MENUDOS


¡MENUDOS
LIBROS!



Cuando le hemos preguntado a Susana López del Toro cuánto tiempo lleva coleccionando libros miniatura, no ha tenido que reflexionar ni un segundo para contestarnos "desde siempre". Y lo dice con toda la razón del mundo.

El caso es que Susana desde muy niña se ha sentido atraída por el mundo de los libros. El hecho de que su padre sea impresor y uno de sus tíos encuadernador, probablemente ha tenido influencia en las inclinaciones de nuestra coleccionista. Si esta "influencia" responde a una cuestión genética o de educación eso ya es otro tema. De todos modos, en una expresión popular y bien gráfica, se diría que Susana lleva su pasión por los libros en la "masa de la sangre" (que más bien suena a cuestión genética, ¿verdad?).

Sea cual fuere el origen de su afición, lo que es cierto es que Susana comenzó a reunir libros y cuentos de tamaño pequeño porque su familia se los iba regalando y a ella le gustaban. Cuando ya fue un poco mayor (con 15 ó 16 años) se preocupó por conocer el motivo de que hicieran unos libros tan minúsculos ¡con lo incómodos que resultaba leerlos! y, poco a poco, se fue interesando cada vez más por el tema: buscó ciertos volúmenes para completar una serie inacabada o para tener bien representadas determinadas etapas o épocas; procuró tener algún ejemplar de editoriales de las que no había conseguido todavía nada... y buscando esto y aquello la colección se puso en marcha.

En realidad, nos cuenta Susana que no sólo le han llamado la atención los libros miniaturas, sino que siempre se ha sentido muy atraída por las cosas pequeñas, porque ve en ellas mucha delicadeza, con la ventaja de que son manajables. Además, el hecho de que sean tan diminutas les confiere un valor especial, pues implica una dificultad "extra" en su elaboración.

Estas consideraciones de nuestra coleccionista son compartidas por muchas personas y, concretamente los libros miniatura han sido siempre muy apreciados. De hecho, aunque podría pensarse por su reducido tamaño que están destinados al público infantil, lo cierto es que en sus comienzos estuvieron dedicados solamente a los adultos. El hacerlos tan diminutos respondía a un fin práctico ya que se podían llevar siempre encima, lo que era especialmente útil para los libros de lectura y oraciones cotidianas y cuando se viajaba, pues no pesaban casi nada. Posteriormente, se fue apreciando en ellos más que las ventajas funcionales, aspectos tales como la calidad de la miniaturización, la belleza del acabado, la originalidad, etc.

Pero, antes de seguir hablando de libros miniatura, quizás debemos saber exactamente a qué tipo de libros se les da esta denominación. Parece ser que en Europa se es más "permisivo" y se aceptan como libros miniatura las ediciones que alcanzan los 100 milímetros referidos a la mancha impresa. En EE.UU. sin embargo sólo se admite como miniatura los ejemplares que no sobrepasen los 75 milímetros referidos a su encuadernación. De todos modos, no se trata de reglas fijas y estas valoraciones cambian según la época, los países, e incluso los especialistas.

Lo verdaderamente curioso es que, aunque parezca imposible, muchos de estos libros reproducen íntegramente obras completas. Hay un Antiguo Testamento condensado en un libro que no mide más de un centímetro cuadrado, editado por David Bryce en Glasgow.

Se conoce la existencia de este tipo de libros desde muy antiguo, pues ya Plinio mencionaba en su "Tratado de la Historia" la existencia de unas páginas manuscritas de "La Iliada", que cabían en una cáscara de nuez. Muy renombrado también es un manuscrito realizado por el escribano florentino Salvatore Gaglierdelli en el año 1480. Se trataba de un libro de oraciones ilustrado con 17 miniaturas y que medía 2 centímetros cuadrados. Y por mencionar algún nombre más relacionado con nosotros, recordemos el "Credo de Carlos V" un libro-joya que el Emperador llevaba a modo de colgante. Con el paso del tiempo y las innovaciones tecnológicas se consiguió ir reduciendo cada vez más el tamaño de los ejemplares.

Los temas elegidos para estos libros miniatura han experimentado una gran variación a través de los siglos, pues al principio eran fundamentalmente de contenido religioso (devocionarios, brevarios o libros de horas). Posteriormente, se pasaron a reproducir obras de literatura clásicas y también títulos de grandes filósofos y pensadores, desde "El Quijote", hasta Voltaire, etc. Fue a partir del siglo XVIII cuando las nuevas ideas sobre la educación de los niños, impulsó la publicaciones de libros de cuentos o didácticos destinados al público infantil, pretendiendo formarles mejor de una manera lúdica.

Sabido es que en las colecciones hay aspectos que se valoran especialmente, como la antigüedad de la pieza, el estado de conservación, algo que le haga ser una pieza particular, su rareza, su encuadernación... En el caso de los libros miniatura el contenido también cuenta, aunque la verdad es que se trata de libros "objeto", pues para leer lo que se dice leer es más cómodo hacerlo en libros de formato convencional.

Nuestra coleccionista nos cuenta que resulta complicado conseguir ejemplares antiguos, manuscritos y primeros impresos, porque son muy buscados por museos, bibliotecas públicas, fundaciones o coleccionistas privados. Los ejemplares contemporáneos, salvo raras excepciones, se encuentran con relativa facilidad, pues casi todos los editores, creadores y coleccionistas internacionales están en contacto a través de la Miniature Book Society (sede en USA) y también otra asociación alemana, ámbas muy activas y que informan permanentemente a los socios de las novedades en el sector.

Lo cierto es que para conseguir nuevos ejemplares se tiene que recurrir a la compra, pues intercambiar no es fácil, aunque se pueda hacer ocasionalmente. Otra manera, es que te los regalen ¡lo que afortunadamente ocurre de vez en cuando! Susana consigue nuevas piezas acudiendo a subastas, salones y ferias especializadas o directamente de sus creadores.

Hoy día la colección de Susana supera los 2.000 ejemplares, lo que es una cantidad espectacular en un artículo de estas características. Gracias a su tamaño, el espacio no es un problema y puede guardarlos todos en una librería convencional. Lo importante es preservarlos del exceso de luz, del polvo y la humedad y por eso los tiene en vitrinas acristaladas. También procura proporcionarles una temperatura adecuada, que no sobrepase los 19°.
Nuestra coleccionista reconoce que tiene piezas favoritas, pero prefiere no mencionar ninguna en particular, pues dice que son muchas. Algunas de ellas tienen un valor añadido porque le ha costado mucho conseguirlas, otras le traen recuerdos especiales, otras piezas están entre sus "favoritas" simplemente porque le gustan.

Susana ha participado en varias exposiciones donde ha tenido ocasión de dar a conocer su colección. Desde el año 2006 una muestra itinerante, con el título de "La Biblioteca de Liliput. Del siglo XVI a nuestros días" se ha exhibido en varias ciudades españolas, como Burgos, Ciudad Real, Cádiz, Toledo, Valladolid, entre otras. En esta exposición se presentan más de 1000 ejemplares de su colección privada. Entre las piezas exhibidas se pueden destacar las 25 ediciones más pequeñas de "El Quijote" o el ejemplar más antiguo de su colección, un libro de 8 centímetros con la vida de Santo Tomás de Kempis, del siglo XVI. La prensa nacional e internacional se ha hecho ámplio eco de estas exposiciones.

El interés de nuestra coleccionista no se limita a los libros miniatura sino que se interesa también por los libros con movimiento, desplegables y pop up, así como en la reproducción de escenas literarias, pero de estos temas nos gustaría hablar en otra ocasión (si Susana acepta). Hablando de futuro, nos ha confiado que su ilusión sería poder ubicar su colección en un museo. Para ello ha realizado ya un estudio de viabilidad, que contempla actividades educativas y culturales paralelas, etc. También tiene un blog estupendo dedicado enteramente a sus libros, una colección que pone las grandes obras del saber en la palma de la mano.




11 comentarios:

Rafael Castillejo - rafaelcastillejo.com dijo...

En los últimos meses nos has obsequiado con auténticas maravillas. Ponías el listón tan alto con algunos coleccionistas que llegué a pensar sería difícil igualar, ya no digo superar, ese nivel. Sin embargo, una semana más nos brindas la oportunidad de conocer algo y alguien que, otra vez más, parece insuperable. Gracias.

Clara María dijo...

¡ Unos libros que no son para las que tenemos la vista cansada !

lacole dijo...

Hola, Rafael, es verdad que hemos tenido mucha suerte, pues hemos podido presentar coleccionistas excepcionales (entre los que te incluyo) pero, para nosotros también tienen la misma importancia los coleccionistas que empiezan, los que se dedican a objetos más comunes, los que no tienen mucho tiempo para organizar la colección... Lo importante es tener una inquietud e interesarse por algo ¿no te parece? Gracias por estar ahí.

Clara María, aunque sea un poco difícil leerlos, igual se pueden admirar ¿verdad? Saludos.

Tere dijo...

Tendriais que poner un libro de vistas "en miniatura", je, je, je

Tere dijo...

Quise decir "libro de visitas'

Diana dijo...

Que bonito es ver cosas bonitas!!!!!
Me encantan los libros y las miniaturas!!!!
Eres una artista!!!

Anónimo dijo...

Felicitaciones por tus tremendas habililidades y por tan bellas creaciones. Juan José

Ed dijo...

¡Da gusto consultar esta página! Siempre nos sorprende con más y más novedades.

Martín dijo...

Felcitaciones por tus cualidades de enseñar por Internet!!!

Anónimo dijo...

un placer conocerlos y excelente trabajo! Patricia

Anónimo dijo...

los libros de novelas del Oeste o otros de los considerados de bolsillo bastantes de literatura infantil tambien se considerarian miniaturas si estos no pasan de 100 milimetros ?????

jonás martinez