jueves, 13 de noviembre de 2008

Una colección de postales antiguas




Recuerdos


desde


Sevilla




"Recuerdos desde..." es un texto al que se recurre con frecuencia cuando se envía una postal, aunque hay otras personas un poco más comunicativas, gracias a las cuales el destinatario puede enterarse de que sus padres han montado en unos camellos en Tenerife o que sus cuñados están en Londres y llueve a mares.

Para las familias, las tarjetas guardadas en una caja sirven para recordar las vacaciones de todos sus miembros y permiten descubrir sus firmas, su humor, su ternura o su falta de imaginación. Los datos que aportan pueden resultar de gran ayuda en las investigaciones genealógicas.

Al coleccionista, la tarjeta en si misma le da otro tipo de información: la época en que se editó, el nombre del fabricante, la originalidad del tema de la ilustración, la técnica empleada para su estampación, etc.

Manuel Angel Lara es de Sevilla y se le ocurrió hacer colección de postales antiguas cuando se dió cuenta que ya tenía acumuladas una buena cantidad de ellas.

Nos cuenta, que todo comenzó allá en el año 1985. Unas señoras conocidas suyas le dijeron que se pensaban deshacer de unos libros que tenían en casa y que podía mirar si había alguno que le interesara. Aprovechó la ocasión que se le ofrecía y se quedó con algunos, pero lo que más le llamó la atención fue una caja llena de postales antiguas que se encontraba con ellos.

Cuando vieron el interés con el que las miraba, le dijeron que cogiera las que quisiera, siempre que no llevaran un texto con comentarios familiares.

Manuel obedeció, aunque más de una vez se ha arrepentido de haber dejado allí unas piezas que ahora le encantaría tener en su colección. También se arrepintió de haberle dado a un compañero muchas de aquellas postales, porque fue precisamente un minuto después de haberlo hecho cuando pensó que hubiera tenido que guardárselas para él y empezar su propia colección.

Entre los temas más frecuentes en la ilustración de tarjetas postales, tanto en sus primeros tiempos como ahora, se encuentran las postales souvenir, en las que se destaca alguno o algunos aspectos típicos de un lugar, como pueden ser monumentos, paisajes, comidas, trajes regionales, personajes de la historia local. Muchas veces estas tarjetas ya vienen con la frase impresa de "Saludos desde..." o alguna similar.

También son numerosas las tarjetas pensadas para felicitar aniversarios, onomásticas o celebraciones de fiestas determinadas (Pascua, Navidad).

El tema de los niños ha gozado siempre de mucha aceptación, así como el de la flora o la fauna. También se ha recurrido a personajes históricos o a la reproducción de obras de arte, sin olvidar las tarjetas humorísticas. En fín, como se suele decir, hay para todos los gustos.

Las postales preferidas de Manuel son las de personajes, preferiblemente reyes, familias reales y gobernantes destacados, ya que, aunque piensa que no son ni mucho menos las personas más importantes en la historia de los países, sí son los más significativos. No obstante, aprecia todos los temas y especialmente las postales de parejas y niños, sobre todo, cuando llevan texto en el reverso.

En esos escritos, nos dice Manuel, se solían escribir candorosas felicitaciones, con una peculiar ortografía, como:

"Pajarillos que voláis, entre lirios y violetas, haced el favor de llevarle a Basilisa esta tarjeta, y si acaso te pregunta, le respondes con salero, que es de su criada Carmen, que la quiere con esmero". Otro mensaje con miga: "El domingo fui a la pla lla, y ma a code de ti, y ohi u na bo que desia, que lo tenga mui feli".

Nuestro coleccionista nos confiesa que nunca ha contado las postales que tiene, pero puede calcular "a bulto", que son unas dos mil, aunque no todas son antiguas. Dice que las empezó guardando en fundas de plástico con seis casilleros, lo que permitía ver doce postales por hoja, pero ocupaban mucho espacio y no resultaba práctico. Ahora las tiene separadas por temas en cajas de plástico, esperando poder escanearlas para su blog.

Por cierto, queremos señalar que además de estar trabajando en ese blog, Manuel tiene una estupenda colección de marca-páginas con auténticas preciosidades, como nuestra coleccionista Mari Carmen Carrera, de la que ya tuvimos ocasión de hablar.

Por lo que se refiere a la adquisición de piezas para su colección, se lamenta Manuel de que últimamente tanto los anticuarios como los vendedores de los mercadillos han puesto unos precios bastante prohibitivos a las postales antiguas, por lo que hay que pensárselo un poco antes de comprar.
Y eso, que la historia de las tarjetas postales no es muy antigua, pues se remonta solo a finales del siglo XIX. El Estado tenía entonces el monopolio de su edición y se vendían ya franqueadas. Posteriormente, se autorizó a las empresas privadas a vender sus producciones, lo que permitió una rápida difusión, ya que los clientes encontraban una oferta muy variada con cuidadas ilustraciones. El sello que se requería para su expedición era más barato que el que se necesitaba para franquear una carta dentro del sobre. En 1878 se uniformizó el tamaño de las tarjetas postales, adoptando el de 14 x 9 cms, aunque actualmente la medida normalizada es de 15 x 10.5 centímetros.

En la vida de un coleccionista siempre hay alguna experiencia amarga, una frustración que queda cuando se piensa en lo que pudo haber sido y no fue, y Manuel tiene varias, aunque procura tomárselas con humor.

Así, nos cuenta que además del episodio referido sobre unas postales que no cogió por exceso de honestidad y otras que regaló por demasiada generosidad, pues también ha perdido otras por llegar un pelín tarde. Esto le pasó en Aracena, donde acudió a un estanco preguntando por postales antiguas y la señora le sacó un álbum grande donde solo le quedaban diez o doce postales. Le contó que lo tenía lleno hasta hacía pocos días, pero que había pasado por allí Manuel Sumers, el director de cine, y se las había llevado todas. Cuando miréis la película "Del Rosa al Amarilllo" y veáis las postales que salen de fondo en el reparto, pensad que podrían haber sido de Manuel.

Esta es la relación de Manuel Angel Lara con sus postales, una historia apasionante con final feliz.