miércoles, 28 de marzo de 2012

Lote nº 81 de imágenes de casa construídas sobre la vía pública o pasajes


Foto nº 482: Monistrol (Barcelona). Pilar Vidal
Foto nº 483: Bibola (Italia). Valeria Martini
Foto nº 484: Barcelona. Pilar Vidal

Foto nº 485: Minucciano (Italia). Valeria Martini

Foto nº 486: ' s'-Hertogenbosch (Países Bajos). M. J. Fuster

Foto nº 487: Barcelona. Pilar Vidal
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miércoles, 21 de marzo de 2012

Una colección de Coca-Cola


La CHISPA de la vida
Fabián Gustavo De Simone es argentino, vive en la localidad de Castelar, provincia de Buenos Aires y tiene una profesión, que es la de electrecista, y una pasión (entre otras), que es la de coleccionar. Y a ello empezó en el año 1980, cuando estando de vacaciones con su esposa en Miramar, vio que detrás de la barra de un bar lucían unas latas de bebidas puestas de un modo muy decorativo. Cuando regresó a su casa, quiso hacer algo parecido y por eso empezó a comprar latas. Más tarde, a raíz de una promoción que lanzó la Coca-Cola, se decantó por los productos de esta marca. Así es que actualmente, aunque su colección de latas cuenta con latas de cervezas, gaseosas, jugos, etc. de la fase inicial, fundamentalmente está centrada en latas de Coca-Cola. Y, a partir de ahora, ya sólo se dedica a conseguir latas y botellas de aluminio de dicha marca. En total, el número de latas de su colección alcanza las 3.400 piezas.
Pero, además de las latas, Fabián se ha interesado por todo aquello relacionado con la Coca-Cola y su merchandising o productos promocionales. Así, podemos encontrar entre las piezas de su colección: vasos de vidrio, de papel; carteles chapa; botellas; platos; cubiertos; relojes; muñecos; pelotas; publicaciones de revistas antiguas originales; postales; cajones expositores de madera, de plástico; bandejas; gorras; discos long-play de vinilo, cds y mini cds; cajas de metal y muchas cosas más.
La historia de la Coca-Cola es bien conocida. Se trata de una bebida carbonatada que inventó un farmacéutico, John S. Pemberton en la ciudad de Atlanta, en el año 1885. Parece ser que originariamente el estimulante que se utizaba en la mezcla eran hojas de coca y como aromatizante se recurría a la nuez de cola. Se ofrecía como remedio para los dolores de cabeza y para aliviar las náuseas. Como el invento tuvo bastante éxito, en 1891, otro farmaceútico, Asa G. Candler le compró la fórmula a Pemberton y registró la marca. Fue en 1899 cuando dos abogados de Tennessee, Benjamin Thomas y Josep Whitehead adquirieron los derechos de embotellado, sistema que se sigue practicando en la actualidad. Ellos crearon la compañía The Coca-Cola Company.
Esta bebida se conoce con el nombre de Coca-Cola desde sus inicios. Se dice que fue Franck Robinson, contable de Pemberton, el creador de la marca y del célebre logo. Hoy día la Coca-Cola se vende en 200 países donde es, prácticamente en todos ellos, el refresco más vendido. Su fórmula permanece guardada en un Banco de Atlanta y hay que decir que sólo ha sufrido alguna variación desde su creación. Concretamente nos referimos a la eliminación de la cocaina, pues a principios del siglo XX, en previsión de las nueva leyes que iban a prohibía su uso y consumo, se sustituyó por otro componente.
A España llegó la Coca-Cola en los años 20 del siglo XX, pero en aquél entonces sólo unos pocos tuvieron ocasión de degustarla. Su popularización data de los años 50, cuando empezó a producirse en territorio peninsular. Actualmente la expansión de esta marca es de tal magnitud, que se estima que da trabajo directa o indirectamente a unos 8.000.000 millones de personas. El sistema que se sigue para su comercialización es, como hemos comentado, el de la licencia de embotellado: The Coca-Cola Company produce el concentrado de la Coca-Cola, que suministra a sus empresas embotelladoras, aquellas a las que ha concedido licencia. Entonces, estas compañías mezclan el concentrado con agua y edulcorantes para venderlo y distribuirlo en latas y botellas.
El que Fabián se haya fijado en estos artículos no es nada raro, pues la marca cuenta con miles de coleccionistas de sus productos, no en vano una parte importante de su éxito se ha debido siempre a la importancia que la empresa ha concedido al marketing. El diseño impactante y moderno que lucen todas las piezas, ha calado en nuestra cultura más de lo que imaginamos. Como dato anecdótico, recordemos que el célebre Papá Noel, con sus colores rojo y blanco, se inspiró en la figura del Santa Claus que Haddom Sundblom recreó en los años 30 para la Coca-Cola. Sundblom era un ilustrador de origen sueco que trabajaba para la famosa marca.
La famosa botella de Coca-Cola, icono comercial, es un diseño de Alexander Samuelson, ganador de un concurso de envasadores el año 1915, y actualmente se expone en el prestigioso museo Moma (Museo de Arte Moderno) de Nueva York. Por lo que se refiere a la lata, se empezó a utilizar en la Segunda Guerra Mundial, respondiendo al objetivo que se fijó la marca de poder acercar el producto a cualquier parte del mundo donde estuvieran los soldados, por lo que se estudio un envase seguro para la bebida y fácil de transportar. El nombre Coke se registró también en esas fechas, concretamente en 1945, cuando ya se había popularizado gracias a algunas campañas publicitarias.
Para saber más de Fabián Gustavo podéis ir a su estupendo blog donde muestra una parte importante de su colección, cuenta sus actividades (ha participado en varias exposiciones), da información sobre las piezas que tiene para intercambiar, links interesantes, etc. Y, para terminar, una aclaración: el coche que véis a continuación no forma parte, todavía, de su colección, es simplemente una foto, tomada en Diciembre del 2005 en la "Aldea de Navidad con Coca-Cola" que se realizó en la Exposición Rural Argentina, en Palermo (Buenos Aires). Dar al César lo que es del César...

miércoles, 14 de marzo de 2012

Una colección de imágenes de faros del siglo XX



La LUZ que guía

Alberto Granados Palacios heredó una colección de imágenes de faros. La historia es esta: una tía abuela suya (hermana de su abuela) estuvo casada con un farero, coleccionista de faros, y esta señora dispuso que cuando ella muriera, la colección que había pertenecido a su marido pasara a Alberto. Parece ser que una de las razones por las que lo eligió a él como heredero de la colección, fue el hecho de que desde los nueve años ya coleccionaba sellos y postales, y, debió pensar su tía que tenía madera de coleccionista y sería cuidadoso con lo que se le daba.
Alberto, a pesar de los años pasados, sigue sin considerar la colección como algo personal, pues tiene claro que es la colección que hizo su tío, por lo que nos referiremos a él como el coleccionista.
Así, pues, os presentamos a nuestro coleccionista. El se llamaba José David (y Alberto nos confiesa que no ha sabido nunca si se trataba de un nombre compuesto o de un nombre y apellido). Estaba casado, como hemos comentado, con una tía de Alberto, que se llamaba Camila. José David fue durante muchos años farero en Estepona (Málaga) y consiguió reunir una magnífica colección de imágenes de faros escribiéndose con fareros de todo el mundo, con los que intercambiaba fotografías y postales. Como no existía internet y no había correo electrónico, además de los faros reunió una buena colección de sellos de Correos.
Parece ser que José David era un hombre de mucha personalidad. Era masón, con fama de buena persona y muy respetuoso con las ideas religiosas de todo el mundo, incluida su mujer. Contaban de él que, para que Camila pudiera ir a comulgar a la iglesia los primeros viernes de mes, él alquilaba un coche de caballos que pasaba a buscarla por el faro y la acompañaba al pueblo. Todo un detalle para la economía de un farero.
Una de las anécdotas que se cuenta de José David, y que ilustran su manera de ser, es la que refiere como, en una ocasión, poco antes de estallar la guerra civil, se celebraba la festividad de Corpus Christi y, se dio el caso de que el párroco pidió a los varones que estaban en la iglesia que cogieran los varales del palio para sacar la custodia en procesión, pero en aquél clima de violencia ideológica que se vivía, nadie se prestó a hacerlo. Al ver que nadie le echaba una mano al sacerdote, José David salió y cogió el varal. A continuación, otros hombres siguieron su ejemplo e hicieron lo mismo y la procesión pudo salir. Un gesto que bien pudo salvarle la vida en los acontecimientos que sucedieron posteriormente.
José David murió en 1943. Camila, su mujer, lo hizo en 1973, que fue cuando Alberto recibió la colección. Constaba de sellos, postales y monedas, aunque lo mejor de lo que había reunido se vendió durante la enfermedad de José David, y sirvió para comprar medicamentos de estraperlo. Por cierto, Alberto ha escrito un relato titulado "Disparates" en el que se ha inspirado en la vida de sus tíos. Actualmente, la colección está clasificada y bien guardada en sobres, pero no piensa en incrementarla. Uno de los motivos por los que no lo quiere hacer es porque no es muy dado a acumular cosas y, por otro lado, la colección está bien definida, forman parte de las vivencias de hombre y de su época, añadir algo más no sería la misma colección.
Recordemos que la historia de los faros se remonta muy lejos en el tiempo. Nacieron, como todos los inventos, no por arte de magia sino como una evolución de algo que ya se utilizaba. Desde los inicios de la navegación, los hombres que estaban en el mar buscaban en tierra firme algún accidente natural que les ayudara a reconocer dónde se encontraban, a orientarse.
Bien podía ser un cabo, una ensenada, un monte. Pero eso era una ayuda durante el día, pero no por la noche. Entonces pensaron en recurrir a señales artificiales: una hoguera permetiría tener una referencia. Y para mejorar su visibilidad, se hicieron en sitios elevados, para que se vieran bien. Muchas veces, a falta de una elevación del terreno se tuvo que construir una estructura especial que sirviera de base a la hoguera. Y también se pensó en hacer algo para preservar la fogata cuando había temporales (que era cuando más se necesitaban) y la lluvia y el viento acababan con las llamas. Y luego llegó la construcción de sólidas estructuras artificiales con superficies que reflejaban y amplificaban la luz, que se hacía visible a gran distancia.
Entre los faros míticos hay que recordar el faro de Alejandría, construido en la desembocadura del Nilo bajo el reinado de Ptolomeo II y por le ingeniero Sistrato de Cnido. Y en España tenemos que nombrar la Torre de Hércules en La Coruña, al que se le atribuyen unos 2000 años de antigüedad.
Pero, para no alejarnos de la colección, nos quedaremos en el faro de Estepona, donde trabajó José David, nuestro coleccionista como farero. Este faro, llamado de Punta Doncella, presta servicio en el tráfico aéreo y marítimo. Tiene una altura de 22 m. y desde 1918 emite señales de 1 + 2 destellos cada 15 segundos. Actualmente es autónomo, eléctrico y de encendido por célula fotoeléctrica. Tiene un alcance de 18 millas marítimas. Se empezó a construir entre 1861 y 1863 por el ingeniero Antonio Molina y en el año 1922 se edificó una nueva torre. Hay que señalar que el auge de los faros se produjo en la primera mitad del siglo XIX, que fue su auténtica edad de oro y en España el Primer Plan de Alumbrado Marítimo de la costa española data de 1947. Gracias a nuevas fuentes de energía y al uso de la lámpara de lentes de Agustín Fresnel, los faros no sólo se ven, sino que pueden identificarse gracias a los intervalos y colores de los haces de luz. Algunos están dotados de sirenas (de las que hacen ruido, no de las que cantan).
Además del avance en la tecnología de los faros, durante el siglo XIX se cuidó la formación de los fareros. En 1849 se creó la Escuela de Torreros de Faro y en 1851 se estableció la Reglamentación correspondiente. Había varias categorías dentro del oficio: torrero mayor, torrero primero, segundo y tercero. Para poder aspirar al cargo era importante mostrar habilidades de índole técnica (ser buen mecánico, electrecista, etc.) así como posee algunas condiciones personales especiales (resistencia física, capacidad para vivir solo...).
Cuando José David recibía con el correo alguna de aquellas fotos que le enviaba otro farero, poco podía imaginar que un día esas imágenes las compartiría con todos nosotros. Esto ha sido posible gracias a Alberto Granados, el actual poseedor de la colección. Por cierto, os recomendamos visitar su blog "albertogranados", para ver más faros y conocer sus escritos, comentarios sobre literatura y muchas otras cosas.


miércoles, 7 de marzo de 2012

Lote nº 80 de imágenes de casas construídas sobre la vía pública o pasajes

Foto nº 476: Roda de Isábena (Huesca). Daniel González Fuster

Foto nº 477: Altea (Alicante). Jesús Monreal

Foto nº 478: Montañana (Huesca). Pilar Vidal
Foto nº 479: Barcelona. Pilar Vidal

Foto nº 480: Barcelona. Antoni Palmarola
Foto nº 481: Puente de Montañana (Huesca). Pilar Vidal

Si queréis colaborar con nosotros y enviarnos alguna foto, podéis hacerlo a: mjfuster20@gmail.com
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