Moliendo CAFÉ
Fernando Fano empezó a coleccionar molinillos de café en el año 2007, siendo ésta la colección más reciente que ha comenzado porque, hasta entonces, ya se había interesado en colecciones de papel (postales, posavasos, tarjetas de visita, etc.). Pero, lo que ocurre con estas colecciones, es que se tienen que guardar en álbumes o cajas y, de repente, a Fernando le apeteció tener una colección, digamos, más visual o tangible, algo que pudiera contemplar todos los días sin necesidad de abrir carpetas. Entonces se acordó de un molinillo ELMA que había en casa de sus padres cuando él era niño, y que habían utilizado mucho (allá por los años 60 y 70) y decidió empezar la colección de molinillos. Actualmente tiene unas 219 piezas. Ultimamente, por culpa de la crisis, ha tenido que frenar las adquisiciones y ya lleva sin comprar un nuevo molinillo desde finales del año pasado.
Al hablar del molinillo de café y para centrar el tema, hay que recordar que el café se introdujo en Europa a mediados del siglo XVI. En un primer momento, para su molienda se adaptaron los molinillos que hasta entonces habían servido para moler las especias. El molinillo, pensado para uso exclusivo del café, surgió simultáneamente en Turquía y Europa durante el siglo XVII. Al principio, eran artículos de lujo, fabricados con incrustaciones de piedras preciosas, etc. siendo los más conocidos los fabricados en Francia en Saint-Etienne, lugar reputado por la fabricación de armamento. Posteriormente se construyeron de hierro, de los que todavía se conservan ejemplares de 1750, que se atornillaban a la mesa para facilitar el trabajo. Con la Revolución Industrial se empezaron a fabricar en serie. En Francia la firma Peugeot lanzó al mercado los primeros molinillos cúbicos con una caja. Esta marca ha estado fabricando molinillos desde entonces hasta el año 1960 y, durante este tiempo, ha puesto a la venta 56 modelos diferentes, de los que se han hecho 280 versiones.
A Fernando le gustan todas las piezas de su colección, pero tiene cierta predilección precisamente por un molinillo francés de manivela, de la citada marca Peugeot Frères, tamaño A00, que llevaba mucho tiempo buscando y que al final le regaló su esposa. También hay otros molinillos en los que ha tenido que invertir bastante tiempo restaurándolos y por eso ahora los aprecia más, como es el caso de uno de doble volante marca Simplex nº 8 o uno, también francés, el Ble Noir fabricado integramente en madera. La pieza más antigua de su colección data de 1840 y, como dato curioso, podemos decir que el molinillo más grande que tiene pesa 25 kg.
Para conseguir nuevas piezas o bien las compra por internet, o va a ferias de antigüedades y coleccionismo, mercadillos, etc. Normalmente se desplaza a sitios cercanos para conseguirlos, pero en varias ocasiones ha viajado de propio a otras ciudades de España, incluso ha ido en dos ocasiones a Bélgica, donde es sabido que se realizan muchos mercados de antigüedades.
Aunque ha intentado ponerse en contacto con otros coleccionistas de molinillos, sólo ha conseguido conectar con un matrimonio de Barcelona y por email con otro coleccionista de Sevilla. No bstante, existen dos asociaciones internacionales de coleccionistas de molinillos de café que pueden facilitar los encuentros. Se trata de la A.C.M.E. en Estados Unidos y la A.I.C.M.C., en Francia.
A Fernando le interesa conocer todo lo posible sobre la historia y evolución de las piezas de su colección, pues le parece fundamental tener bien documentada una colección. Por eso, cuando ha participado en algunas exposiciones, siempre ha llevado unos paneles con información y datos de los molinillos. Dispone de una extensa bibliografría relacionada con estos objetos, sobre su historia, principales fabricantes y modelos fabricados. Es una pena que los catálogos sean difíciles de conseguir, porque son pocos los que se han editado, ya que son muy necesarios para poder identificar las distintas piezas.
A la hora de decidirse a coleccionar los molinillos, Fernando no se ha puesto ningún límite, le interesan de todos los países de todas las épocas, etc. Así es que son colecciones sin fin, porque es imposible disponer de todos los modelos que se han fabricado. Lo que sí que procura, es completar alguna serie o conseguir algún tipo concreto de molillo. También le interesa cualquier asunto o información relacionada con los molinillos: publicidad, artículos, noticias.
Por lo que se refiere a los lugares de fabricación, de donde mayor número de ejemplares cuenta es del País Vasco, siendo los países mejor representados Francia y Alemania. En cuanto a las marcas, de las que más tiene son de Peugeot Frères, Zassenhauss y Elma.
Cuando piensa en el futuro de la colección, lo que le gustaría a Fernando es que su hijo la continuara, aunque no está seguro de que sea posible porque, de momento, no muestra mucha afición. En cualquier caso, no quisiera que acabara dispersa, porque le parece que es interesante verla en su totalidad. Imagina que esa es la aspiración que tienen todos los coleccionistas, poder mostrar su colección. En su colección se podemos contemplar todos los materiales utilizados en su fabricación, como la madera de haya y nogal, cerámica, cristal, latón, bronce, hierro de fundición, acero, chapa fina (hojalata), aluminio, baquelita, plástico... ¡tantas cosas por descubrir con un simple molinillo de café!