El nombre
del aguaAngel Pérez Avellaneda siempre ha coleccionado cosas, desde monedas a sellos, de calendarios a casi todo, pero era consciente de que eran colecciones sin fin y tenía la impresión de que sólo hacía amontonar por amontonar. La colección de etiquetas de agua la empezó en Toledo en el año 2002, un 4 de agosto, para ser más exactos, durante un viaje de fin de semana. Como Angel sólo bebe agua en las comidas, pensó que sería interesante guardar las etiquetas de las botellas de agua de los lugares que visitaba y, además, eso no requería ningún esfuerzo especial. Así fue como reunió las primeras etiquetas de agua españolas y algunas extranjeras que cayeron en sus manos. Una vez familiarizado con las distintas marcas, decidió intentar conseguir todas las etiquetas de agua de España.Aún hubo otro factor que le animó a empezar ya en serio la colección, pues buscando información por internet encontró la página de la colección de Alain Parisot y se quedó impresionado. Le envió un correo y Alain le respondió enviándole 70 etiquetas francesas !la suerte estaba echada! y la decisión de iniciar la colección tomada. Ahora Angel tiene más de 3.050 marcas diferentes y casi 9.000 unidades distintas.
Nos confiesa que al principio lo que más le interesaba era conseguir una marca nueva que le permitiera aumentar su colección, pero hoy día lo que más le atrae en las etiquetas es su diseño y la información que le aporta sobre el lugar de donde proceden.
Las tiene todas perfectamente archivadas en clasificadores. Las etiquetas las pega sobre un folio blanco, luego pone las de una misma marca sobre folios cuadriculados y en fundas de plástico, y las guarda por países, continentes...Para Angel cada etiqueta es importante, pero algunas tienen un significado especial, no porque sean más bonitas u originales, sino por el valor añadido que le confiere la persona de quien las ha recibido o cómo las ha conseguido. Normalmente, las que se procura durante sus viajes tienen el doble valor de la etiqueta en sí y el recuerdo que le traen de unos momentos especiales.
Por cierto, que Angel está siempre a la caza y captura de la etiqueta exótica y procura que no se le escape ninguna, por eso no le da ningún reparo hacer alguna inspección a fondo de las papeleras que encuentra por la calle, cuando intuye que pueden contener alguna botella de agua... A este método le llama Angel "basurear". Además de este procedimiento, digamos, un poco drástico, también las consigue gracias a sus familiares, amigos y conocidos. Ni que decir tiene que gracias a internet ha podido establecer contacto con muchos coleccionistas de todo el mundo con los que puede intercambiar etiquetas. Entre los más numerosos se encuentran coleccionistas franceses, italianos, croatas y, por supuesto, españoles. Como anécdota, nos cuenta Angel que uno de los colaboradores que más etiquetas le ha facilitado y más diversas, es un embajador estadounidense en un país remoto de la tierra.
Angel no se limita a guardar las etiquetas para conocer el nombre del agua, sino que se interesa por los análisis químicos de cada una de ellas, lugar de origen, empresa elaboradora, historia del manantial de donde proceden, etc. Nuestro coleccionista tiene una página en internet pero hace tiempo que no la actualiza, ya que era gratuita y wanadoo dejó de mantenerla. Como corría el riesgo de que si la "reseteaba" podía perder toda la información que había "colgado", decidió dejarla tal y como estaba. Ahora tiene idea de comprar un dominio y pagar el alojamiento, pero supone mucho trabajo y no encuentra el momento de ponerse a hacerlo. De todos modos, ya tiene escaneadas sus 9.000 etiquetas, que también están perfectamente estructuradas y guardadas.
En la web de Angel todavía poemos apreciar que su atención no se reduce sólo a la etiqueta del agua, sino que ofrece información de los países de origen, de sus banderas, de su situación geográfica y muchos otros datos. A él le interesa la información que se ofrece en la superficie de la botella, pero también la que se esconde en la profundidad del manantial. Nuestro coleccionista ha encontrado en el líquido elemento, el más común, la manera de distinguir y conocer territorios y culturas.