martes, 25 de noviembre de 2014

Los productos milagro




Se puede creer en los milagros...
siempre que sean gratis.



Alan Bawden es un coleccionista argentino de marcas, más exactamente, de logotipos y diseños de distintas marcas en distintos formatos, que puedan ser recortados y pegados en una especie de gran álbum que tiene. 
Ya hemos hablado en alguna ocasión de lo que es una colección "abierta", aquella cuyo tema es tan amplio que es imposible completar y, también hemos dicho, que colección "cerrada" significa todo lo contrario. Evidentemente, para la colección de Alan aún se debería crear otra clasificación, la de SUPER-ABIERTA.
Con el fin de poner un poco de orden en todo ello, Alan ha hecho diferentes apartados o grupos cpn el material que va recopilando, entre los que se encuentran el de envoltorios, publicidades y envases desde los años 30 hasta la actualidad. Por otro lado, procura ir centrándose en temas específicos, como son las golosinas, alimentos, productos de limpieza, productos de tocador y, más recientemente, artículos de electrónica, televisión, automóviles y música. Nosotros hablaremos aquí del grupo o apartado en el que reúne a los productos conocidos popularmente como "milagrosos", ya sean alimentos, medicamentos o artículos de higiene y belleza. 
La mayor parte de su colección está compuesta por productos argentinos, aunque últimamente va incorporando material de otros países.
El origen de la colección, que fueron las etiquetas, se remonta a cuando era un niño, con 11 años, porque siempre le han llamado la atención lo coloridas y llamativas que resultaban. Después, las marcas fueron cambiando sus presentaciones y, de repente, se encontró con que aquellas etiquetas que guardaba se revestían para otras personas de un valor nostálgico y reactivador de muchos recuerdos propios.  Y como Alan siempre ha tenido cierta habilidad para manualidades y recortes, empezó a agruparlas de un modo que a muchos les resultaba atractivo. Y así fue como despegó la colección. Era el año 2002.
Al principio juntaban lo que más fácilmente conseguía a su alrededor: papelitos de alfajores, galletitas, caramelos. Después continuó con alimentos y bebidas, incluyendo publicidad antigua. Agregó medicamentos y artículos, no necesariamente etiquetas (como calendarios, cd´s o juegos de cartón) comerciales, después llegaron los productos de limpieza y baño. Pero nosotros, como hemos dicho, nos ocuparemos solamente de los productos que prometen más de lo que pueden dar, de los que crean muchas expectativas que acaban no satisfaciendo.
Nos cuenta Alan que este tipo de artículos presenta una gran variedad y los ha habido en todas las épocas. Van desde los digestivos, laxantes, adelgazantes, antiácidos, analgésicos, crecepelos, antiarrugas... y se presentan como champús, quesos, cremas, yogures, jaleas, etc. No hay que olvidar que hasta la famosa Coca Cola empezó siendo publicitada en el siglo XIX como un remedio milagroso, y se le atribuyeron cualidades especiales  y curativas hasta mediados del siglo XX.
Dentro de esta extensa gama de dolencias y problemas que se pretende resolver, unos de los productos más solicitados son todos aquellos que ofrecen proporcionar relajación, tranquilidad, poder dormir por las noches... pero también todo lo contrario, pues hay mucha demanda de vigorizantes, estimulantes y todo lo que combate el cansancio y la inapetencia. Y es que las manifestaciones de estados de ánimo como ansiedad, irritación, apatía, etc. son como una losa para vivir plenamente, pues se necesita estar en forma para hacer todo lo que queremos, así es que para combatir los problemas se busca la solución con alguna pequeña  ayuda extra... ¡quien sabe! un zumo, una galleta, una pastilla, una tisana... nos ayudarán.
También están los problemas meramente fisiológicos, como son los ardores de estómago, problemas intestinales, etc. para los que se intenta encontrar una solución fácil, sin tener que pasar por el médico. Y no digamos ya, de las preocupaciones de tipo estético, que son un tormento para muchas personas que pretenden luchar contra sus problemas en solitario, problemas como pueden ser la obesidad, caída del cabello, debilidad de las uñas, arrugas, flacidez y muchas más cosas.
Alan ha observado que con el transcurrir del tiempo ha habido una clara evolución en la publicidad de estos productos milagrosos. Se han suprimido muchos adjetivos, que antes proliferaban en los textos para hablar de los beneficios de tomar tal o cual producto, por lo que en la actualidad se han reduciendo los textos y las explicaciones drasticamente. Ahora se busca el impacto visual, dejando atrás la verborrea. Las empresas comerciales se dirigen a un público más adulto y entendido que no quiere promesas absurdas sino soluciones razonables. También hay que decir, que actualmente en muchos países existe una legislación estricta que vigila el tipo de propiedades que se puede atribuir un producto, y se sanciona a los responsables cuando anuncian algo que no se corresponde con la realidad. La publicidad engañosa está completamente prohibida. 
Dentro de esta evolución de la publicidad, una cosa llama la atención, y es el lenguaje desenfadado y sin tabús que se utiliza en nuestro días. Antiguamente se intentaba vender remedios para algo que no se nombraba claramente, por considerarse tema delicado, y para lo que se tenía que recurrir a eufemismos. Especialmente con temas referentes a la mujer. Hoy estamos en la fase de "al pan pan y al vino vino".
Otro tema que le llama la atención a Alan, dentro de lo que es la publicidad engañosa, o exagerada, es la de los productos vendidos en las parafarmacias, algunos de los cuales, siendo claramente medicamentos, se pueden comprar sin receta médica. Bueno, hay que decir que incluso se anuncian abiertamente algunos medicamentos. Dado que muchos de ellos están destinados a la población infantil, nuestro responsable coleccionista piensa que con eso no habría que frivolizar, sino procurar ser más cuidadoso, si cabe. Es el caso, por ejemplo, de las vacunas, calmantes, etc.
Si hablamos mucho de la publicidad de los productos milagro y poco, en realidad, de los productos en sí mismos, es que la variedad en las presentaciones y los fines perseguidos son tan diversos que no puede presentarse como un grupo homogéneo. En este terreno, como en cualquier otro, hay que estar con los ojos bien abiertos y procurar discernir un poco entre lo que promete un artículo y lo que puede ofrecer. Si te compras crema Colgate con la esperanza de que te cambien el marido, es casi seguro que no vas a conseguir lo que pretendes.        
Alan está digitalizando todo el material que ha acumulado, que es mucho. Lo ha conseguido comprándolo personalmente o gracias a las aportaciones de familiares y amigos y, también, con la ayuda de todas esas personas amables que contactan con él vía internet, mandándole desde sus países lo que consideran que le puede interesar. Poco a poco va creciendo el contenido e incluso ponen chistes referidos a marcas comerciales. También quiere colgar videos de reseñas de comidas exóticas.
Tiene un blog "El gran libro de las marcas" donde está intentando recopilar todo el material que ha reunido.
Yo también le quiero hacer un regalo a Alan. Es un anuncio publicado en "El Diario de Huesca" del 22 de agosto del año 1928, de Hipofosfitos Salud. Está recomendado para: "los achaques de la edad, desgaste de su existencia ajetreada, convalecencias interminables, niños enclenques, nervios irritables, agotamiento, anemia" y se asegura en el anuncio, que todos esos problemas se acabaron "bajo la acción poderosamente tónica y reconstituyente de los HIPOFOSFITOS SALUD, fuente vida, de sangre joven y de fuerza".  Espero que te sirva, Alan (el anuncio, no los Hipofosfitos). 
   


martes, 18 de noviembre de 2014

Lote Nº 121 de imágenes de casas construidas sobre la vía pública o pasajes

Foto nº 727: Capileira (Granada).  Peter Niessen
Foto nº 728:  Tarazona (Zaragoza). Silvia Isabal Mallén
Foto nº 729: Torremolinos (Málaga). Jesús Monreal
Foto nº 730: Sevilla. Peter Niessen
Foto nº 731: Tarazona (Zaragoza). Silvia Isabal Mallén

Foto nº 732: Tarazona (Zaragoza). Silvia Isabala Mallén.


Si queréis enviarnos fotos, podéis hacerlo a:
mjfuster20@yahoo.es
¡GRACIAS!


miércoles, 12 de noviembre de 2014

Dispensadores PEZ



Se prohíbe FUMAR
Pero se permite PEZear




Igor López es un joven de Basauri (Bizkaia) que colecciona dispensadores de caramelos PEZ.
Probablemente todos conocéis estos caramelos, cuyo primer eslogan publicitario nos ha servido de título, pero vamos a recordar su curiosa historia.
Fue en Viena, en 1927, cuando Edward Haas (1897-1986) creo unos dulces de menta comprimidos que vendía en unas cajas metálicas, tipo pastillero. Les llamó PEZ porque es el resultado de unir la primer letra, la última y la del medio de la palabra PfeffErminZ, que significa menta apimentada, justo el sabor que tenían los caramelos. Aunque al principio tenían forma redonda, pronto pasaron a tener el aspecto adoquinado actual.
A finales del año 1949 empezó a comercializarlos en unos dispensadores con forma de mecheros, pues estaban dirigidos a ser consumidos, fundamentalmente, para dejar de fumar. Se pretendía que el gesto de encender el mechero diera paso al de apretar el dispensador para sacar un caramelo. Precisamente, su campaña publicitaria decía así "Cigarrillos NO, PEZ, SÍ" y lo cierto es que no tardó en ponerse de moda entre las personas adultas y elegantes.
A raíz de la Segunda Guerra Mundial se tuvieron que suspender las actividades de dicha fabricación, que contaba ya con dos centros de producción, uno en Austria y otro en la entonces Checoslovaquia. Terminada la contienda se retomó.
En el año 1952 Edward Haas abrió una sucursal en Estados Unidos y fue allí cuando se pensó en dirigir el consumo de sus caramelos fundamentalmente al público infantil. Para apoyar esta iniciativa se hicieron los caramelos con sabores de frutas, como fresa, naranja, limón, cereza, etc. y se vendían con los dispensadores a los que se había añadido la cabeza de algún personaje infantil popular, como Mickey Mouse, Donald, Santa Claus, etc. 
El primer personaje que apareció en un dispensador fue Popeye, en 1958. En 1os años 80 salieron las series de Garfield, Snoopy, los Pitufos, Spiderman... Hasta el 2006 solo se hicieron personajes de Disney, Superhéroes, Looney Tuner... pero a partir de entonces se empezaron a presentar también de otros personajes, como American Chopper, Elvis y el propio Kiss.
Mientras tanto, en 1972 se inauguró una nueva filial en Japón, que lanzó una producción bastante diferenciada. En España se empezaron a fabricar en 1973.
El tamaño habitual o normal de los dispensadores, es de 12 centímetros. Existen los minis, en Japón, de 6 a 7 centímetros, que lucen personajes muy populares, y también se fabrican dispensadores de tamaño XXL, que alcanzan unos 30 centímetros y dispensan todo el paquete de caramelos entero. 
Sea cual sea el tamaño, está claro que Igor no ha sido insensible al atractivo de estos envases y lleva unos años coleccionándolos, desde el 2011 para ser exactos, y nos confiesa que una de las principales razones de hacer esta colección es que le traen recuerdos de la infancia. No sabe muy bien cuántos tiene ahora, pero, desde luego, más de 1.000, además de todo lo que encuentra de merchandising. 
De todos modos, recuerda que empezó la colección un poco por casualidad, porque su mujer  hacía colección de Hello Kitty y su suegra (Begoña, nuestra coleccionista de gomas de borrar) le regaló un dispensador gigante. 
Pasado un tiempo, otra vez Begoña, quiso contribuir a la colección de su hija y le compró por internet un lote de dispensadores y, entonces fue cuando Igor, al ver la variedad de personajes que había, aparte de los de Disney, empezó a interesarse por el tema, a mirar en eBay, etc. hasta el punto que su mujer, que renunció a tomárselo tan en serio como él, lo dejó al frente de la colección. 
Y, hablando de eBay, es conocida la anécdota en la que los protagonistas son los dispensadores PEZ. 
El francés Pierre Omidyar, casado con la americana Pamela Wisley, se sorprendió al ver los resultados de una iniciativa de su mujer. Ella era coleccionista de los dispensadores PEZ y puso en funcionamiento por internet una bolsa donde poder intercambiar, comprar y vender piezas de la colección, que tuvo mucho éxito. Viendo lo bien que funcionaba ese espacio de encuentro, Pierre Omidyar fundó en 1995 eBay. Si ésto fuera cierto, los caramelos y dispensadores PEZ habrían sido la "musa" de un gran proyecto. 
Como curiosidad, digamos que ahora se vuelven a vender los caramelos en las cajitas de latón que se hacían al principio, con una decoración parecida a las de entonces, pero en la actualidad contienen caramelos sin azúcar.
Igor, tiene un blog "Por la boca sale el PEZ", donde da información muy interesante y ofrece muchas entrevistas con otros coleccionistas. Además, cuenta con un canal de Youtube, donde los protagonistas son los temas relacionados con su colección, y que os recomendamos visitar.
Actualmente, los caramelos PEZ se mueven como lo que son, como pez en el agua por todo el mundo. La sede de la compañía está ubicada en Austria, los caramelos se fabrican en Orange (USA) y los dispensadores en Hungría y China. Y consumirse, se consumen por doquier (por no repetir "por todo el mundo"). 
Y, antes de terminar, queremos preguntarle a un experto como Igor si entre todos los dispensadores que tiene hay alguno que le gusta más que los otros y, desde luego, tiene sus preferidos. Nos cuenta que sus set favoritos son los de El Señor de los Anillos, el Mago de Oz y los mini PEZ de los Moomin. 


  
  

martes, 4 de noviembre de 2014

Una colección de abanicos





Cadencia refrescante


Siempre decimos que para nosotros todos los coleccionistas son igual de importantes, y así es, pero lo que hay que admitir, es que unos han conseguido mayor reconocimiento que otros con sus colecciones.
Si hablamos de Inmaculada Manfredi, no puede negarse que es una de las mayores coleccionistas de abanicos de España y que es un punto de referencia para todo aquél que quiera documentarse o disfrutar con el tema de los abanicos. Inmaculada ha organizado exposiciones en centros y entidades de prestigio, y numerosas publicaciones y medios audiovisuales le han dedicado su atención.
Queremos precisar, para empezar, que Inmaculada no se limita a ocuparse de los abanicos en sí, sino que también está interesada en todos aquellos objetos en los que se les representa o menciona. Y no es dificil encontrarlos, ya sea en obras literarias, pintura, escultura, cajas de cerillas, botones, joyería, ilustraciones, etc.
Nos cuenta que, como les suele ocurrir a muchos coleccionistas, no sabe exactamente cuando comenzó con la colección. Y es que el proceso suele ser así: una persona se siente atraída por algún objeto determinado, sin saber muy bien a qué responde este interés y, a medida que se va rodeando de ellos es cuando se convierte en un verdadero coleccionista, pasando de ser un simple acaparador a sentir la necesidad de conocer qué tiene entre manos, de ponerlo en valor, de formarse y aprender un poco más sobre el objeto de su devoción. Y aunque Inmaculada no recuerde la fecha exacta de cuándo empezó su colección, sí que tiene muy claro qué fue lo que le atrajo de los abanicos. Pero antes de averiguar eso, hablemos brevemente de qué es un abanico y cuál es su historia.
Aunque determinar los orígenes de cualquier cosa siempre resulta difícil, se suele mencionar que las primeras referencias al abanico se encuentran en Egipto y datan del tercer siglo a. C. Del siglo II a. C. existe algún ejemplar encontrado en la tumba de Tutankamón. Entonces se trataba de abanicos fijos formados por un penacho de distintos materiales como plumas, tejidos, fibras vegetales, etc. sujetos a un mango largo. Eran abanicos ceremoniales o litúrgicos utilizados casi exclusivamente por el faraón. En otra ocasión, nos ocuparemos de los abanicos fijos, pero en este espacio nos limitaremos a los plegables.
¿Hay que explicar qué es un abanico? siempre es mejor saber de qué se habla.
Dice el diccionario que un abanico es un utensilio para dar o darse aire, y que está formado por una serie de varillas unidas radialmente por un extremo, cubiertas por una pieza generalmente semicircular de tela, papel o piel decorados. Para usarlo se agarra por el extremo donde están unidas las varillas y se mueve con la mano de un lado a otro; se puede plegar juntando las varillas, de modo que quede la pieza de tela, papel o piel doblada entre una varilla y otra.
La invención de los abanicos plegables se la disputan los chinos  japoneses y se remonta al siglo XI, aunque hay indicios de que fue ya en  el siglo VII cuando un japonés diseñó el abanico plegable siguiendo la estructura de las alas del murciélago. Hay que reconocer que fue un invento ingenioso y que desde que existe ha cumplido múltiples funciones, desde ser un aliado en las artes marciales, que se practican en China y Japón, a ser un arma de seducción en las manos de una mujer, un adorno para mostrar el estatus social  o, incluso, hasta para darse aire y refrescarse un poco.
En Europa no empezaron a utilizarse hasta el siglo XVI y parece ser que los trajeron los portugueses desde Japón, aunque fueron los italianos los primeros en fabricarlos. 
Y fue precisamente una italiana, Catalina de Medicis, quien los introdujo en la corte de Francia. A mediados del siglo XVIIl los franceses exportaban a toda Europa, siendo considerado el siglo XVIII como la edad de oro de los abanicos.
Una idea de su popularidad la podemos encontrar a través de los retratos de reinas y favoritas, a las que nunca les suele faltar este artístico y útil objeto en las manos. Recordemos desde Elisabeth I de Inglaterra, que era una gran coleccionista de ellos, y a la que se atribuye la frase que el abanico "era el único regalo que una reina podía aceptar" hasta la reina María Antonieta o Eugenia de Montijo, verdaderas apasionadas de este artilugio. En el caso de Elisabeth I, aparece en muchas ocasiones con abanicos fijos, pero también plegables.

Actualmente en muchos países han caído en desuso y se fabrican prácticamente todos en China y Japón y algún otro país oriental. En Europa, los únicos productores son Italia y España. Aparte de los destinados a su uso habitual, también son populares los que se ofrecen como objeto de recuerdo o para hacer publicidad.
Retomando la cuestión de por qué se aficionó Inmaculada a los abanicos, nos cuenta  que se sintió atraída por ellos precisamente por su ¡sonido! Y no es que hayamos cambiado de tema y estemos hablando ahora de instrumentos musicales, sino que seguimos refiriéndonos a los abanicos.
Nos explica nuestra coleccionista que su "ras, ras, ras" rítmico, acompasado y lánguido fue lo primero que le llamó la atención de ellos. Posteriormente, fue interesándose en la estética, la procedencia, en los valores sentimentales que encerraban y muy tardíamente, en el valor económico que podían tener.
Confiesa Inmaculada que a la hora de clasificar las piezas de su colección, no sigue una norma rígida. Por lo que se refiere a los abanicos, por ejemplo, los de tema taurino conforman una sección específica. Los orientales otra; los que ella considera "curiosos", otra, y así hasta que llega el momento de hacer una exposición y entonces todas las piezas cobran vida, ya que deben adaptarse al lugar, la circunstancia o el gusto de quien encarga la exposición. 
Muchas son las cosas que nos quedan en el tintero sobre los abanicos, pero este espacio es limitado. Para saber más sobre el tema, os recomendamos el blog de Inmaculada, Colección Manfredi